La gestión de las restricciones y el proceso de vacunación esperan al PSOE
Martínez Vidal se ha mostrado cercana a las quejas de los hosteleros, pero el Ministerio advierte del riesgo de una cuarta ola
Si no hay sorpresas de última hora, en poco más de una semana habrá un consejero del PSOE al frente de la sanidad murciana. ... La regla no escrita marca que los nuevos gobernantes dispongan de un margen de cien días para hacerse al cargo, pero la pandemia no ofrece demasiado margen. El nuevo inquilino de la sede de la Consejería, en Ronda de Levante, tendrá que tomar decisiones desde el momento en que entre en el despacho.
La Semana Santa está a la vuelta de la esquina, y aunque hay ya un plan consensuado en el Consejo Interterritorial, los ejecutivos autonómicos pueden modular algunas medidas si lo consideran necesario. Por ejemplo, el toque de queda se fija a las 23.00 horas, pero el actual consejero, Juan José Pedreño, se ha mostrado partidario de mantenerlo a las 22.00. Las decisiones que tome el nuevo Gobierno darán una pista sobre cuál será su estrategia frente a la Covid: si opta por una relajación de las restricciones, como reclaman los empresarios, o apuesta por la continuidad.
Ana Martínez Vidal, que se convertirá en presidenta si la moción de censura no se tuerce en el último momento, se ha mostrado cercana a las quejas de los hosteleros. En su papel de consejera de Empresa, reivindicó incluso la presencia del presidente de la patronal, José María Albarracín, en el Comité de seguimiento Covid. Pero ahora pasará de ser la representante gubernamental ante los empresarios a presidir el Ejecutivo, lo que la sitúa en una posición muy diferente.
Una de las primeras decisiones que tendrá que tomar el nuevo equipo es quién asumirá el papel de portavoz
Queda por conocer, además, cuál será la política por la que apostará el PSOE, que tendrá en sus manos la gestión directa de la pandemia. En el actual contexto, es difícil que pueda abrir mucho la mano: el Ministerio reclama mantener las restricciones ante el riesgo de una cuarta ola que se prevé inminente.
Más allá de matices, la oposición socialista no ha puesto el acento en las críticas a las restricciones, sino en otros aspectos como los recursos destinados al 'rastreo' o el colapso de la Atención Primaria. Además de esta 'patata caliente', el nuevo equipo socialista deberá hacerse cargo del proceso de vacunación en un momento clave, ya que en abril se prevé un incremento de las dosis que envían las compañías farmacéuticas. Será entonces cuando la infraestructura sanitaria deberá coger velocidad de crucero para que las vacunas se administren con agilidad, y no se queden en los almacenes por falta de logística o manos para suministrarlas.
Más allá de la respuesta a un nuevo incremento de contagios, el gran reto será hacer frente al fuerte aumento de las listas de espera
Una de las primeras decisiones que tendrá que tomar el Gobierno entrante es quién se convertirá en la cara visible de la gestión frente a la pandemia: si el nuevo consejero (o consejera) o un portavoz más técnico, al estilo de Fernando Simón. Ese papel lo juega ahora el subdirector general de Salud Pública, Jaime Pérez, pero la polémica por las vacunaciones al margen del protocolo nacional le ha salpicado de lleno.
El impacto en el sistema
La respuesta de los hospitales y de Atención Primaria a la pandemia está engrasada tras meses de crisis sanitaria, con lo que los cambios en la cúpula no tendrían en principio que afectar demasiado al desarrollo de los planes de contingencia si se desata una cuarta oleada. Pero la situación sí puede complicarse mucho si los equipos directivos de las áreas de salud son abiertos en canal justo en un momento de alta presión hospitalaria. Fuentes sanitarias del PSOE señalan que se actuará con prudencia, porque «no es momento de hacer tabla rasa».
El gran reto de los nuevos dirigentes no será tanto responder a las posibles oleadas pandémicas –para lo que ya hay una hoja de ruta– como hacer frente al fuerte impacto de la crisis sanitaria en el sistema. La demora media para una intervención quirúrgica se situaba en enero en 106 días, frente a los 78 de hace un año. Mientras, en consultas externas hay que aguardar un promedio de 115 días, 50 más que el año pasado.
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