La realidad de los polígonos industriales
Los empresarios se quejan de que pagan sus impuestos, pero no reciben retorno por parte de la administración pública
LV
Miércoles, 11 de febrero 2015, 02:04
«La gente que no los conoce piensa en los polígonos como aquellos lugares sucios y oscuros»; sin embargo, representan más del 30% del PIB regional y dan trabajo a miles de personas.
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Además de ser zonas generadoras de riqueza desconocidas para gran parte de la sociedad, parece que las administraciones públicas también han decidido mirar para otro lado. Tal es así, que los empresarios que están ubicados en los parques empresariales sienten que sólo se les tiene en cuenta a efectos recaudatorios; pagan rigurosamente sus impuestos, pero no reciben servicios básicos.
¿Qué necesidades tienen los polígonos industriales y, por lo tanto, las empresas y empresarios que, día a día, generan riqueza y empleo? ¿Qué propuestas existen para darle un giro a esta situación?
Voces relevantes del panorama regional como José María Albarracín, presidente de Croem; José Miguel de las Bayonas, presidente de AJE; Juan Pablo Caballero, jefe de la Unidad de Localización y Logística del Info; Joaquín Sánchez, secretario de FEPEMUR; Leandro Sánchez, representante de los empresarios del polígono Cabezo Beaza de Cartagena; Juan Ramón Díez de Revenga, director de You&CO; Esteban Pérez, director de Coditrans DHL Murcia; Maribel García, directora de Look2Print; el arquitecto Rogelio Martín y varios trabajadores de polígonos industriales han dado su opinión.
Lo han hecho en cuatro vídeos que invitamos al lector que vea y disfrute, además de este resumen que ofrecemos a continuación.
La situación actual: impuestos sí, retorno no
Todos los entrevistados están de acuerdo en que, como afirma José Miguel de las Bayonas, los polígonos industriales «cumplen una función imprescindible para el desarrollo empresarial de cualquier zona». Sin embargo, la realidad es otra, muy bien expresada por Juan Ramón Díez de Revenga: «son la cenicienta del urbanismo moderno».
El centro de las ciudades sigue acaparando las miradas de las administraciones públicas, cuando los polígonos son núcleos empresariales en los que se genera riqueza y por los que pasan miles de trabajadores al día. «No somos una molestia para la sociedad, somos parte de la sociedad. Una parte muy importante de la sociedad», defiende Esteban Pérez, quien también afirma que «los impuestos no repercuten en los polígonos», es decir, que sólo se les tiene en cuenta a la hora de recaudar.
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El mismo Esteban Pérez matiza que esta realidad no es nueva ni viene motivada por la crisis, sino que en época de «vacas gordas» también estaban descuidados.
Un ejemplo de las graves consecuencias que este abandono supone para el crecimiento económico y la imagen de la Región de Murcia lo cuenta Juan Ramón Díez de Revenga, quien fue a un polígono a visitar a un cliente, una empresa puntera en tecnología que exporta a quince países. «El acceso era una vía destrozada, con las tapas del alcantarillado sueltas, arbustos en la calle Un cliente chino o americano viene a ver su nave y, aunque la fábrica es preciosa y están fabricando con una productividad bestial, por el camino era como pasar por una república bananera».
Los empresarios se movilizan: propuesta de modelo de gestión público-privada
Desde FEPEMUR se ha puesto en marcha una propuesta normativa que ayude a regular la gestión de los polígonos industriales. «Lo que queremos es una autogestión concertada. Que sean los polígonos, a través de su propia organización y en colaboración con el Ayuntamiento, los que produzcan un abaratamiento de costes y mejora de infraestructuras», explica Joaquín Sánchez.
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Para contextualizar es importante recordar que, al igual que los empresarios tienen la obligación de pagar impuestos, los ayuntamientos tienen la obligación de cubrir servicios básicos en los polígonos pero esto no suele ser así. Por este motivo, tal y como afirma José María Albarracín, «la gestión público-privada es esencial, ya que, además de los empresarios, también tienen responsabilidades las administraciones públicas».
Actualmente, solo algunos polígonos de la Región cuentan con una entidad de gestión que vela por sus necesidades, y «las asociaciones de empresarios hemos visto que, al ser de carácter voluntario, de pertenencia y de pago, no terminan de funcionar», señala Juan Pablo Caballero. Lo que se busca, por lo tanto, con la nueva propuesta legislativa es que los empresarios tengan un marco que les ayude a constituir una entidad gestora que realmente funcione y en la que se refleje el compromiso de cumplimiento de las obligaciones, tanto de la parte privada como de la pública.
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¿Y por qué es tan importante la presencia de estas entidades? En palabras de Juan Pablo Caballero,«Cabezo Beaza, Saprelorca y Base 2000 son los polígonos referentes en la Región y lo son porque hay una entidad de gestión liderada por los empresarios». Matiza también que «existen en algunos casos buenas negociaciones con ayuntamientos que son sensibles», ya que esta es una de las piezas claves para dar un giro a la situación actual. «Hay una falta de sensibilidad. Hay una pregunta que los ayuntamiento se podrían hacer: '¿Qué pasaría en mi municipio si no existiera el polígono industrial?'».
Consecuencias del abandono: pérdida de inversiones y desigualdad para los trabajadores
Los polígonos industriales son infraestructuras económicas básicas de interés general y «cuando hay una entidad de conservación, los polígonos están muchísimo mejor», afirma Joaquín Sánchez. Pero, ¿qué pasa cuando no la hay?
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Residuos descontrolados, graves deficiencias en el pavimento, empresas sin acceso a fibra óptica, ausencia de servicio de transporte urbano y, en definitiva, una sensación de abandono que no ayuda a que las empresas no solo murcianas, sino extranjeras, elijan invertir e instalarse en la Región.
Así lo cuenta Maribel García, quien comparte un caso real que, desgraciadamente, no es una excepción. «Una empresa extranjera decidió que quería invertir en nuestro polígono, pero no lo hizo porque no se cubrían los mínimos básicos».
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Entre las diversas carencias destaca la ausencia de transporte público, situación ante la cual los propios trabajadores han declarado sentirse discriminados frente a quienes trabajan en el casco urbano. «No tenemos las mismas ventajas de la ciudad y poder coger el autobús es una posibilidad que debería estar abierta».
Sin embargo, se puede hacer bien, y así se demuestra en el caso del Polígono Cabezo Beaza, que cuenta con servicio de transporte público desde hace 10 años. El representante de los empresarios de este parque empresarial de Cartagena, Leandro Sánchez, defiende que «las buenas comunicaciones con el polígono son fundamentales, ya que cada empresa tiene un horario distinto. Al tener fluidez de comunicación, los horarios se pueden adaptar y evitamos tráfico excesivo».
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En relación a la rentabilidad que supondría ofrecer el servicio de transporte público -rentabilidad cuestionada y que se convierte en uno de los argumentos clave para su inexistencia-, Leandro afirma que en el caso del Polígono Cabezo Beaza «al principio la línea seguro que fue deficitaria, pero como cualquier empresa cuando monta un negocio. Hay que apostar por un futuro y por lo que crees».
El futuro: optimista
«Los parques empresariales son de auténtica relevancia de cara al futuro», según José María Albarracín. Y al preguntar por el futuro, las respuestas de los entrevistados coindicen: optimista, prometedor, lleno de oportunidades, todo el camino por delante, trabajar duro, que todos rememos en la misma dirección O, como dice el arquitecto Rogelio Martín, «hay que hacer las cosas bien. Si lo hacemos bien, con ilusión e incidimos en ello, yo estoy seguro de que vamos a ir para adelate».
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FEPEMUR, con el apoyo de Croem y del Info, va a continuar trabajando con ahínco e ilusión para que la nueva normativa de regulación público-privada para el suelo industrial sea una realidad en la Región de Murcia, y para que los polígonos industriales tengan, por fin, el reconocimiento que se merecen.
Porque, como afirma Joaquín Sánchez, «lo que ha de ocurrir mañana está condicionado por lo que estamos haciendo hoy».
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