Así trabajan 'los linces' de la Guardia Civil de la Región de Murcia
La Unidad de Seguridad Ciudadana cumple 20 años luchando contra la delincuencia
«... y todos con el chaleco antibalas puesto». Con esta orden concluye la reunión el teniente jefe de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Usecic) de ... la Guardia Civil de Murcia, Francisco del Cerro, al frente de la más veterana de estas unidades en España, que ayer cumplió 20 años. El 'briefing' se desarrolla a las diez de la mañana en una estancia de la Comandancia de Murcia y a él asisten 36 efectivos de la unidad, conocida como 'los linces': treinta agentes, cuatro cabos y dos suboficiales. Todos ellos participarán en un control contra el tráfico de drogas y armas en la confluencia de la autovía A-91 con la A-7 en sentido Murcia, en el municipio de Puerto Lumbreras. El teniente detalla las funciones de cada indicativo en el control matutino, el orden de llegada de cada vehículo y su ubicación.
La vía no está elegida al azar. La carretera de entrada a la Región desde Andalucía es una zona caliente para el tránsito de portadores de droga en dirección a todo el Levante. Para evitar los avisos de los 'lanzadera' –coches que viajan por delante de los que transportan la mercancía para avisar de la presencia policial– despliegan a otros efectivos en el entorno del control que vigilan movimientos sospechosos.
«Este es un paso obligado de gente que viene de Málaga, Algeciras y Granada y se dirige al este. Nosotros vigilamos quién entra y con qué intenciones. ¿Qué buscamos? Objetos robados, armas y estupefacientes. Además, nos encontramos a muchos conductores sin permiso de conducir y personas que tienen requisitorias de busca y captura por algún juzgado», detalla el teniente.
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En uno de estos dispositivos, el equipo detuvo a un conductor que había cargado el coche con 300 kilogramos de hachís. «Era un vehículo de alquiler que venía de Algeciras. El coche lanzadera le dio el aviso de nuestra presencia, se salió de la autovía y dejó el coche abandonado. Pero los cogimos a todos», recuerda el mando de la Benemérita.
Imposible escapar del embudo
El convoy de todoterrenos de la Benemérita llega al lugar fijado a las 13 horas. Apenas tardan unos minutos en desplegarse todos los efectivos y colocar el material. «El efecto sorpresa es esencial», remarca el teniente Del Cerro. Conos y barras rugosas para dirigir y retener el tráfico. Un dron vigila la fila de coches desde el aire y un antidron evita que alguna aeronave sobrevuele la zona controlada.
Además, la unidad cuenta con la imprescindible colaboración de un agente del Servicio Cinológico y la trufa de su compañero canino, experto en detectar la presencia de estupefacientes.
Un todoterreno corta un carril; otros tres se colocan en batería y un quinto cierra el dispositivo, preparado por si debe salir en persecución. La colocación de los vehículos es estratégica y crea un embudo zigzagueante del que es imposible escapar sin hacer un eslalon suicida.
Además, dos agentes aguardan con cadenas de pinchos por si es necesario parar en seco a algún conductor temerario. Esas cadenas han servido para dar caza a los pocos que han intentado huir para eludir un control.
«Ningún coche escapa a los pinchos, lo destroza», destaca el teniente Del Cerro. Un guardia civil –un suboficial con experiencia en captar malas intenciones con solo mirar a los ojos– se encarga de hacer las preguntas de control a los conductores. Lo escolta un agente armado con un fusil. Tras ellos, varios efectivos practican los registros en los coches seleccionados bajo la atenta mirada de otros dos funcionarios que portan sendas armas largas.
Un 'simpa' que sale caro
Un joven se aproxima al punto de control en un vehículo de color rojo. Algo no cuadra en la matrícula y un agente se da cuenta de que los números están modificados. El conductor ha usado unas burdas tiras de cinta aislante de color negro que convierten dos seises en dos ochos. Viéndose 'cazado' alega que se dirigía a una gasolinera y, como no tenía dinero, pensaba llenar el depósito de combustible y salir de allí sin pasar por caja. «Lo vamos a detener por falsificación de documento público», afirma el teniente.
La lluvia arrecia y el dispositivo se da por finalizado ante la peligrosidad de formar una retención con la calzada mojada. El control se salda con el joven arrestado y la incautación de tres armas blancas a conductores. 'Los linces' despliegan periódicamente estos dispositivos. Es una de las funciones que tiene encomendada la unidad. Al mes montan una media de ocho en carreteras de toda la Región, con un saldo de unas 1.300 denuncias y treinta detenidos de media al año.
Pero la Usecic es una unidad que realiza más misiones dada su naturaleza de apoyo al resto de unidades territoriales de la Comandancia y a otras unidades especializadas. Entre ellas, las que tienen que ver con orden público, entradas y registros en domicilios, control de masas en eventos de gran afluencia de público, protección de convoyes especiales, controles preventivos en zonas conflictivas por tráfico de drogas, vigilancia de delincuentes especialmente peligrosos y escolta de la Casa Real.
En la Región han estado presentes en las principales catástrofes, aportando protección y asegurando la vida de los ciudadanos. Es habitual verlos en los peores incendios forestales o en delicadas operaciones de la Policía Judicial. Estuvieron en el terremoto de Lorca en 2011 y en las inundaciones del río Guadalentín, en Puerto Lumbreras, en 2012.
Agentes de élite
Para afrontar con eficacia todas esas atribuciones, la cualificación de los agentes debe ser muy especializada y en constante reciclaje. De hecho, 'los linces' nutren sus filas con agentes de unidades de élite como el Grupo de Reserva y Seguridad (GRS), el Grupo de Acción Rápida (GAR) y de la Casa Real. «Para entrar a la Usecic se requiere un concurso de méritos, que garantiza la formación de los integrantes de nuestro equipo. Idioma, condecoraciones, estudios universitarios... Todo eso puntúa para el acceso y es imposible que alguien esté aquí sin esos requisitos mínimos».
En Madrid, a los miembros de la Usecic se les conoce como 'los lobos' por el indicativo de las unidades; en Sevilla, 'los pumas' y en Valencia, 'los tauros'. En Murcia son 'los linces' y fueron los pioneros en consolidar esta unidad dentro del Cuerpo hace ya veinte años.
Una vida dedicada a garantizar la seguridad de los ciudadanos
La primera Unidad de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil (Usecic) de España se puso en funcionamiento en Murcia el miércoles 1 de mayo de 2002. Estaba compuesta por un alférez, un sargento y 31 guardias civiles.
La iniciativa surgió del Coronel Jefe de la V Zona de Murcia, José Rodríguez Company, quien pensó en crear una unidad capaz de moverse por toda la Región y cuya dedicación fuera exclusivamente labores de prevención de la seguridad ciudadana y apoyo a otras unidades. Desde su puesta en funcionamiento, su actividad, pionera en aquel momento, ha consolidado un estilo propio en el trabajo policial y ya hay más de una quincena de unidades de seguridad ciudadana en ciudades de todo el país.
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