Yesenia Mercedes, una de las 'mamis' de la red de prostitución de menores de Murcia que ha sido objeto de un polémico juicio en las últimas semanas, durante una de las sesiones. Guillermo Carrión / AGM

El atestado de la red de prostitución de menores de Murcia: «Me gustan más jóvenes (...) Tengo a una de 16 años para usted»

Crónica negra ·

La red, cuyas 'mamis' han entrado en la cárcel, llegó a manejar un 'book' con fotos de 400 chicas

Domingo, 20 de octubre 2024

«Están bien, pero me gustan más jóvenes», expresa sin pudor un hombre identificado en el móvil como 'cliente de hotel'. Una demanda a la que pronto encuentra respuesta: «Tengo una de 16 años. Para usted». Las conversaciones que los investigadores de la Policía Nacional hallaron en el móvil de Yesenia Mercedes Balladares no dejaban mucho espacio a la imaginación. A través de su Samsung Galaxy S5, esta 'mami', una de las integrantes de la red de prostitución de menores de Murcia que ha sido objeto, en las últimas semanas, de un polémico juicio, desplegaba sin complejos un auténtico mercadeo de mujeres, algunas de ellas menores de edad. La ecuatoriana, que entonces tenía 40 años –y que no ha tenido que regresar a la cárcel al suspenderse su condena–, enviaba por WhatsApp a sus clientes imágenes de las menores de edad semidesnudas y en actitud provocativa mientras negociaba las condiciones de los encuentros sexuales, que pocas veces superaban los 50 euros.

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Once víctimas de esta red fueron finalmente identificadas por los agentes de la brigada provincial de Extranjería, pero la Policía avanzó en su momento que la cifra podía ser mucho mayor. Hasta 400 mujeres llegaron a figurar en el 'book' de esta red, que tuvo como clientes a numerosos empresarios y abogados de la Región –e incluso un subteniente de la Guardia Civil ya jubilado– y que, una década después, se ha saldado con penas mínimas y una mayoría de condenas en suspenso.

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Una desaparición, el detonante

La denuncia de una familia ecuatoriana fue el detonante que comenzó a desenmarañar esta trama. En agosto de 2014, los padres de una joven de 16 años se plantaron en la comisaría para denunciar que su hija no volvía a casa. Reconocieron ante los agentes que la menor había dejado a una hija pequeña que tenía a su cargo y que, pese a que no trabajaba, mantenía desde hacía un tiempo un nivel de vida bastante elevado. Había llegado a sus oídos que podría estar llevando mala vida y decidieron actuar.

La Policía comenzó a buscar a la adolescente y llegó a la puerta del piso de la ahora condenada Yesenia, que, según asumió en el juicio, acogía en su casa a mujeres, algunas menores, a las que prostituía. Algún policía ya recordaba haber visto a la 'mami' ecuatoriana, alrededor de un año y medio antes, acompañando a dos adolescentes al encuentro con dos hombres mayores en una cafetería de Murcia. El hallazgo de este piso fue un hilo del que los policías comenzaron a tirar y que conduciría a uno de los golpes más contundentes que se han dado en la Región contra la trata de mujeres. Una exitosa operación que, incluso, fue presentada por el entonces director de la Policía, Ignacio Cosidó, que se trasladó a Murcia para poner sobre la mesa los detalles de la denominada 'Operación Chic-Baúl' –en la que llegaron a ser detenidas cerca de una treintena de personas inicialmente–.

«No tiene ni para comprarle pañales al niño», comentó una de las 'mamis' sobre la situación de una de las chicas

La vigilancia del piso en el que residía Yesenia llevó a la localización de la menor desaparecida, pero también permitió comenzar a poner nombres a los clientes que acudían a la red en busca de adolescentes. En octubre de ese año, una patrulla que no apartaba los ojos del portal del edificio de la 'mami' Yesenia observó a una chiquilla que entraba a la casa y, detrás de ella, un septuagenario de pelo blanco y con gafas de sol. A la salida, tras subirse a su Mercedes, el hombre fue identificado por la Policía. Era Juan Castejón, conocido promotor de viviendas y expresidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de Cartagena (COEC). El empresario reconoció ante los agentes ser consumidor de prostitución, pero descartó que lo hiciera con menores de edad. Una década después, tras sellar un acuerdo con la Fiscalía, sí reconoció haber reclamado servicios sexuales de jóvenes que no superaban los 18 años, pero, al igual que el resto de clientes de la trama que pudieron ser identificados no ha entrado en prisión.

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La Policía, tras registrar el piso de Yeni, comenzó a entrevistarse con las menores captadas por la trama y a bucear en las conversaciones que esta mujer tenía en su móvil. Comprobó la vinculación de esta 'mami' con las otras dos 'madames' condenadas en este caso, Ruth Karina Dorado –cuyo marido era el 'taxista' Walter Domínguez– y Nelly Paola Cespedes –que sí han tenido que ingresar en prisión–. Los agentes se percataron de que las tres se intercambiaban a las adolescentes para poder ofrecer chicas nuevas a sus clientes. La Policía explicaba en su atestado, de cientos y cientos de hojas, al que LA VERDAD ha tenido acceso, que existía «un trasvase de información entre distintas 'mamis' con el fin de poder disponer de una amplia oferta de meretrices y poder 'mercadear' con las mismas». Uno de los datos que arrojan luz sobre la cruel forma de actuar de esta trama radica en el aprovechamiento que se hacía de la situación de necesidad de algunas de las víctimas. Los investigadores captaron conversaciones entre las 'madames' en las que alguna de ellas aseguraba que una de las chicas «no tenía ni para comprarle pañales al niño». En algún momento de las diligencias los policías dejan constancia de la utilización, por parte de la red, de una chica embarazada de cinco meses.

«Te puedes forrar»

La novedad era uno de los requisitos que, según se aprecia en los diálogos, los clientes de esta red de prostitución ponían encima de la mesa. El otro, la juventud. Las víctimas, en sus declaraciones, explicaban que las 'mamis' conocían su minoría de edad. Una circunstancia que tampoco era ningún secreto para los clientes, que más allá de un obstáculo veían en ella un aliciente.

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«Tengo hombres a quienes les gustan las chicas muy jóvenes, de entre catorce y quince años. Te puedes forrar de dinero, y si te portas bien con ellos, todavía puedes sacar más dinero extra». La menor, que acaba de cumplir los 15 años, reconoce ante la Policía que ese es el 'negocio' que Karina le puso encima de la mesa cuando accedió a reunirse con ella.

Una de las víctimas, menor de edad, aseguró haber participado en una orgía en un despacho de abogados de Murcia

Esta red captaba a las adolescentes en un colegio de Murcia, en discotecas de ambiente latino de la capital –concretamente del barrio del Infante– y a través de los anuncios que las niñas ponían en internet para tratar de conseguir un trabajo como canguros o para el cuidado de ancianos. En este caso, que la afectada relata, la 'mami' acude al encuentro con esta menor en un coche gris oscuro a recogerla al aparcamiento del centro comercial Carrefour de Murcia y se la lleva a comer al Burger King. Es allí donde le hace la oferta. La chiquilla empieza a explicarle que le da miedo y que ella nunca ha hecho esas cosas. Una resistencia que la 'madame' trató de vencer, según explicó la menor ante la Policía. «No va a pasar nada. A ellos solo les gusta besar, tocar... y te van a respetar», le aseguró. «Van siempre muy limpios y aseados».

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«Siempre pedí mayores»

Tras ser detenido, la Policía interrogó a José Antonio Arce, otro de los clientes de la trama que ha eludido la cárcel tras ser condenado por prostitución de menores, sobre sus conversaciones con la 'mami' Ruth Karina y sobre el hecho de que esta siempre le ofreciese chicas de entre 15 y 17 años. El hombre, que ha acabado asumiendo los hechos ante la Audiencia, optó en ese momento por negar la mayor y poner en duda la veracidad de esos mensajes, que habían quedado guardados en el móvil de la proxeneta. «Pedía chicas jóvenes, pero siempre le dije que querían que fueran mayores de edad»., llegó a sostener.

Las declaraciones de las adolescentes no solo ponen de relieve esos encuentros individuales con algunos empresarios de renombre. Una de las víctimas explica a los agentes que su primer servicio, tras ser captada por la boliviana Nelly, fue en un despacho de abogados del centro de Murcia. La joven iba acompañada de una amiga –ambas menores de edad– y de la propia 'mami' y, tras tomar unas copas en un local cercano a la plaza de las Flores, subieron al bufete, donde se produjo el encuentro sexual. Días después, la chiquilla regresó a ese mismo despacho, donde, acompañada de otras dos chicas, volvió a encontrarse con tres letrados y, tras jugar al 'strip poker,' participó en una suerte de orgía. La investigación no permitió llevar al banquillo a esos letrados, ni a otros clientes que tampoco llegaron a vérselas con la Justicia.

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«Me decía que podía ganar perras solo por dejarme besar y tocar»

Las diligencias de investigación que la Policía Nacional realizó en su momento recogen, además, el testimonio de una joven -en aquel momento tenía 15 años-, que relató a los agente cómo la 'mami' Ruth Karina Dorado le ofreció en numerosas ocasiones servicios de prostitución pese a conocer su minoría de edad. «Me decía que podía ganar perras solo por dejarme besar y tocar por señores mayores», explicó la víctima, que nunca llegó a acceder a su propuesta. La 'madame' le precisó que recibiría 50 euros por cada servicio. Esta menor contó, además, a los policías que conocía a Karina por la amistad que esta tenía con su madre y que, en una ocasión, se quedó a dormir en el dúplex que la 'mami' tenía en una pedanía murciana. Por la mañana, mientras su madre seguía durmiendo, le dijo que bajase al salón a tomar un café y allí había un señor de unos 60 años. Karina, explicó la chica, le dijo que fuese amable con él y este trató de abrazarla y besarla en la boca, ademán ante el que la menor salió corriendo.

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