El consumo de platos preparados se duplica en la Región de Murcia en 20 años

La percepción social sobre alimentos y bebidas ha variado de forma ostensible en las últimas dos décadas, donde han surgido nuevas formas de entender la comida, con más compradores pendientes del origen y un incremento de la conciencia medioambiental que ha multiplicado las producciones ecológicas y de kilómetro cero. Esto, sumado a las crisis económicas, la precarización laboral y el avance de modelos de familia no tradicionales, ha impulsado cambios en los hábitos de consumo. En la Región de Murcia, las variaciones resultantes quedan patentes al analizar la evolución del consumo desde el inicio del milenio de los principales productos a través de los informes que cada año publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Uno de los cambios más significativos entre el año 2000 y 2020 fue el registrado en la comida precocinada. Los murcianos consumen hoy más del doble de platos preparados que a comienzos de este siglo, en concreto, un 138,4% más. En total, cada ciudadano de la Región tocaba en 2020 a 16,6 kilos anuales de media de estos productos frente a los 7 que ingería en el año 2000. Y la tendencia continúa. En 2021 el crecimiento se mantuvo en el 8,5% entre enero y noviembre –último mes con datos disponibles– frente al mismo periodo del año anterior. La comida preparada está ya presente en más del 86% de las dietas de la Región.

Otra de las mayores variaciones la protagoniza el azúcar, cuyo consumo cayó un 40,8%, pasando de los 6,6 kilos por cabeza en el año 2000 a 3,9 en 2020, aunque el confinamiento volvió a disparar su popularidad. En 2019, el consumo de azúcar era de solo 2,7 kilos per cápita, pero tras la crisis sanitaria la cifra creció un 43,4%.

Respecto a la carne, uno de los productos más discutidos en los últimos meses por su predominancia en la dieta y los problemas asociados a su producción intensiva, había experimentado una caída paulatina hasta 2019, pero un repunte del 13,1% en la pandemia le hizo recuperar el terreno perdido y dejar la cuenta casi invariable 20 años después, con una reducción de solo el 0,8% entre 2000 y 2020, hasta situarse en 45,2 kilos por cabeza al año. Por variedades, destacan las subidas del vacuno y el porcino, con más de un 26% cada uno y la caída del pollo en un 11,3%.

Cabe destacar que la pandemia provocó un incremento generalizado del consumo alimentario. Los murcianos gastaron un 18,4% más en alimentación y elevaron los kilos de productos adquiridos un 15,2% respecto a 2019. La inflación se deja notar en la comparativa a 20 años, con un gasto un 73,4% mayor para un consumo en kilos solo un 6,6% mayor.

Los productos del mar también han ganado presencia en las neveras. Pescados y mariscos crecen un 4,3%. Y destaca la subida del pescado fresco un 265,6% hasta los 8,6 kilos por habitante. En el otro lado de la balanza se sitúa uno de los productos del que más presume la dieta mediterránea: el aceite de oliva, cuyo consumo ha caído un 34,2%, casi tres litros menos por persona que en el año 2000, aunque a la hora de adquirirlo, los murcianos se decantan cada vez más por el virgen (+259,8%), que supone ya más de la mitad del aceite de oliva consumido. También comemos menos pan (-38,6%), arroz (-17,1%), legumbres (-3,1%) y huevos (-6,5%) y más pasta (53,9%), frutas (43,1%) y hortalizas (13%).

Por otra parte, en el apartado de bebidas, el vino ha ido perdiendo espacio en las mesas de la Región frente a la cerveza, con una caída del 24% que contrasta con el incremento del 26,2% del fermentado de cebada, si bien la pandemia supuso un fuerte impulso al consumo de ambas bebidas alcohólicas, con un crecimiento del 32,5% y el 29%, respectivamente, frente a las cifras de 2019.