Posando. Braulia Cánovas fuma un cigarrillo mientras sonríe para la instantánea.

Una heroína de Alhama en la resistencia francesa

Campos de concentración. Braulia Cánovas, una defensora de las libertades, sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial pese a la represión de la Alemania nazi

Paco Espadas

Lunes, 27 de marzo 2023, 02:34

El 8 de enero del año 1920, en la pedanía de La Costera de Alhama, a los pies de la Sierra de Carrascoy, vino al ... mundo Braulia Cánovas Mulero. Sus padres, Francisco y María, vivieron en el municipio hasta que tuvieron su tercer hijo. Fue entonces cuando se marcharon. «Las condiciones de vida eran difíciles en el año 1932, y la familia ya no aparecía domiciliada en la localidad», explica el historiador Alfonso Cerón Aledo, que indagó en la historia de Braulia y sus pericias en la Francia ocupada por las tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

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La pareja, una vez afincada en el municipio barcelonés de Montcada i Reixac, trajo al mundo a otros cuatro hijos. «Con ocho churumbeles la vida también era dura en Cataluña, y entonces decidieron emigrar a Francia», añade el historiador. El padre de Braulia trabajó en la empresa Compagnie d'Electrificatión Ferroviarie, llegando a ocupar el puesto de ingeniero eléctrico. Por su experiencia, el cabeza de familia recibió una oferta de trabajo como encargado en la electrificación de la línea de ferrocarril Madrid-Ávila-Segovia.

En el año 1936, cuando comenzó la Guerra Civil en España, Francisco Cánovas fue víctima de un bombardeo de los aviones Junkers Iv52 de la Luftwafe. «El padre falleció en presencia de Braulia cuando esta tenía dieciséis años. Antes de morir, su progenitor le entregó un mechero y le permitió fumar, algo que siempre le había negado», relata el historiador.

«Al llegar, lo que más le impresionó fue ver las calles negras y oler a carne quemada», recuerda el historiador Alfonso Cerón Aledo

Tiempo después, en 1939, comenzó la II Guerra Mundial. Los alemanes invadieron Francia. Por aquel entonces, Braulia vivía al sur del país galo, tenía 20 años y algunos de sus amigos pertenecían a la resistencia francesa. Fue entonces cuando comenzó a colaborar con ellos y adoptó el nombre de Monique, integrándose en el grupo 'Alibi Morris', cuyo jefe era el judío Guy Veill. Ya como Monique, su trabajo fue de enlace entre las ciudades de Grenoble y Perpignan. Su tarea consistía en transportar documentos y colaborar en la evasión de aviadores aliados a través de los Pirineos.

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Distinción. Braulia (2ª dcha) recibe la Cruz de Oficial de la Legión, en marzo de 1988.

En 1943, «el grupo fue desarticulado. Probablemente, algún prisionero fue torturado y dio los nombres de los componentes, por lo que Monique fue detenida y acabó presa en la cárcel de Perpignan», explica.

La Gestapo (SS) interrogó a Braulia, procediendo a su encierro en un sótano con unas condiciones infrahumanas. Después fue trasladada a otra prisión y estuvo encerrada un mes a oscuras, sin poder hablar con nadie. «Monique, sobre aquel episodio, escribió después que había sido un mes horrible. Ella hablaba consigo misma y se pellizcaba para comprobar que estaba viva», relata el historiador.

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Tras esa dura prueba fue trasladada a la habitación 308 de la prisión de Perpignan, donde coincidió con la esposa del general polaco Basse, Paulette Dubost. La celda era para una persona, pero la ocupaban cinco mujeres. Estas jóvenes solicitaron trabajar, y empezaron a ejercer de criadas en la propia prisión. Pero ellas aprovecharon para recopilar toda la información que pudieron recabar y organizar así un pequeño grupo de resistencia.

En malas condiciones

A finales de 1944, Braulia fue trasladada en unas muy duras condiciones al campo de concentración de Ravensbruck, ubicado al norte de Alemania. «Monique recordaba que lo que más le impresionó cuando llegó al lugar fue ver las calles negras, el cielo de color plomo y oler a carne quemada», rememora Cerón. Tiempo después la llevaron a Neuengamme. «En ese campo estaba sometida a la violencia de los 500 efectivos que formaban la fuerza de vigilancia». Con el avance de los aliados fue evacuada al campo de Bergen-Belsen, «caminando durante tres días y durmiendo en el suelo», explica el historiador Alfonso Cerón.

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El 13 de abril de 1945, las tropas de la Gestapo se habían marchado de Bergen-Belsen, quedando los prisioneros bajo la custodia del ejército húngaro. Estos les exigían sacar los cadáveres para enterrar en una zanja para que los aliados no los encontrasen, lo que llevó a una pequeña rebelión sin consecuencias. «Dos días después llegó una patrulla británica y les dijo que estaban todos libres. Les agruparon por nacionalidades y les dieron 24 horas de carta blanca para castigar a sus verdugos. Y hubo bastantes grupos de prisioneras jóvenes que salieron a la caza de los SS y kapos», cuenta.

En aquel campo había 60.000 prisioneros cuando fue liberado. Monique enfermó de tifus y quedó ingresada en un hospital. «Braulia o Monique, fue una de las españolas que luchó en defensa de las libertades. Al finalizar la guerra le concedieron la Cruz de Chevalier de la Legión de Honor, a título militar», cuenta Cerón. Pero en 1984 el presidente Francois Miterrand aumentó el valor a grado de oficial. Braulia Cánovas fue madre de una niña que en la actualidad reside en París, y de un niño que vive en Barcelona. Esta luchadora falleció en diciembre de 1993.

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