El rescate del barco fenicio de Mazarrón entra en la cuenta atrás

Tres décadas después del descubrimiento fortuito, un equipo formado por trece expertos (entre arqueólogos y restauradores subacuáticos, técnicos de laboratorio y un documentalista gráfico), comandados por Carlos de Juan, de la Universidad de Valencia, se dispone a extraer el pecio que se conserva dentro de una 'caja fuerte' a 2,5 metros de profundidad y a unos 50 de la orilla.

La misión se ejecutará este verano, aprovechando las mejores condiciones meteorológicas y de temperatura del agua, con una duración de dos meses. La Consejería de Cultura, que sufraga la operación con una partida de 350.000 euros, tiene previsto presentar los detalles del plan de trabajo el próximo martes, por lo que el inicio de las labores previas parece inminente. Se abrirá entonces una nueva fase -la más delicada- de un proyecto que representa un hito para la comunidad científica. Hasta ahora se han desarrollado diferentes campañas arqueológicas para garantizar la protección de la nave en su localización submarina. Incluso se llegó a plantear su conservación 'in situ', y su musealización dentro de una cámara acristalada. Pero en marzo de 2021, un encuentro internacional de expertos, auspiciado por la Consejería y el Ministerio, zanjó la cuestión y se apostó por la extracción como la mejor alternativa para asegurar la salvaguarda de esta joya de la arquitectura naval. Pesó en esa decisión los informes técnicos que avisan del impacto negativo de los temporales, más aún con el panorama de incertidumbre que se abre debido al cambio climático. «El entorno físico es desfavorable para el futuro del pecio», llegaba a advertir un informe del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex).

Según la información que ha trascendido hasta ahora sobre la operación de rescate, la nave fenicia no se extraerá de una sola pieza, sino en secciones, cada una de «un tamaño manejable» por tres o cuatro personas tanto dentro como fuera del agua. Esta «división quirúrgica», en palabras de De Juan, se realizará aprovechando las fisuras, grietas y juntas arquitectónicas que presenta el casco. Para ello se confeccionó un modelo tridimensional del pecio a partir de la toma de más de 2.000 fotografías. Cada porción, una vez separada, se sacará a la superficie en un molde o chasis a medida, con el fin de evitar su desintegración. El director de los trabajos recuerda que después de tanto tiempo sumergida, la madera ha perdido su celulosa y se encuentra totalmente empapada.

El equipo desarrollará jornadas de ocho horas. En tierra, a pie de excavación, se montará un laboratorio de campaña donde las piezas serán examinadas y preparadas para su envío por carretera hasta las instalaciones de Arquatec, los laboratorios del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua), en Cartagena. Será en esas instalaciones donde se acometerá la restauración de la nave. El proceso de estabilización y consolidación se alargará durante cinco años. Así que el barco fenicio no estará listo para su exposición al público hasta 2029.

Su ubicación definitiva sigue en el aire, después de que Mazarrón haya reivindicado acogerlo en un futuro museo. El municipio sigue a la espera de una contestación del Ministerio de Cultura a su ofrecimiento. El Arqua es la otra opción, donde ya se muestra el 'Mazarrón I' (la quilla, restos de cuatro cuadernas unidas a nueve fragmentos de tracas y parte de una de las bordas de otro barco fenicio localizado en 1988 también en La Isla).

La extracción del 'Mazarrón II' permitirá dar un notable impulso a la investigación de la arquitectura naval y de las rutas de navegación fenicias ligadas al comercio. «No tenemos otro pecio tan completa de esta cultura y esa cronología», indica Carlos de Juan. Es lo que los arqueólogos denominan un 'unicum': una pieza singular, sin parangón.