Agua de lluvia cargada de sedimentos entró al Mar Menor por Santiago de la Ribera en la DANA de 2019. Nacho García / AGM

Las gotas frías de los últimos 25 años dejan 17 episodios de lluvias extremas en la Región

Expertos de las universidades de Murcia y Alicante advierten de la «obsolescencia» de los planes de los ayuntamientos frente a inundaciones. Un amplio informe de la Cátedra de Ciencias Políticas de la UMU alerta sobre los riesgos del cambio climático

Martes, 3 de diciembre 2024, 01:09

¿Qué escenario meteorológico se hubiera tenido que producir para que la catastrófica DANA del 29 de octubre hubiera tenido como escenario principal la ... Región de Murcia y provincias limítrofes? Para responder a esta pregunta hay que tener en cuenta que aquellos días se produjo un patrón atmosférico poco frecuente. Los anticiclones del Atlántico norte y de Europa Oriental cambiaron rápidamente de extensión, variando la ubicación del centro de la 'gota fría' y, con ello, las zonas afectadas. En concreto, «si el día 29 la DANA hubiera permanecido más tiempo centrada en torno al Golfo de Cádiz o se hubiera desplazado hacia el interior de Marruecos», la tragedia se hubiera trasladado de Valencia a Murcia.

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Esta conclusión forma parte de un extenso informe sobre los riesgos climáticos en la Región de Murcia impulsado por la Cátedra de Políticas Públicas de la Universidad de Murcia y coordinado por el catedrático de Geografía Física de la UMU, Carmelo Conesa. En este amplio análisis, presentado este lunes durante un seminario en el Hemiciclo de la Facultad de Letras del campus de La Merced, el investigador observa cambios en la circulación atmosférica y las formas que adopta una DANA a su paso por el sureste español, lo que modifica el punto de descarga de las precipitaciones y su duración, «con una mayor concentración de eventos en las zonas costeras y prelitorales». A su vez, estas anomalías climáticas favorecen «la aparición de escenarios de inundación más peligrosos».

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En el último cuarto de siglo, la Comunidad ha registrado hasta 17 eventos de precipitaciones extremas por culpa de las DANA. Las áreas más afectadas por estos eventos en lo que llevamos de siglo son el Campo de Cartagena y litoral del Mar Menor (52,9%), Águilas y Mazarrón (17,6%), vegas Media y Baja del Segura (11,8%), comarca del Guadalentín (11,8 %) y el Noroeste (5,9%). Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante y coautor del trabajo, comenta tres claves de cómo la Región de Murcia ya ha sido abordada por los efectos del calentamiento global: un clima más cálido y menos confortable donde los veranos alcanzan temperaturas máximas 1,8 grados por encima de los registros de principios de siglo XX; lluvias irregulares con una tendencia al decrecimiento en los últimos 30 años y fenómenos meteorológicos extraordinarios donde manda cada vez más la intensidad. A esto se debe sumar el calentamiento del mar Mediterráneo.

Cauces alterados

Todo lo que cae tiene su extensión del problema en tierra. La Región de Murcia cuenta con 758 puntos de riesgo crítico por inundaciones. El problema se concentra en la trama urbana, donde además se han transformado los cauces de ramblas en «simples canales de hormigón y asfalto, alterando su morfología, impermeabilizando el suelo y aumentando el riesgo de inundaciones, y en otras se han cubierto por completo, reconduciendo el flujo a través de un sistema de alcantarilla», explica Conesa. Los casos abundan en municipios como Murcia, Cartagena, Lorca, Totana, Alhama, Jumilla, Águilas, Mazarrón, San Javier o Los Alcázares, entre otros.

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La Cátedra de Políticas Públicas de la UMU presenta un amplio informe sobre los riesgos del cambio climático

Los profesores del departamento de Geografía de la UMU, Salvador Gil y Alfredo Morales, aprecian un incremento en la severidad de los episodios de inundaciones desde 1900 hasta 2024, es decir, «el número de municipios afectados por cada evento es mayor». Murcia, Cartagena y Lorca encabezan la lista de territorios más castigados por el crecimiento demográfico sobre amplios terrenos inundables, cuya urbanización dificulta el drenaje del agua. Mazarrón, Águilas, San Javier y Los Alcázares integran «de forma forzada en sus callejeros las desembocaduras de cauces de ramblas a medida que fueron creciendo en la segunda mitad del siglo XX y primera década del XXI con el consiguiente aumento del riesgo».

Seminario celebrado ayer en el Hemiciclo de Letras de La Merced. Vicente Vicéns/ AGM

En España en general, pero concretamente en la Región, se observa un aumento de las pérdidas económicas debido a eventos de inundación. «Los daños y valor de las pérdidas económicas, asociadas a catástrofes ocasionadas por excesos de escorrentía, vienen creciendo constantemente desde los años sesenta del siglo XX», apuntan ambos investigadores. Para el periodo 1994-2022 la cuantía por siniestralidad e indemnizaciones alcanza un valor superior a los 400 millones de euros, el 7,09% de España.

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Los investigadores piden tener en cuenta los espacios de inundabilidad en los planeamientos territorial y urbanístico

El coordinador del estudio incide en adaptar las estrategias de gestión del riesgo «a esta nueva realidad», teniendo en cuenta los espacios de inundabilidad en los planeamientos territorial y urbanístico, e invirtiendo más en prevención, proyectos de corrección hidrológico-forestal (tanto nuevos como existentes no ejecutados), sistemas de alerta temprana y medidas de protección civil. Conesa pone la atención en el problema de «obsolescencia» que presentan los planes generales municipales (PGMO), «demasiado antiguos y que apenas» contemplan soluciones basadas en la naturaleza: «Las ordenanzas municipales y los PGMO deberían constituir un excelente marco jurídico, administrativo y técnico para el desarrollo y protección de áreas verdes y arbolado urbano».

Riesgo de sequía

Al mismo tiempo, los investigadores también recuerdan que el cambio climático agrava los riesgos de sequía, aridez y desertificación en la Región de Murcia. En la Región Murcia son cada vez más prolongados los periodos de sequía, mientras que los periodos húmedos tienden a ser más cortos, pero más intensos. La duración media del periodo seco en la Región de Murcia es prolongada, con muchas áreas experimentando sequía climática entre nueve y once meses al año, especialmente en las zonas costeras y del sur. Solo el Noroeste tiene periodos secos más cortos, entre uno y cuatro meses. Por eso, se señala a Moratalla y Caravaca como las zonas menos áridas de la comunidad. En las dos primeras décadas del siglo XXI, casi un tercio de la superficie de la región (3.000 km2) ha pasado de ser semiárida a árida, «convirtiéndose así en la provincia española con mayor ritmo de crecimiento de la aridez», subraya Conesa.

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  1. La gestión del riesgo de incendios, clave en la planificación territorial

El investigador de la UMU Marco Turco, otro de los autores del informe, incide, por su parte, en que la gestión del riesgo de incendios debe integrarse en la planificación territorial regional «dado que el urbanismo puede aumentar la vulnerabilidad» frente a estas catástrofes. El clima, junto con la vegetación inflamable y la exposición humana en zonas cercanas a montes, «hacen que el riesgo de incendios forestales sea alto».

El consejero de Medio Ambiente, Juan María Vázquez, anunció por su parte durante la inauguración del seminario este lunes que el 'Plan de acción de control forestal del episodio de sequía que afecta a las masas forestales de la Región de Murcia 2025/26', dotado con seis millones de euros y que se está ultimando, trabajará por frenar y revertir los efectos de la falta de lluvias en las masas forestales.

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  1. «El Trasvase no es un recurso seguro» por las fluctuaciones climáticas y la política

El informe sobre riesgos climáticos en la Región de Murcia pone el acento en la política hídrica, la cual, según los expertos, debe incluir estrategias para amortiguar «los importantes desequilibrios hidrológicos que existen entre las diferentes cuencas». Respecto al Trasvase Tajo-Segura, uno de los principales suministros de agua para el regadío murciano, los expertos advierten de que la crisis climática provocará más «paradas coyunturales» de la infraestructura, y cada vez más frecuentes. En conclusión: «El Trasvase no viene cumpliendo las expectativas ni es un recurso seguro, al depender de las fluctuaciones climáticas y de posicionamientos políticos contrarios».

Los investigadores inciden en que la gestión del agua «debe ser reconsiderada, abandonando el paradigma tradicional centrado en la oferta y adoptando un enfoque de gestión de la demanda». La planificación hidrológica debe considerar, resaltan, la expansión climática y priorizar la gestión eficiente de los recursos hídricos. Esto implicaría «considerar la calidad del agua, su tratamiento y la incorporación de prácticas de economía circular».

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La desalación como recurso para la agricultura es contemplada como «una solución complementaria, sostenible y eficiente» frente a la escasez de agua «sabiendo que tiene sus limitaciones por la dificultad de llegar al interior» de la cuenca y por su alto coste de producción, y «por no ser apropiada para determinados cultivos».

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