Croem y Cámara prevén que la Región de Murcia sostenga un ritmo de expansión económica «sólido» pese a la incertidumbre arancelaria
El boletín de coyuntura de la patronal y la Cámara de Comercio resalta que el sector agrícola cerró el primer semestre con un avance positivo, así como los servicios crecen a un ritmo «consistente», mientras la industria sufre más las tensiones globales
La Región de Murcia, con previsiones que apuntan a un crecimiento económico entre el 2,5% y el 3% a lo largo de 2025, «lograría ... sostener, por el momento, un ritmo de expansión sólido». Así lo asegura la patronal Croem y la Cámara de Comercio en su último boletín de coyuntura semestral publicado este miércoles, aunque reconoce que sería «desacelerado en comparación con el de un año antes, cuando se habría rebasado el 3%». Así que incide en que de materializarse estas predicciones «quedarían ligeramente por encima de la media del país», a pesar del elevado grado de incertidumbre, sobre todo por el impacto de la guerra arancelaria de Estados Unidos. Por lo que se aconseja a los empresarios «aplicar el principio de prudencia».
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El análisis de lo acontecido en el tejido productivo hasta mitad de año refleja que no todos los sectores avanzan al mismo ritmo. En concreto, la actividad agrícola en términos generales muestra comportamientos positivos, más allá de que haya algunos resultados desiguales en algunos cultivos, con la ganadería ofreciendo datos alentadores. Sin embargo, en contraste, la industria regional cierra el semestre «con signo negativo y sin una dirección clara, reflejando las tensiones globales».
Por su parte, el sector servicios «sigue siendo el motor económico murciano» y mantiene un crecimiento «consistente», impulsado especialmente por el comercio, aunque se aclara que «el turismo muestra síntomas de enfriamiento». En el caso de la construcción, la estabilización en la ejecución de vivienda -dentro del déficit de oferta existente-, se ve compensada por la fuerte pujanza inmobiliaria, así como por la mayor actividad en obra pública.
En conjunto, las previsiones positivas han conseguido impulsar «una leve mejora en el optimismo empresarial», subrayan desde Croem y la Cámara de Comercio. Al respecto, las expectativas para el tercer trimestre son de un repunte de +1,8 puntos. De esa manera, la evolución del empleo sigue de forma favorables, alcanzándose cifras récord. Así que en términos interanuales se consolida «una tendencia positiva y sostenida». Y eso que el aumento de los costes laborales siembran cada vez más dudas. De hecho, en los últimos dos años han aumentado un 6,8%,aunque el componente no salarial lo hace en mayor medida, hasta un 7,7% más.
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A nivel de comercio exterior, las entidades empresariales reiteran que las exportaciones murcianas se ven más afectadas por el componente energético, la caída de importaciones, y las lógicas dudas sobre la aplicación de medidas arancelarias, lo que acaba por arrastrar el saldo a terreno negativo. Y es que se deja claro que el conflicto comercial iniciado por el presidente norteamericano Donald Trump genera dudas para sectores clave como el agroalimentario, altamente expuesto al mercado exterior.
Al respecto, se alerta del enfriamiento económico debido a «las mayores barreras comerciales, condiciones financieras más estrictas, pérdida de confianza en los mercados y un entorno de política económica incierta». Mientras que en compensación, la fortaleza de la economía doméstica se ha sustentado de forma más significativa en el consumo privado y la inversión.
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A lo largo de 2025, la inflación ha dibujado por su parte una tendencia bajista, si bien, los datos de cierre de trimestre rompen con este camino. Así, la variación interanual del índice de precios de consumo (IPC) se situó en el +1,7% en junio, un repunte que no impide a la Comunidad mantenerse -junto a Canarias- como la autonomía con la inflación más baja, y situarse por tanto por debajo de la media nacional (+2,3%).
Tampoco se puede obviar que, pese a la tendencia descendente mas reciente, se debe contemplar que los potenciales aranceles impuestos por EE UU «pueden amenazar la inflación al encarecer los productos importados y reducir la competencia, lo que eleva los costos para empresas y consumidores y presiona al alza los precios en la economía».
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