Croem pronostica para este año una «notable desaceleración» económica

La Confederación Regional de Organizaciones Empresariales de Murcia (Croem) advirtió ayer de que se está conformando un «contexto adverso» que podría llevar a una «notable desaceleración» de la actividad económica durante 2023 en la Región de Murcia. Así consta en el Boletín de Coyuntura Económica de la patronal relativo al IV trimestre de 2022.

La patronal percibe una cada vez mayor moderación en el ritmo de mejora laboral y un empeoramiento de los niveles de déficit público autonómico y de la deuda comercial. También observa una excesiva dilatación de los plazos de pago, por lo que pide un plan de actuación inmediata.

Los riesgos, además, «se mantienen al alza, dada la persistencia de las presiones inflacionistas, que conllevan una importante pérdida de poder adquisitivo para los hogares; la debilidad del consumo; y el encarecimiento de los costes de financiación» bancaria, señalaron fuentes de Croem.

En la organización explicaron que, en el cuarto trimestre de 2022, la economía regional mantuvo una tasa de crecimiento todavía consistente, en torno al 4,5%, apenas inferior a la nacional y a la registrada en los trimestres inmediatamente anteriores. Según sus cálculos, es «muy posible» que el Producto Interior Bruto (PIB) se expandiera el año pasado a tasas cercanas a ese nivel.

En consecuencia, la Región habría mostrado una resiliencia «más sólida» de lo esperado al 'shock' externo por la invasión rusa de Ucrania, en cuanto al freno en las cadenas de suministro globales y el aumento de los precios de las materias primas.

Sin embargo, la Croem detecta un impacto «desigual» en los distintos sectores productivos. En el lado positivo, destaca la construcción, impulsada por los niveles de obra pública más altos del último decenio debido a las licitaciones del Estado asociadas al AVE y a la recuperación del Mar Menor.

La actividad residencial también prosiguió su expansión en 2022, aunque con síntomas de agotamiento en la compraventa de viviendas a final del año.

En los servicios, se alcanzó un crecimiento de dos dígitos por el restablecimiento del turismo tras la eliminación de las restricciones de movilidad impuestas por la pandemia. Aun así, sus registros quedan rezagados respecto al resto de autonomías.

En el lado negativo, las producciones agrícolas registraron un retroceso de cierta magnitud en buena parte de las variedades con especialización productiva. La industria se mantiene en tasas positivas, pero notablemente desaceleradas. Madera, bebidas y calzado supusieron la cara, y las industrias químicas y del metal, la cruz.

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• José María Albarracín
• Economía en la Región