Tradición artesana lorquina con sabor a Navidad
Los dueños de pequeños obradores están en plena producción de los dulces y turrones que elaboran siguiendo las recetas de sus antepasados
«Mi madre tenía unas manos de oro y mi herencia son sus recetas», afirma orgulloso Francisco Jódar, un repostero de Zarcilla de Ramos que afronta unas semanas de infarto en su pequeño obrador, en el que comenzó a ayudar a sus padres cuando tenía 12 años. Al fallecer estos, los hijos retomaron la elaboración de dulces de Navidad e iniciaron la búsqueda de clientes fuera de la pedanía, de apenas un millar de habitantes, para poder salir adelante. Reconoce que «nos ha ido muy bien, es imposible servir todo lo que nos piden porque tenemos un negocio pequeño y estamos limitados de personal».
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Los dulces con el sello de Zarcilla de Ramos elaborados en su obrador son de los más apreciados en las pedanías altas y en la ciudad de Lorca y asegura que su secreto es utilizar ingredientes de calidad. Este puente de la Constitución ha arrancado la producción más importante de mantecados, alfajores en obleas, cordiales de almendra, suspiros, bilbaos, pasteles de cabello de ángel y tortas de pascua que se mantendrá hasta el día de Nochebuena. Jódar interviene en toda la cadena de producción, desde contactar con los proveedores y elaborar la masa hasta empaquetar y hacer el reparto a los clientes. «Es una locura, no me da tiempo a atender el teléfono».
María Blanco pertenece a la cuarta generación de artesanos del turrón que inició su bisabuelo en 1912. El 1 de noviembre la pequeña empresa inició la elaboración de casi 4.000 kilos de turrón y bilbaos de almendra y cacahuete que finalizará el día 25. Sus principales clientes están en Lorca, pero la empresa también tiene distribuidores en el resto de la Región y en las provincias de Almería, Albacete y Alicante. Junto a los sabores tradicionales del guirlache de almendra y del turrón de nieve con fruta escarchada han introducido otros nuevos como el turrón de pistacho que «hay que probar porque está buenísimo», recomienda entusiasta Blanco.
El 'panettone' se ha introducido con fuerza en la pastelería La Lorquina, que vende 200 a la semana
La tradición del 'panettone' importada de Italia se ha introducido este año con fuerza en el obrador de la pastelería La Lorquina que regenta Pedro Ángel Ayala. Ser subcampeón en el concurso nacional de este dulce celebrado en el evento Región de Murcia Gastronómica le ha servido para multiplicar las ventas, que hasta ahora eran residuales. «Antes hacíamos tres o cuatro a la semana, ahora son 200 y aún no ha llegado la Navidad», asegura Ayala, que suma clientes también fuera de la Región. Reconoce que en el obrador «llevábamos varios años luchando» por introducir el 'panettone' en las casas lorquinas sin conseguirlo.
Desbordados por los pedidos
«Nos ha desbordado porque somos artesanos, no tenemos infraestructura para esto y tampoco personal suficiente. No sabemos cómo lo vamos a hacer», dice el pastelero, que espera que las ventas suban en las próximas semanas. La elaboración es compleja porque el proceso se prolonga durante tres días para hacer una tanda y «no podemos atender todos los pedidos, siempre faltan» dulces.
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Para el concurso elaboraron un 'panettone' con especias, frutos secos y dátiles para transmitir la esencia de las diferentes civilizaciones que han pasado por Lorca, pero también los hacen de chocolate y fruta, que gustan a partes iguales. El obrador está además en plena producción de cordiales, rollos de anís, nevaditos, bilbaos de almendras y alfajores, pero «como esto siga así nos vamos a tener que dedicar solo al 'panettone'», bromea Ayala.
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