Esperanza teñida de rojo

La esperanza no siempre viste de verde. No caben en una hemeroteca y mucho menos en un solo periódico todas las situaciones que salva Cruz Roja, todas las personas que han cambiado lágrimas por sonrisas gracias a la inefable contribución de los 4.100 voluntarios y los casi 31.500 socios de la organización en la Región de Murcia. Humanidad enfundada en una sudadera roja. Generosidad con mayúsculas. Soporte constante de las personas más vulnerables en ámbitos como la salud, la educación, el empleo y la inclusión social. Rescate marítimo de los más desgraciados. Empatía y báculo para los ancianos más olvidados, y préstamo inmediato a fondo perdido para nuestros vecinos más agobiados. Y con más entrega y dedicación si cabe en un contexto especialmente complicado marcado por la Covid-19. En total, la organización atendió el año pasado a más de 89.000 personas en la Región, 31.000 de ellas empujadas por la pandemia. El 65% eran mujeres y tres de cada cuatro jamás habían recibido con anterioridad ayuda por parte de estos voluntarios, que ayer conmemoraron el Día Mundial de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.

Entre las muchas actividades desarrolladas, merece especial atención el programa de intervención dirigido a mejorar la calidad de vida de los mayores y las personas con discapacidad, que ha servido de cimiento para más de 3.200 personas en los momentos más duros de la pandemia, cuando la soledad competía con el coronavirus como el patógeno más agresivo en el interior de las residencias, pero también en los domicilios particulares de cientos de ancianos en la Región.

De hecho, la organización pone el acento en los estragos provocados en los últimos meses por «el confinamiento y el aislamiento social derivado de emergencia sanitaria de la Covid, que ha agravado las situaciones de soledad». Esto ha motivado un refuerzo de las acciones de apoyo y seguimiento telefónico a aquellas personas mayores que viven solas o en compañía de otra persona mayor. Aunque solo fuera una llamada para recordar que «seguimos estando a su lado para lo que necesite». Este y otros clavos ardiendo han llegado a más de 3.500 personas mayores que también han tenido acceso a programas de participación social. «La soledad no deseada es uno de problemas más importantes de nuestra sociedad y es un eje fundamental de la intervención de Cruz Roja», recuerda la organización.

«La calidad de vida de estas personas depende en gran medida de su bienestar físico y cognitivo», subraya Cruz Roja en la Región. Por eso, la institución también ha desarrollado en los últimos meses un proyecto que busca ayudar a los ancianos a mantener hábitos de vida saludables aportando recursos para que puedan llevar un control y seguimiento adecuados de sus problemas de salud. Actividades diversas para promover el ejercicio físico adaptadas a diferentes niveles de autonomía personal, desde las más preventivas hasta las dirigidas a personas con movilidad reducida.

Pero Cruz Roja también ha prestado especial atención estos meses a los cuidadores. A las personas que cuidan de los más vulnerables, y a los que tampoco se puede dejar de cuidar. En este sentido, el programa estaba dirigido a mejorar la calidad de vida de estas personas, que sufren «una sobrecarga derivada de sus labores de cuidado», recuerdan fuentes de la institución.

Estos son solo algunos de los pilares en los que se basa el respaldo que Cruz Roja presta a los más necesitados. Cuando parece que todo está perdido. Los más de cien voluntarios de Salvamento Marítimo, por ejemplo, realizaron el año pasado más de 226 intervenciones. En el plano laboral, 4.375 murcianos se acogieron en 2020 al Plan de Empleo de la organización, de las cuales 1.334 eran menores de 30 años. El porcentaje de inserción es superior al 36%. Datos que representan solo una muestra del «año más difícil que tenemos en la memoria», en palabras del máximo responsable de la organización, Faustino Herrero. Un año que ha obligado a poner en funcionamiento «la mayor operación humanitaria de la historia de Cruz Roja en cuanto a movilización de recursos, capacidades y personal», deja claro Herrero.

Asunción Juárez, coordinadora de la organización en el Región de Murcia, recuerda que «todas estas cifras, aparentemente frías, intentan ser un reflejo de la situación social en que se desenvuelve nuestra labor. Todas estas personas y familias, todas ellas, presentan una situación, en muchos casos dramática, que pone en riesgo nuestra capacidad como sociedad de no dejar a nadie atrás». Para Juárez, «el riesgo fundamental no es que el número de personas atendidas aumente, que también, sino que las situaciones se hagan crónicas. Nos encontramos con casos que se alargan muchísimo en el tiempo y el abanico de necesidades no deja de aumentar de forma exponencial».

Por ello, Cruz Roja ha incrementado y reforzado este año los programas y mecanismos de actuación para apoyar la recuperación de la sociedad mediante una respuesta integral «desde todas las áreas de intervención y conocimiento». El objetivo es contribuir así, más si cabe, a la recuperación «tras el impacto socioeconómico de la pandemia».

El reto inmediato de los voluntarios y los responsables de Cruz Roja este año de vacunas y esperanza, que a pesar de todo seguirá siendo un año de crisis, es «consolidar y reforzar los mecanismos de coordinación en nuestras asambleas, que dan cobertura a todos los municipios de la Región. El objetivo final es desarrollar nuestra labor humanitaria con imparcialidad y neutralidad, con nuestro carácter voluntario y de unidad, basándonos siempre en la independencia y universalidad que cimenta nuestra institución desde sus inicios».