Ignacio Stampa: «Soy fiscal, es mi obligación denunciar y lo que hicieron conmigo es corrupción»

–¿Por qué tardó el libro?

–El libro se fue retrasando. Era para la primavera de 2023. Luego para Navidad y lo tuve para septiembre-octubre. Salió la sentencia ahí y esa era una de las condiciones que había puesto, que no se publicara antes de que saliera.

–Al dimitir Dolores Delgado en 2022, quizás habría tenido mayor impacto en ese momento.

–Me lo he preguntado. El libro lo contrato en mayo de 2022. Asumo que lo voy a contar siendo ella fiscal general, dimite, pero entra Álvaro (García Ortiz), que es casi peor.

–Usted ha acudido a la Justicia...

–La batalla no es tanto judicial como personal. Yo, que me dedico al mundo de la justicia, sé que pueden pasar muchas cosas. La Justicia la manejamos seres humanos y el Derecho Administrativo es muy complejo y todo son formalismos. Si me he metido en los procedimientos judiciales es porque creo que tengo razón. Independientemente de lo que se diga en los tribunales, lo que nunca se podrá negar es todo lo que me han hecho. En el libro digo que hay una desviación de poder absoluta y constante. Eso lo tendrán que decir los tribunales.

–¿Por qué no se cuestionó el conflicto de intereses de Dolores Delgado para decidir su plaza de fiscal en Anticorrupción si está vinculada a Garzón, cuyo despacho defendía a Villarejo?

–En el ámbito jurídico, todo tiene que ser formal. No vale con que los que estaban allí supieran o intuyeran. Lo que tenían que tener es conocimiento oficial y con una justificación de por qué saben eso. Lo que está claro es que ella misma (Dolores Delgado) ha salido en los audios (de Villarejo). Ella está concernida en el procedimiento porque sale en el procedimiento. Estaba lo suficientemente afectada como para quitarse de en medio. No podía decidir sobre unas plazas cuando ella era la que de forma soterrada me estaba investigando.

–¿Por qué cree que se publicaron los audios de Dolores Delgado?

–Si los fiscales y la Policía no tienen esos audios, solamente los puede tener alguien que sepa el autor de la grabación. Delgado y Garzón estaban negando relaciones con él (Villarejo) y a nosotros (los fiscales de 'Tándem') nos parece muy claro al salir una comida con él, hace muchos años (2009), que era un mensaje de que podía tener grabados todos los actos en los que ha intervenido con ellos. Se han seguido publicando audios hasta febrero de 2017. Si Garzón y Delgado están grabados por Villarejo entre 2009 y 2017, te puedes imaginar todas las conversaciones que tiene con ellos. No hay motivos para pensar que en unas les grabe y en otras no.

–¿Y por qué cree que culparon a la Fiscalía Anticorrupción de la filtración de esos audios?

–Lo ha dicho Baltasar Garzón a través de sus comunicados. Nos defendíamos diciendo que eso no está en el sumario y si no está, no podíamos ser nosotros, y punto.

–¿Qué habría sido del 'caso Tándem' si no lo hubieran apartado?

–No tengo ni idea. El otro día el fiscal general decía en una entrevista que yo no seguí, pero que el asunto siguió muy bien, se dictó condena, se han calificado no sé cuántas piezas... Como una muestra de que no era imprescindible. Nunca he dicho que el asunto tenía que seguir conmigo ni me he metido con ninguno de los compañeros. Lo único que he dicho es que se me ha organizado un concurso en el que yo voy en desigualdad de condiciones con los demás, de forma ficticia, y eso es lo que pesa en la decisión (de dejarlo fuera de Anticorrupción). No puedo decir que hubiera ido mejor o peor, pero la única persona que puede decir qué habría pasado no es el fiscal general, porque hizo todo lo posible para que yo no siguiera.

–¿Hasta dónde estaba dispuesto a llegar en el 'caso Tándem'?

–Habría sido muy aburrido, pero si nos tienen ahí con ese asunto para siempre... Aquello se paró. Ya no salen más audios. Estábamos dispuestos hasta todo, hasta que nos diera la energía. Había una única forma de actuar: abrir todo el material y sacar lo que fuera delictivo. No había otra.

–¿Le da seguimiento al 'Tándem'? Al final es un caso suyo.

–Personalmente, me desvinculé muy rápido. Fue un asunto que me afectó mucho profesional y personalmente. No es un caso mío. Los casos no son de los fiscales.

–Villarejo está en libertad. ¿Está usted tranquilo?

–No tengo el menor miedo. Le conozco. Sé de qué es capaz, pero no estoy preocupado. El hecho de estar en libertad no le hace menos peligroso que estando en prisión. Nunca he tenido una agresión física directa o indirecta que proceda de él. Mediática, tiene que venir de él directa o indirectamente. Ya nos conocemos bien. Es normal que nos odie.

–Marta Flor, la abogada de Podemos con quien se le relacionó, es una pieza clave, pero en el libro pasa sin pena ni gloria...

–Pasa sin pena ni gloria por 'Tándem' y por mí. Es otra de las personas que me hizo mucho daño. No sé por qué surgen esos inventos y nunca los desmintió. No sé las razones que tendría o que no tendría. Le quiero dar el protagonismo que tiene: cero.

–Si le hicieron eso a usted que es fiscal, qué queda para el resto.

–Cuando me preguntan por qué escribo el libro, digo que es para tener una paz interior, porque no podía seguir tragando todo lo que me hicieron teniendo toda la información. Su fuerza era mi ignorancia, cuando me estaban haciendo cosas, y luego mi silencio, cuando me enteré. Si sigo callándome todo lo que me hacen, ellos ganan. Soy fiscal, es mi obligación denunciar la corrupción donde la hay y aquí hay corrupción. En términos de la Unión Europea, lo que hicieron conmigo es corrupción. Me lo han hecho a mí en el caso de corrupción más importante de este país, qué le van a hacer a otro compañero o a otro ciudadano. A ver si podemos conseguir que no se lo hagan a otro.