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Santa Eulalia propone un viaje al pasado árabe entre rituales fúnebres y vestigios de la muralla en Murcia
Acaban las excavaciones arqueológicas que han permitido musealizar y ampliar en 1.100 metros cuadrados el Centro de Interpretación del barrio
Bajo un techo azul marino, con luces puestas estratégicamente y simulando las constelaciones, el visitante se adentra, nada más pasar por la puerta del Centro de Interpretación de Santa Eulalia, en el pasado medieval andalusí de Murcia, de la Madina Mursiya de esos primeros pobladores que allá por el año 825 decidieron asentarse en este enclave de la vega del Segura.
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Un recorrido totalmente inmersivo y didáctico que desde estos orígenes del siglo IX llega hasta el esplendor de la ciudad en el siglo XIII (año 1243). Restos de la muralla, antemuralla, barbacana y el mayor cementerio encontrado hasta ahora forman parte de los nuevos 1.100 metros cuadrados de exposición, que se suma a los 500 ya existentes y previos a estas últimas excavaciones. El trayecto subterráneo tiene una longitud de 160 metros y con ello se logra la unión y puesta en valor conjunta de los restos existentes bajo el edificio Almudaina, la plaza de Santa Eulalia y el actual Centro de Interpretación.
El recinto junto a la plaza de Santa Eulalia ya está preparado para recibir visitas, pero por ahora, y hasta las Fiestas de Primavera, están restringidas a pequeños grupos de colectivos del barrio y asociaciones, explicó el concejal de Turismo, Jesús Pacheco. De hecho, la demanda vecinal ha hecho que se amplíen, por ahora, a cuatro los grupos.
Los restos arqueológicos se encuentran a 3,5 metros bajo el nivel actual del suelo, siendo esta la cota original de la ciudad medieval. Entre los restos hallados está la controvertida Puerta de las Siete Puertas, una entrada laberíntica por la que algunos estudiosos defienden que Jaime I accedió a Murcia en 1266 para conquistarla. Quedan investigaciones futuras que lo corroboren.
El alcalde de Murcia, José Ballesta, junto a parte del equipo de arquitectos, arqueólogos, historiadores e ilustradores, entre otros colectivos que han participado en los trabajos, inauguró este jueves la ampliación del Centro de Interpretación. «Hoy el sueño de recuperar el esplendor» de la Murcia antigua «se ha hecho realidad», apuntó. Añadió que al andar entre los restos arqueológicos «rendimos tributo a nuestros antepasados», a la vez que con su recuperación se logra que «perduren para las futuras generaciones». Pero no solo estos, dijo, sino también los del arrabal de la Arrixaca, en San Esteban, y las Fortalezas del Rey Lobo de Cabezo de Torres y Monteagudo, inmersos en procesos de excavación.
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El trayecto comienza en la entrada al centro a nivel del suelo, con un gran mapa interactivo de la ciudad en el que, al presionar, se encienden los lugares más representativos, algunos ya desaparecidos, como los baños árabes o el zoco. Sirven de guías los hologramas de personajes históricos de la época, como el erudito musulmán Al-Ricotí, la poetisa Amat y el alarife que construyó la puerta mudéjar, que son los encargados de ir introduciendo al visitante lo que se va a encontrar en las tres principales partes del recorrido.
El cementerio musulmán es una de las grandes joyas de la reciente excavación, con cincuenta tumbas halladas, en el que se utilizaron diferentes tipos de enterramientos, algunos poco usuales en el rito musulmán, como explica la poetisa Amat.
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«Es el principio»
Aunque se da por concluida la excavación, los hallazgos seguirán siendo objeto de estudio, sobre todo la puerta, para terminar «de entender» el pasado, explicaron la arqueóloga María Haber y la catedrática de Historia Medieval de la UMU María Martínez, quienes forman parte del equipo de expertos. «Esto parece el final, pero es el principio, ya que queda aún una importante labor de estudio y revisión de datos sobre los hallazgos para poder interpretar mejor» aquella realidad.
El arquitecto y director del proyecto museístico, Francisco Guerao, apuntó que con la ampliación del Centro de Interpretación concluían nueve años de trabajo. «Es un espacio para vivirlo y tocarlo», destacó. Una ambientación sonora acompaña al visitante todo el trayecto, durante el que se escucha a pájaros, grillos, el discurrir del agua, o los sonidos de los artesanos trabajando. Guerao recordó que el barrio celebra estos días la Ruta del Plato de Cuchara, dedicada a la cocina andalusí, por lo que a través de la gastronomía también se podrá viajar a la Murcia del pasado.
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El acto concluyó con la entrega al alcalde del logotipo del centro en forma de pin: una estrella de ocho puntas realizada por la joyera Almaleon. El ilustrador Pedro Hurtado le regaló los ejemplares 'La Historia Ilustrada de Murcia', y su versión infantil, de la que es autor, y la asociación de comerciantes le hizo llegar calendarios con fotografías antiguas del barrio.
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