La concejala de Salud y Transformación Digital, Esther Nevado. Ainhoa Górriz

Esther Nevado: «Las lesbianas sufrimos el impacto del machismo y el de la homofobia»

«Si hubiera tenido mujeres referentes en el instituto que hubieran mostrado su homosexualidad con naturalidad, todo habría sido más fácil para mí», reconoce la concejala de Salud y Transformación Digital de Murcia

Domingo, 27 de junio 2021

Tiene muy claros los motivos por los que da la cara, por los que quiere utilizar su proyección pública para visibilizar la realidad LGTBI. Esther ... Nevado, concejala de Salud y Transformación Digital en el Ayuntamiento de Murcia, socialista, casada con Cristina, su pareja desde hace 13 años, y madre de Marcos y Luca, siente ese deber desde que tuvo a su primer hijo. Fue un cambio natural, como el que la llevó a querer ser madre sin que nadie –ni ella misma– lo viera venir. «Nunca había entrado en mis planes», reconoce. «La gente me preguntaba: ¿De verdad quieres ser madre? Y yo les decía: ¡Es lo que más ilusión me hace en la vida! Y no se lo creían», recuerda.

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La maternidad y su papel político, que hace tres meses la llevó a entrar en el equipo de gobierno de Murcia, la han hecho pasar a las filas del activismo, por sus hijos y por los demás. «Son dos hechos que hacen que no pueda comportarme de otra manera», subraya. Es la primera edil de un ejecutivo municipal en la historia de este consistorio que se reconoce abiertamente homosexual. Una muestra más de que, en el camino a la igualdad, todavía hay senderos por transitar.

La concejala, de 39 años, nacida en Cáceres, trasladada a Cartagena siendo niña y que ha desarrollado su vida universitaria y laboral en Murcia, guarda en el recuerdo los primeros momentos en el Instituto Número 5 de la ciudad portuaria, cuando pese a la protección de un entorno de amistades y familiar «muy seguro y 'superabierto'», advirtió en su interior la colisión de dos grandes placas tectónicas: en una viajaba lo que ella sentía, y en la otra, lo que había descubierto que sentían los demás. «Yo pensaba que todo el mundo era como yo. Luego te das cuenta de que no. Supones que tiene que haber más gente como tú, pero no lo sabes», cuenta con una sonrisa de condescendencia, como si pudiera verse a sí misma en aquellos días de ingenuidad, cuando decidía ocultar su condición fuera de su círculo íntimo.

«Hace unos años, ser racista o facha se ocultaba. Estaban un poquito en el armario. Ahora han salido»

En aquel momento echó en falta una figura en la que reconocerse. «No existían referentes positivos de lesbianas a los que quisiera parecerme. Si hubiera tenido mujeres referentes en el instituto que hubieran mostrado su homosexualidad con naturalidad, todo habría sido más fácil para mí», señala. Por eso ahora da un paso al frente siempre que puede: «Me siento en deuda con esa adolescente que fui, y con todas las adolescentes que eran como yo». Y por eso también le hizo especial ilusión el día en que, hace cuatro años, vio a la expresidenta de la Asamblea Regional, Rosa Peñalver, hablar abiertamente en las páginas de LA VERDAD de su relación homosexual. «Las mujeres de mi generación lo tuvimos complicado. Pero las de la generación de Rosa lo tuvieron aun más, y el mensaje que lanzó ella no era solo para las que hemos venido después, sino también para las de su propia generación: 'Chicas, que nunca es tarde. Que se puede decir que somos lesbianas y que no pasa nada'. Fue un mensaje superpotente», recuerda.

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Siente orgullo por el impulso en los últimos años a las leyes que han ayudado al colectivo LGTBI, como la del matrimonio homosexual o la de reproducción asistida, así como el avance de otras como la 'ley trans', que considera «irrenunciable». «Todas han venido desde mi partido», presume.

Nevado recuerda que las lesbianas sufren «un doble impacto: el del machismo y el de la homofobia», dos frentes en los que «se ha avanzado mucho», pero en los que teme una vuelta atrás. «Está habiendo una involución total. Hay un sector de la población que ha perdido la vergüenza. Antes, ser homófobo, racista o facha era algo que se ocultaba. Estaban un poquito en el armario. Ahora han salido y muestran sus postulados con una ligereza que a mí me asusta».

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