¿Cómo pensaban hace un siglo que sería la vida en el año 2024?
Televisión en los hogares, ventas 'online', vídeos en apps de contactos o pantallas en las aulas. Nada nuevo bajo el sol que estos días nos ... ilumina. Pero bajo aquel que calentaba a nuestros abuelos, allá por 1924, estas cosas sonaban a pura ciencia ficción. Sin embargo, los murcianos pudieron entonces vislumbrar el futuro a través de un artículo que vaticinaba, hace ahora un siglo justo, tales adelantos.
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Fue publicado en el periódico 'El Liberal de Murcia' un 13 de agosto de 1924. Su autor, aunque el diario no lo mencionaba, era el francés René Hervouin, de cuyo texto también se hicieron eco otros rotativos españoles. La pieza periodística, que comienza preguntando qué será del cine «dentro de cien años», ya aporta un acierto en sus pronósticos. Así, Hervouin asegura que en 2024 ya no existirán las antiguas y molestas farolas y «los tubos luminosos de mercurio corren a lo largo de las casas».
Casi a renglón seguido, otra profecía que suena muy actual: «El cine ha sustituido casi totalmente a la imprenta». Además, la imagen también se utiliza en «carteles anunciadores animados» que sustituyen a los de papel. Y acaba: «Una casa de modas ha tenido la idea de proyectar en sus vidrieras, esmeriladas, su catálogo animado».
Hervouin también vaticina que la prensa en papel reducirá su tirada y en las fachadas de los grandes diarios se colocarán pantallas gigantescas para emitir «los últimos acontecimientos del mundo entero». ¿Con qué tecnología? La denominó «telecinematografía sin hilos», que permitiría dar cuenta de cualquier acontecimiento acaecido en el mundo «a las pocas horas».
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En Murcia, mientras tanto, también sucedían cosas. En aquel remoto año de 1924, por recordar un hecho, no se celebraron Fiestas de Primavera. La costumbre era que las organizaran Ayuntamiento y comerciantes tras convocar una reunión de las «fuerzas vivas» de la ciudad, incluido el Ejército.
Aquel año, en cambio, las conversaciones no llegaron a buen puerto y los parroquianos se quedaron sin Bando, Batalla de las Flores y corridas en La Condomina. Las familias más acomodadas pudieron dejarse caer por la recién estrenada Sociedad del Tiro de Pichón, que había sido creada en el año 1923. Nadie imaginaba entonces que hoy es impensable, salvo que suceda una catástrofe, la suspensión de tan concurridas fiestas. Pero lo que si imaginó Hervouin en su artículo fue el futuro de los cines, cuya predicción tampoco tiene desperdicio.
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Cinematógrafo del hogar
Las salas donde se proyectaban películas se sustituirían por «el cinematógrafo del hogar». E incluso cualquiera podría comprar un piso por «teléfono y cinematógrafo». El uso de éste último, además, se extendería a los colegios, universidades y hasta «las escuelas más modestas del pueblo» y sería de gran utilidad para explicar todas las materias.
Otra aplicación que en 2024 sería una realidad era el empleo de imágenes en las comisarías de Policía para identificar a los delincuentes. Y también la concesión de subvenciones públicas para conservar aquellas cintas con eventos históricos. Pero también las películas «de los grandes acontecimientos familiares, bodas, bautizos».
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Huelga comentar otra de las profecías que sostenía cómo las compañías de ferrocarriles y las aéreas podrían hacer en 2024 «una formidable publicidad por medio de las películas». A ellas se sumarían los comerciantes que, una vez arrinconados los viajantes y comerciales, enviarían a sus clientes, en lugar de un muestrario, «una película con su catálogo». Pura venta 'online'.
Los usos del cine, según contaba 'El Liberal' a los murcianos, parecía no tener límites en el futuro. Por ejemplo, como reclamo en imágenes para las agencias matrimoniales. De esa forma, «en cualquier proyección al aire libre los espectadores pueden ver a las personas que desean casarse». Algo así, aunque a lo basto, como las actuales 'apps' para ligar.
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Ante el aumento en el número de soportes informativos sería indispensable que muchas más personas se dedicaran, como realmente sucede en la actualidad, a crear contenidos. Contaba en su artículo Hervouin que «en los estudios, que son millares, las compañías de artistas, que se cuentan también por millares, trabajan sin cesar». Entretanto, las películas apenas costarían «más que cinco céntimos el metro».
Pese a tanto acierto, René Hervouin erró al asegurar que en 2024 se habría inventado el modo de proyectar las películas en las nubes, lo que permitía que cualquier transeúnte, «con solo levantar la mirada, vean una serie no interrumpida de anuncios de diversos comercios». El francés aventuraba que quizá un gran diario compraría los derechos de proyectar en el cielo y no habría nada tan impresionante como ver aparecer allá arriba «Atención. Va a comenzar la proyección de los últimos cine radio del diario 'Luz'». Menos mal que aquí se equivocó. El curioso artículo, que sin sospecharlo acercó tanto de nuestra época a nuestros abuelos, concluye advirtiendo de que este año, 2024, sería «el del progreso, la ciencia y la luz». Sobre esa afirmación, que cada uno extraiga sus conclusiones.
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