Los hogares de la Región desaprovechan cada año 46,5 millones de kilos de productos

Según el mismo estudio, realizado a partir de 4.000 encuestas en toda España, los productos que con mayor frecuencia acababan en el contenedor son la fruta (32,1%), las verduras y hortalizas (13,6%), el pan (4,8%) y la leche (4,5%).

Otras entidades como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) elevan a 71 kilos por persona al año la cantidad de alimentos que se desperdician en España, según un informe de 2019.

Todos esos recursos podrían servir para cubrir las necesidades de miles de personas que no tienen nada que llevarse a la boca en la Región. Que ni un solo ciudadano pase hambre es el objetivo de organizaciones sin ánimo de lucro como el Banco de Alimentos del Segura, que obtiene la materia prima de donaciones de empresas, fabricantes, productores, distribuidores, y de particulares. Actualmente, colabora con 212 entidades, que son las encargadas de distribuir los alimentos entre quienes los necesitan y no tienen acceso a ellos, y se calcula que prestan ayuda a 55.000 personas, según los datos de su página web.

El Banco de Alimentos del Segura está de enhorabuena con la aprobación del Proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, pues obliga a todos los agentes de la cadena alimentaria a suscribir convenios de colaboración con entidades como ella. «La idea está muy bien, ahora falta ver la letra pequeña», declara a LA VERDAD su director gerente en Murcia, José María Gavilán. «Está claro que los bancos de alimentos tenemos que jugar un papel clave para el objetivo de que no se pierda ese excedente que sobra. Y nos parece bien que se obligue a las entidades a firmar un convenio de colaboración, porque parece que en este país tenemos que ir con el palo por delante para que se hagan las cosas. Si no hay algún documento que obligue, quien realiza la donación puede caer en la tentación de no hacerla», insiste el responsable del Banco de Alimentos del Segura.

Gavilán señala que su entidad mantiene una estrecha colaboración con los supermercados, sobre todo para la donación de productos que están a punto de caducar, «lo que nosotros llamamos las mermas». La recogida de estos alimentos y el reparto corre a cargo de las organizaciones colaboradoras, con el fin de ahorrar tiempo, ya que la urgencia prima en estos casos.

No obstante, actualmente no hay ningún tipo de sinergia entre el Banco de Alimentos del Segura y los restaurantes de la Región para el aprovechamiento de la comida que sobra. «No tenemos infraestructura para establecer una colaboración, ni ellos tampoco, así que lo veo complicado», admite Gavilán.

El director advierte de que, durante la pandemia, las empresas se volcaron en la donación de alimentos. Sin embargo, esta generosidad ha sufrido un importante frenazo conforme ha vuelto la normalidad. «Ahora mismo estamos recibiendo muy poca materia prima», lamenta.