Familiares de personas con alzhéimer: «Temo que un día mi madre no me conozca»
El día mundial de la enfermedad se conmemora en el centro de Afade en Alcantarilla tras tres años sin actos por la pandemia
Los hijos de Carmen Cano no recuerdan el día exacto en que su madre «comenzó a tener olvidos», pero pueden reconstruir la sensación de aquellos ... primeros momentos en que supieron que «algo estaba fallando». Los problemas por la enfermedad de alzhéimer comenzaron a dar la cara en algún momento del año 2012, cuando Rosa, Trini y Paco comenzaron a ver que su madre «guardaba cosas y luego no se acordaba dónde estaban», que perdía la noción del tiempo, que se olvidaba de hacer la comida o de sus ingredientes. «A veces ponía algo en el fuego y se le quemaba», cuenta Rosa.
Publicidad
Carmen tiene hoy 91 años. La cabeza no empezó a fallarle hasta muy tarde, a los 80. «Por suerte, porque así la enfermedad avanza más despacio», reconocen sus hijos, aunque su necesidad de cuidados es permanente. Si alguien no se lo recuerda, no come, no bebe, ni va al baño. «Tenemos que ir obligándola con unas pautas horarias, es como un bebé», señalan. Lo que nunca ha olvidado Carmen son las caras de sus hijos. Que ocurra algún día es el mayor temor de Trini cada vez que se acerca a su madre. El nudo en el estómago no se esfuma hasta que no comprueba que sigue sabiendo quién es. «Me da miedo acercarme un día a mi madre y que no me conozca -asegura-. Cuando escucho historias de otros familiares, me da pánico».
Cuando el marido de Carmen todavía vivía, la falta de platos en la mesa permitió a la familia saber que necesitaba ayuda. «Veíamos que no hacía la comida, que llegábamos y siempre se le había perdido algo, que no encontrábamos el dinero nunca, y ella empezaba a culpar a la gente de haber escondido las cosas», cuentan. Fue al morir él cuando se decidieron a llevarla al centro terapéutico de la Asociación de Enfermos de Alzhéimer y Otras Demencias (Afade) de Alcantarilla, donde recibe terapia de lunes a viernes, aunque ella no se acuerde poco después de recibirla. El de Afade es uno de los complejos de referencia en la Región de Murcia para el cuidado de estas personas. Allí se conmemoró ayer el día mundial de esta enfermedad con una jornada de puertas abiertas que llegó tras tres años sin actos públicos debido a la pandemia de la Covid.
Noticia Relacionada
Más de 38.000 personas en la Región de Murcia padecen alzhéimer
La directora de la asociación, Julia Fernández, fue una de las fundadoras del proyecto hace 25 años, después de superar una grave depresión tras descubrir, al morir repentinamente su padre en un accidente de tráfico, que su madre padecía un grave caso de alzhéimer. «Mi padre nunca nos dijo nada. Se murió sin contárnoslo para no preocuparnos, pero él perdió 20 kilos». Julia se quedó en 'shock' al descubrir que su madre tenía cientos de envases de yogur lavados y guardados en un armario. Pronto vio que no era una excentricidad, sino una situación muy grave. «Salía con una zapatilla y un zapato; se iba a la plaza con 50 euros y volvía sin nada y un kilo de tomates». Un día le pasó lo que más teme Trini. «Me dijo: 'Tú no me vas a poner la camisa, ¡que venga mi hija'!».
Publicidad
La madre de Julia enfermó con solo 54 años. La degeneración cerebral ocurrió tan deprisa que cuatro después ya estaba encamada. No murió hasta los 76. Durante todos esos años, Julia y su marido se ocuparon de que tuviera cambios posturales cada dos horas, fuera de día o de noche. La directora de Afade buscó información sobre lo que le estaba pasando a su madre, pero «la enfermedad todavía no se conocía», cuenta. «El centro se inauguró en 1999», pero su madre ya no pudo aprovecharlo. Julia se decidió a liderar el proyecto cuando le dijeron «que podía ayudar a mucha gente». Por eso ayer no dejaba de sonreír, tras abrir las instalaciones dejando atrás la pandemia, un tiempo que, según alerta, «dejó tambaleándose la estabilidad emocional» de los usuarios. «Mi madre empeoró mucho», confirman los hijos de Carmen mientras la miran participar en una terapia de pintura, y ella traza dos girasoles de los que, por la tarde, ya no sabrá nada.
El deterioro cognitivo afecta a 55.000 personas en la Región, y son más cada año
Cerca de 55.000 personas padecen deterioro cognitivo en la Región de Murcia. De ellas, el 70% sufre alzhéimer, es decir, unas 38.500, y la cifra sube año tras año, según confirman fuentes de la Consejería de Salud. El avance de esta patología neurodegenerativa es más común a partir de los 65 años, una barrera por encima de la cual se calcula que están cerca del 95% de los afectados. Así, la mayor esperanza de vida es uno de los ingredientes que van dando cada vez más peso a la enfermedad, tal y como señaló el consejero de Salud, Juan José Pedreño, que visitó ayer, junto a la vicepresidenta y consejera de Política Social, Isabel Franco, las instalaciones de Afade en Alcantarilla: «Las demencias son enfermedades cada vez más prevalentes dado el envejecimiento que va sufriendo la población».
Pedreño explicó que el Servicio Murciano de Salud ofrece atención especializada a los enfermos a través de las unidades de demencias del hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y de El Rosell en Cartagena. La Unidad de Demencias de La Arrixaca realiza cada año el seguimiento de 2.400 pacientes con demencia, de los que aproximadamente la mitad padecen alzhéimer. En el caso de la unidad del Rosell, hace seguimiento a 1.000 pacientes cada año, y de ellos, son unos 700 los que tienen la enfermedad.
Respecto al Instituto Murciano de Acción Social (IMAS), Franco explicó que sus centros y residencias atienden a «más de 1.000 mayores afectadas por el alzhéimer», y agradeció a quienes los cuidan «su esfuerzo a la hora de llevar a cabo tratamientos rehabilitadores, terapéuticos y asistenciales».
El IMAS tiene suscrito un concierto social con Afade por importe de 1,9 millones de euros, así como un convenio con la Federación de asociaciones de familiares de enfermos de alzhéimer de la Región (Ffedarm), de 100.000 euros, de los que Afade recibe 10.000 más. Julia Fernández, la directora de la asociación, aprovechó el contacto con los medios para reivindicar la importancia de retomar el programa de fin de semana. «Esta enfermedad sigue ahí las 24 horas, aunque aquí les atendemos 9 de lunes a viernes», un tiempo que considera «insuficiente».
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión