La mitad de los jóvenes de la Región de Murcia afirman haber sido víctimas de mensajes de odio
Un estudio realizado por Columbares sitúa la Comunidad a la cabeza de las autonomías españolas donde más incidencia tiene este problema
Los jóvenes de la Región de Murcia son, solo por detrás de los ceutíes, los que sufren en mayor número mensajes o comentarios de odio, ... según un estudio realizado por la ONG Columbares sobre la infradenuncia de delitos de odio en España.
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La investigación señala que la mitad de los jóvenes murcianos (50,9%) reconocen haber sido objeto de algún mensaje de odio, cuando la media española está en el 38,5%. Ceuta es donde se registra el mayor porcentaje, con un 54,7%, y Extremadura, donde menos, con un 27,5%.
El trabajo ha sido elaborado con la colaboración de la Universidad de Murcia, en el marco del proyecto 'Está en tu mano', financiado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Se basa en las respuestas a un cuestionario sobre mensajes y delitos de odio y en las entrevistas realizadas a 18 víctimas de estos delitos. Un total de 3.030 jóvenes de institutos de Educación Secundaria Obligatoria de todas las comunidades autónomas participaron en la encuesta, de ellos un 3,63% pertenecientes a centros de la Región.
El estudio resalta que «la Covid-19 vino acompañada de un incremento de los índices de rechazo y odio hacia determinados colectivos, más específicamente la étnia asiática», una situación que «continúa aumentando». Cita al respecto los datos de la oficina nacional de lucha contra los delitos de odio, que registró un aumento del 10% en el año 2020, una circunstancia que, según apuntan los autores, «es muy preocupante y pone en riesgo nuestro valioso estado del bienestar».
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Las respuestas al cuestionario muestran que un 9,6% de los jóvenes participantes han recibido de forma reiterada mensajes de odio y sufrido, por tanto, un trato discriminatorio u ofensivo; el 7,3% los han sufrido con bastante frecuencia y el 2,3% con mucha frecuencia.
En lo que respecta a la prevalencia de los delitos de odio, el 38,5% de los jóvenes españoles afirman y se reconocen a sí mismos como personas que han sufrido delitos de odio, frente al 61,5% que indica que no.
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Una de las conclusiones de la investigación indica que, «lejos de desaparecer, los prejuicios se han visto retroalimentados e interiorizados en las nuevas generaciones, todos ellos, pero especialmente aquellos que hacen referencia a lo étnico-cultural».
Según la oficina nacional de lucha contra los delitos de odio, las víctimas suelen ser mayoritariamente hombres (62%), de nacionalidad española (78%), elegidos intencionalmente por una característica inherente especifica como la raza, condición sexual, ideología o religión.
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El trabajo apunta que la puesta en marcha en 2019 del plan de acción de lucha contra los delitos de odio por el Ministerio de Interior «probablemente contribuyera al aumento de las denuncias». Sin embargo, las autoras del trabajo, María Pina Castillo, María Ángeles Hernández Prados y Begoña Galián Nicolás, lamentan que todavía «el bajo índice de denuncia de los delitos de odio es más que preocupante».
Sobre la difusión de estos delitos, se indica que «los medios no tangibles van abriéndose paso frente a los físicos (oral, escrita, audiovisual, etc.), encontrando en internet y en las redes sociales la forma idónea de propagación y resultando mucho más difícil el poder atajarlos». El trabajo alerta de que, «sin menospreciar, pero tampoco demonizar, las redes sociales son un contexto potenciador de los delitos de odio», aunque también considera que ofrecen posibilidades para impulsar la lucha contra ellos.
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Los de orientación sexual y de carácter étnico, los más comunes
Entre las modalidades de delito de odio más comunes, el estudio de Columbares cita las relacionadas con la orientación o identidad sexual, con un 80,4% de prevalencia elevada y un 13% ocasional; seguidas de las de carácter étnico (80% elevada y 13% ocasional) y las derivadas de la apariencia física (79,8% elevada y 13,3% ocasional). Por contra, los delitos de odio menos frecuentes son los de tipo religioso, con un 44,6% elevado y un 41,5% ocasional; seguidos de aquellos que incitan a la violencia por la vulnerabilidad económica (49,8% elevado y 36,7% ocasional) y por la ideología (54,7% elevado y 32,3% ocasional).
Los resultados de la encuesta muestran que el 70% de los jóvenes detectan odio en el mensaje de que 'las personas discapacitadas son un estorbo', frente a un 24,1% que no lo ve como tal.
El estudio interpela a los jóvenes sobre frases concretas para conocer qué es para ellos un mensaje de odio. La afirmación de que 'los inmigrantes son delincuentes' sí lo es para un 72%, y un 69,4% piensa lo mismo de la aseveración de que 'los musulmanes son violentos y retrógrados'. El porcentaje de los que creen que la afirmación de que 'los gitanos no son de fiar' es un prejuicio es del 66,3%. Por otro lado, según las respuestas de los participantes, casi un 25% considera que decir que 'las personas mayores son un estorbo' no es un mensaje de odio, «por lo que se alimenta la creencia que sustenta el odio», indica el estudio. Asimismo, un 20,7% no aprecia que haya odio en la afirmación de que 'la homosexualidad es antinatural', y un 19,9% piensa lo mismo de quienes sostienen que 'los pobres son unos vagos'.
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