«Gracias, Murcia, por venir a ayudar»

Un hombre graba un vídeo en el que señala el escudo de la Región de Murcia, serigrafiado en un vehículo: «Mira, han venido de Murcia a ayudar a los madrileños. Son gente estupenda que ha venido a echarnos una mano, con equipos y con todo tipo de material. Están ahí descansando, tomándose un bocata. Me dan ganas de invitarles a todos a una botella de vino».

El vídeo, que se publicó en un red social y que se ha hecho viral, con más de 20.000 reproducciones y un millón de reacciones, incluía un texto que decía: «Gracias, Murcia, por venir a ayudar a los madrileños». Manuel Páez, jefe de servicio de Defensa Forestal, es uno de los trabajadores que aparece en la grabación sentado en una acera helada y reponiendo fuerzas. «El vídeo es solo un botón de muestra de los constantes gestos de agradecimiento y cariño que hemos recibido por parte de los madrileños desde que llegamos», señala Páez.

Él y su equipo forman parte de un contingente regional enviado a Madrid y formado por 28 profesionales; siete vehículos 'pickup', tres todoterreno y seis quitanieves de Orthem-Unidad de Defensa contra Incendios Forestales (Udif), pertenecientes a las consejerías de Fomento, y de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente.

Su misión: auxiliar a los equipos locales para despejar la nieve y el hielo y facilitar la movilidad y los servicios esenciales de Madrid, colapsada después sufrir el peor temporal de nieve y frío en cincuenta años. El contingente fue enviado el pasado domingo a la capital de España, después de que el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, ofreciera ayuda al alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida. «Para contribuir, junto a su equipo, a devolver la normalidad a Madrid», afirmó el jefe del Ejecutivo autonómico en su cuenta de Twitter.

En el caso de los brigadistas comandados por Páez, se pusieron el mono de trabajo hace cinco días y aún no se lo han quitado.

Su labor comenzó el viernes en Caravaca de la Cruz y en Moratalla, las zonas más afectadas por la borrasca 'Filomena' en la Región. Una vez que la situación quedó controlada, el pasado sábado recibieron el aviso de que marcharían a Madrid para ayudar a los servicios municipales a restablecer la comunicación vial y la movilidad de personas. Y lo que se encontraron cuando llegaron a la capital de España, relata Páez, fue una ciudad sepultada.

«No se puede comparar con nada que haya visto antes. Era un colapso total de una de las ciudades más importantes de Europa. Si la tengo que asemejar a algo que haya visto es como Invernalia, de la serie Juego de Tronos», explica. Coches enterrados por nieve y ramas; vecinos atrapados en los edificios porque los árboles caídos obstruían la entrada, tejados derrumbados... Donde mirase había trabajo que hacer», detalla el jefe de la unidad forestal a LA VERDAD en comunicación telefónica.

La presencia de los equipos de emergencias de la Comunidad trabajando en las calles provocó sorpresa entre los madrileños nada más llegar a los principales distritos donde estaban destinados: Usera, Carabanchel, Vicálvaro y Majadahonda. Y a ese asombro inicial le siguió el agradecimiento. «Muchos vecinos se nos han acercado para contarnos que veranean en La Manga, Mazarrón, Santiago de la Ribera y Águilas, y han sentido cercanía al vernos. Tanto es así que nos han regalado desde cajas de bombones hasta bolsas de sobaos y bebida. La hospitalidad es absoluta», destaca.

El balance del trabajo realizado por el contingente regional hasta la jornada de ayer justifica esas muestras de cariño: en tres días han despejado unos 350 kilómetros de viales madrileños; han respondido a 573 incidencias, liberando 123 coches por derrumbe parcial de arbolado y facilitando el acceso a cinco edificios que habían quedado bloqueados, y han retirando más de 186 árboles caídos y ramas tronchadas.

Está previsto que hoy se produzca el relevo de 18 efectivos con un convoy con brigadistas que marcha a la capital y que se incorporará a las labores. No obstante, tal es el sentimiento de solidaridad de algunos trabajadores que han expresado su deseo de no ser reemplazados y seguir ayudando.