Devastadora. Una de las muchas fotografías que el diario LA VERDAD publicó sobre la fatídica riada del Turia del 14 de octubre de 1957.
La Murcia que no vemos

La última riada que hermanó a los murcianos con Valencia

Domingo, 3 de noviembre 2024, 08:00

Algo debe existir en el ADN de valencianos y murcianos, con permiso de la ciencia, que nos hermana en una inquebrantable pasión por defendernos. Quizá ... sea el histórico origen común de nuestras tradiciones, folclore y costumbres. Y, desde luego, el azote que desde hace siglos ambos pueblos han sufrido a causa de las riadas.

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De entrada, ambos antiguos reinos denominan como «la riada», a secas, las dos grandes avenidas que arrasaron sus territorios. Y hasta en eso compartimos mismo día del calendario. Octubre es mal mes para las tormentas. La nuestra, la de Santa Teresa, el 14 de octubre de 1879, que destrozó la vega durante más de veinte años y arrambló con la vida de 777 víctimas oficiales, que fueron más. Y la valenciana, un 14 de octubre de 1957, cuando las aguas sepultaron Valencia en dos terribles embestidas del río Turia. Más de 80 muertos.

En una y otra, murcianos y valencianos destacaron por ser quienes más se comprometieron en socorrer a tan queridos vecinos. En 1879, Valencia se volcó hasta el extremo de encabezar las listas de donaciones. Así que ahora, ante la terrible DANA que afecta nuestra tierra hermana, es recomendable recordar qué ocurrió en 1957, cuando Murcia se volcó de forma tan decidida en arrimar el hombro.

Aquel año, para empezar, se organizó la histórica campaña emprendida por Radio Juventud y el periodista Adolfo Fernández. Se llamó 'La Gran Subasta' y consistió en un programa ininterrumpido para conseguir ayuda y enviarla a Valencia. Tuvo repercusión en otras radios nacionales y hasta en emisoras americanas.

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El programa subastó cosas inverosímiles, incluso un borriquillo de pocos meses al que le llamaron 'Platero II' y recorría la Redacción de la radio como si fuera una mascota. El animal fue adquirido por el industrial de la pedanía de El Palmar, Juan Bernal, en cuya factoría vivió durante muchos años.

El arzobispo de Valencia, por otro lado, llegó a desprenderse de su anillo, al que puso como precio un millón de las antiguas pesetas (6.000 euros), mientras la cantante y actriz Carmen Sevilla, entonces un mito, viajó a la capital del Segura para mostrar su apoyo. El día siguiente a la riada, junto con Cartagena, comenzaron a enviarse diez mil kilos de pan diarios. Diarios. Y se siguió haciendo hasta que la situación se normalizó.

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Un manto de seda

La idea de regalar un vestido a la Patrona de Valencia surgió durante la subasta del manto de la Virgen del Pilar zaragozana, que también organizó la radio. Radio Juventud de Zaragoza comunicó que en aquella capital se había alcanzado la cantidad de 1.052.321,60 pesetas. Adolfo Fernández explicó entonces que en Murcia se había igualado esa puja, «más 1,60 pesetas que pongo yo de mi bolsillo».

El periodista propuso que el manto se quedase en Zaragoza, que Murcia ofrendase un manto a la Pilarica, que el gobernador maño hiciera lo propio con la Fuensanta «y que Aragón y Murcia se uniesen para confeccionar otro manto y entregárselo a la Virgen de los Desamparados», según publicó 'Línea' el 10 de noviembre. Casi nada. Pero así se hizo.

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La pieza para la Pilarica llevaba a la Fuensanta bordada sobre terciopelo de seda rojo y una orla con los escudos de los partidos judiciales de la provincia. Finalmente, fue entregado abril de 1959. El manto para Valencia también incluía un medallón con la Morenica, debajo de otro con la Virgen del Pilar.

Valencia correspondió en su día a tanta generosidad. En la capital del Turia impulsaron la idea de abrir una suscripción para «ofrendar un magnífico manto a nuestra Patrona», según publicó 'Línea' el 2 de noviembre.

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En abril de 1958, unos 15.000 valencianos peregrinaron a Murcia para ofrendar la maravilla que confeccionaron los hermanos Burillo. Pero de arte del mejor. Acaso sea uno de los mejores mantos que atesora la Patrona murciana. Es de raso azul celeste y fue bordado en oro. El corpiño está salpicado de joyas.

El manto fue entregado oficialmente unos meses más tarde. En febrero de 2023 fue restaurado. Además, Valencia nombró a la Patrona de Murcia Fallera Mayor Perpetua. Y al alcalde, que entonces era Fernández Picón, fallero predilecto.

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El Himno a Valencia

Mientras los donativos se sucedían, llegó a Murcia una curiosa pieza: la partitura original del Himno a Valencia, que había sido subastada. El documento había sido donado para ese fin por Isaura González Zaporta, viuda del Maestro Serrano. Ella escribió sobre el papel: «Dios bendiga al donante generoso que adquiera estos manuscritos del Himno de Valencia». Unos empresarios del transporte murcianos desembolsaron las 25.000 pesetas de la época, que no eran moco de pavo. Y la pieza se vino a Murcia para quedar depositada en el Archivo del Almudí, donde se conserva.

En abril de 2009, por vez primera, la partitura regresó a Valencia de forma temporal. Allí la recibió la alcaldesa Rita Barberá con motivo de la muestra organizada por el centenario de la Exposición Valenciana.

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Estas solo fueron algunas de las iniciativas que los murcianos pusieron en marcha apenas conocido el desastre del 14 de octubre de 1957. Hubo muchas más, algunas curiosas como el envío de dos camiones repletos de flores a la Patrona valenciana, la Virgen de los Desamparados. Recuerdos que aviva la tragedia que estos días vuelven a padecer los hermanos valencianos.

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