Nazarenos murcianos afectados por la suspensión de las procesiones, en 2024. Nacho García
La Murcia que no vemos

Otra vez mirando al cielo

La tormenta en nuestra bendita Murcia es una hermandad más que, fiel a su devoción, cada año intenta cumplir su procesión

Jueves, 10 de abril 2025, 12:58

Contaba el diario 'La Paz de Murcia', allá por el año 1867, un 16 de abril, que la Semana Santa «ha sido mojada en extremo: ... solo la procesión del miércoles es la que ha salido». El Jueves Santo casi lo logra. Pero tampoco. Escojo esta noticia al azar entre otras cien mil similares. La tormenta en nuestra bendita Murcia es una hermandad más que, fiel a su devoción, cada año intenta cumplir su procesión. O arruinar las de otros.

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En estos días que amenazan agua se dividen los murcianos en dos inmensos grupos: quienes disfrutan de las procesiones y quienes las padecen, con el subgrupo de «yo me voy a la playa, que no quiero líos». Sin embargo, a todos les puede llover.

La Aemet ha publicado una curiosa investigación que analiza, entre otras cosas, el número de días lluviosos que hemos tenido en Murcia entre el 13 y el 21 de abril, donde hogaño cae la Semana Santa, y durante el periodo 1981-2024. Así, el 25% de los 13 de abril (Domingo de Ramos) hubo tormenta. La jornada con mayor porcentaje es el 15 de abril (Martes Santo), con un 36,4%, seguido del 18 de abril (Viernes Santo), que ofrece un 31,8%. Primera conclusión: da igual que la Semana Mayor caiga en marzo que en abril, aguas mil.

Resulta lógico, con la ciencia en la mano, que acostumbre a llover estos días del inicio de la primavera. Todo se conjura para ello: tiempo inestable, más humedad en la atmósfera y transición térmica. Aunque esto lo explica mejor mi estimado científico maestro López Nicolás.

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Otra cosa es la sensación de que la tormenta querrá ver salir esa maravilla de paso del Cristo de las Almas, el de los hermanos Cava, al de la Penas o a la Dolorosa de Jesús. Que no me extrañaría. En Las Flores, en cambio, las nubes lo tienen más crudo el Viernes Santo pues el sol, hasta ahí podía llegar, suele espantar la lluvia cada año.

Pues no sería aquél Viernes Santo por la mañana del 2002… Tan triste como la suspensión del Perdón el año pasado.

De momento, hay peligro de precipitaciones sábado y domingo. Más no se precipiten ustedes. Todo depende del parte que atendamos. Más de uno, receloso de la Aemet que con pinzas se coge las isobaras, acuden a otros servicios meteorológicos.

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Hasta europeos, oiga. Y luego machacan las orejas del personal, chato va y chato viene, advirtiendo de que la Agencia Estatal del Tiempo Uzbekistana, la Aetu, suele clavar cada año la previsión, échenle hilo a la cometa, ¡para la ciudad de Murcia!

Siempre es triste que llueva sobre tanta devoción, tradición e historia. Y sobre tantos murcianos ilusionados, desde el fornido estante al penitente anónimo, el músico, la legión de niños que aguardan un caramelo o las manolas, como mi hija María, que a ver si este año se estrena en la Soledad magenta.

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Pese a todo, algo está claro como clara será la luminosa mañana del domingo en Santa Eulalia: si llueve, es porque el Señor, pongo por caso al de San Antolín, que es más testarudo que ninguno, lo permite. Así que, como decía el otro, si Dios quiere mojarse, pues que se moje.

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