Así es el transporte de los trabajadores del campo mientras la ciudad duerme
Cada madrugada, 400 autobuses y decenas de furgonetas salen del centro con más de 12.000 personas para trabajar en el campo
A las cinco de la madrugada, en el puente de San Diego, Aicha espera sentada en el suelo, junto a decenas de jornaleros, el autobús ... que la llevará a Jumilla (142 kilómetros) para quitar las malas hierbas en una plantación de lechuga. Se levantó a las cuatro, ya ha dejado a su hija de ocho años con una cuidadora y no regresará a casa hasta pasadas las siete de la tarde. «Solo en el autocar estamos casi cinco horas entre la ida y la vuelta porque va muy lento», se queja. Cuando termine su jornada laboral, tendrá que recoger a la niña y cocinar la comida para el día siguiente de ella y de su marido, también trabajador agrícola. Ambos proceden de Marruecos. «El invierno es muy duro. De enero a marzo trabajamos con hielo, las manos se nos llenan de llagas y sangran», afirma resignada. Mientras Aicha atiende a LA VERDAD, pasan apresurados varios hombres y mujeres vestidos con ropa de trabajo con carritos de bebé para dejar a sus hijos antes de iniciar su jornada. Las sillitas van cubiertas con protectores de plástico para que los niños no sufran el frío de la madrugada.
Entre las cuatro y las siete de la mañana, mientras la ciudad duerme, parten desde Lorca 400 autobuses y decenas de furgonetas para trasladar a más de 12.000 personas a plantaciones agrícolas situadas en las pedanías de Lorca y poblaciones limítrofes, como Puerto Lumbreras y Águilas, pero también en Cartagena, Yecla y Jumilla. El transporte agrícola que sale de las paradas ubicadas en el extrarradio llega hasta Pulpí, María y Huércal-Overa en Almería, Albacete, y hasta Baza, Guadix y La Puebla de Don Fadrique, en Granada.
Las paradas de autocares y furgonetas son muy cortas, de apenas dos minutos, el tiempo justo para que suban los trabajadores, pero uno de los conductores, Washington Cisneros, se baja unos segundos para reclamar una zona techada para los jornaleros en las paradas para que se puedan resguardar del frío y la lluvia. «Veo a los pobres esperando y me da pena, no sabéis lo que pasa esta gente». Su autobús se dirige a Aspe, cerca de Alicante y tardará en llegar una hora y tres cuartos.
Algunos jornaleros también ejercen de chófer para el resto de la cuadrilla tras inacabables turnos en las fincas
Por debajo del salario mínimo
La infracotización, los salarios bajos y la contratación de personas sin la documentación necesaria o sin darlas de alta en el sistema especial agrario son prácticas que se extienden hasta el 60% de los trabajadores agrícolas, afirma el sindicato Redes. En muchos casos cobran entre seis y siete euros brutos la hora, cuando el convenio establece 7,70 euros. «Son trabajadores abocados a vivir en la economía sumergida» porque muchos de ellos cotizan solo entre cinco y ocho días al mes, dice el sindicato. «No hay que demonizar a las empresas, las hay que cumplen, sobre todo las grandes, pero el que no lo hace bien tiene que cumplir», matiza.
Said es marroquí, y espera el transporte para dirigirse a una finca de Chirivel, en la provincia de Granada. Asegura que trabaja de lunes a sábado y cobra seis euros la hora a través de una empresa de trabajo temporal (ETT). «No pagan mucho pero es lo que hay, cogemos el trabajo y nos aguantamos», afirma con una sonrisa amarga. Mohamed, de 21 años, ya lleva dos trabajando en el campo. Está a punto de montarse en el autocar que lo llevará hasta La Puebla de Don Fadrique para trabajar por 6,50 la hora. «Las ETT nos roban, las empresas no», dice convencido. Joanna es polaca y se dirige a una finca de Topares donde le pagan solo 6,30 euros la hora. «La gente no habla, se conforma», afirma esta mujer de 51 años que lleva 15 como trabajadora agrícola. Permanecerá en Lorca como temporera seis meses y regresará a su país donde viven su marido y sus tres hijos. «Allí no hay trabajo, pero no me planteo traer a mi familia».
«No se rebelan, asumen las condiciones laborales y salariales y saben que siempre hay trabajo», añade Redes. Las retribuciones suben de forma apreciable para los que trabajan a destajo, pero la cuestión es «cuánto tiempo pueden aguantar así». Es la misma pregunta que se hace Ángel Torregrosa, secretario general de CC OO en Lorca y el Valle del Guadalentín, que explica que trabajadores de 40 años tienen la incapacidad permanente porque «no les da el cuerpo para más».
En la parada de Ronda Sur aguardan jornaleros de Ecuador, Costa de Marfil, Mali y Senegal. Los españoles son solo entre el 5% y el 10% del total, según Redes, y Kevin es uno de ellos. Tiene 28 años, pero ya lleva más de una década en el campo y admite que «con la edad que tengo estoy baldado, cuando llego a mi casa no tengo ganas ni de cenar. En qué me veo de que llegue el sábado».
Algunas empresas tienen tanto trabajo que hacen dos turnos y el de tarde acaba a las 11 de la noche, explica Yolanda, una jornalera de Ecuador. Ahora está yendo a Baza a recoger lechuga y regresa a casa a la una de la madrugada. Explica que «la gente cree que las luces que se ven de noche desde la carretera son casitas iluminadas, pero somos nosotros» trabajando en el campo.
Torregrosa también llama la atención sobre el transporte porque «la inmensa mayoría son autocares viejos tirando a viejísimos y no reúnen las condiciones aunque pasen la ITV. No puede ser que no lleven aire acondicionado ni calefacción». En los últimos años muchos de los autobuses han sido sustituidos por furgonetas «más difíciles de detectar» por la Policía y la Guardia Civil y que, además, «implican mayor riesgo» de accidente laboral, porque «el chófer del autocar se dedica solo a eso» pero el de la furgoneta, además de trasladar a los jornaleros, trabaja como uno más todo el día.
Eso fue exactamente lo que ocurrió la semana pasada en el terrible accidente de La Almudema (Caravaca de la Cruz), en el que murieron tres jornaleros marroquíes cuando regresaban a Lorca después de un día de trabajo en Archivel y en el que otros seis trabajadores resultaron heridos. El conductor sufre traumatismo craneoencefálico, está muy grave en un hospital de Alicante y se teme por su vida.
Protesta de trabajadores
La presidenta de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes (Atim) en la Región de Murcia, Sabah Yacoubi, afirma que los conductores de furgonetas madrugan más que el resto para recoger a sus compañeros en las paradas. Estos normalmente duermen en el trayecto, por lo que el cansancio que acumula el chófer es mucho mayor y «el conductor no puede ser un trabajador agotado». Atim está organizando un acto de protesta para expresar su descontento por las condiciones laborales y de transporte de los jornaleros.
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