El desconocido panteón donde reposan grandes murcianos
Varias familias de ilustres políticos y científicos recibieron sepultura en el gran mausoleo de Juan López Somalo
De tales descomunales medidas son sus sarcófagos de mármol blanco, desconocidos para casi todos los murcianos, que fue necesario mantener sin tejado el panteón que ... los alberga hasta que, tras fallecer la esposa, una grúa lo introdujera entre aquellas paredes. Y aún esperaría la familia a la muerte del marido para que descansara en similar sepulcro y entonces construir la cubierta.
Es el panteón de Juan López Somalo, donde se encuentra tan destacado murciano en el cementerio de Nuestro Padre Jesús. Y junto a él, por razones de parentesco, no pocas personalidades de esta tierra que bien merecen ser recordadas.
Entre ellas, otro alcalde murciano, Antonio Gómez Jiménez de Cisneros. O la eminente científica Piedad de la Cierva, acaso la más ilustre en toda la historia de la urbe. Sin olvidar a aquella camarera del paso de La Cena, de Jesús. Y otra retahíla de célebres cadáveres que, gracias al celo de sus descendientes, mantienen digna sepultura.
Un simple nicho acoge el cadáver de Piedad de la Cierva, nuestra más grande investigadora
Juan López Somalo nació un 30 de noviembre de 1823. Inició sus estudios en el murciano Seminario San Fulgencio y luego cursaría estudios de Leyes en la Universidad de Valencia. Ejercería como abogado en Murcia, de cuyo Colegio sería más tarde decano, abriendo despacho en la calle Frenería.
Articulista en diarios nacionales, como 'El Economista', tradujo obras y escribió otras, además de desempeñar la cátedra de Economía en la entonces llamada Universidad Libre, entre 1869 y 1874. Hasta alcanzar la dignidad de decano de la Facultad de Derecho.
El genial Martínez Tornel describió certeramente al personaje en un artículo de 'El diario de Murcia' allá por 1895: «Pocos hombres del partido liberal, antiguo y moderno, han sido tan discutidos como el señor Somalo». El motivo era su inquebrantable carácter y el convencimiento de que la libertad era la única solución a todos los problemas económicos del país.
Su carrera política fue imparable. De concejal del ayuntamiento a alcalde en 1869. Luego, diputado en 1875, vicepresidente de la Comisión Provincial en 1879, gobernador civil de Alicante, Ávila, Albacete, Oviedo y Castellón, sin duda gracias a su amistad con Práxedes Mateo Sagasta, presidente del Consejo de Ministros. También fue Somalo el primer presidente del Real Casino de Murcia.
Llega el cólera
Apenas fue elegido alcalde en julio de 1865, el cólera azotó la actual Región. La epidemia se cobró la vida de 879 personas en los cuatro meses siguientes. Lejos de huir, como era costumbre entre quienes tenían posibles, Somalo se echó a las calles, inspeccionando en persona mercados y plazas de abastos para comprobar que se cumplían sus disposiciones sanitarias.
Superada la epidemia promulgó el llamado 'Bando General de Buen Gobierno' que reguló materias muy diversas de la convivencia y cuyo texto se convertiría en 1890 en las 'Ordenanzas de Policía Urbana'. Base de las actuales.
El periodista y político falleció en Madrid en 1895. Su cuerpo fue embalsamado para enviarlo a Murcia, donde reposa en un impresionante sepulcro de mármol. Junto a él, en idéntico mausoleo fue enterrada su esposa, Encarnación Parra.
Tallada en el mármol perdura una frase que recuerda al político: «Modelo de padres, amante esposo, integérrimo gobernante». Forma tan superlativa como hoy desconocida de íntegro.
Grandes puertas de hierro dan acceso al panteón subterráneo, dividido en dos salas. Una para los adultos y otra, tan triste como por suerte inutilizada desde hace décadas, para los niños. En el primer espacio, apenas uno lee los nombres de las lápidas, la historia de la ciudad inunda su mirada.
Allí reposa, por ejemplo, Antonio Gómez Jiménez de Cisneros, quien falleció en 1993 tras una vida de entrega a esta tierra. Así, tras licenciarse en Derecho y Filosofía y Letras, fue nombrado alcalde de Murcia en 1958. Además de ser gobernador civil de Logroño y Granada.
Sin olvidar su faceta periodística, que desarrolló durante años en el diario LA VERDAD. O procurador en Cortes. Y algo no menos importante en todo tiempo: fue presidente de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús. Ahí es nada.
Su hijo Antonio Gómez Fayrén también sería elegido por unanimidad presidente de Jesús, tras defender cargos tales como consejero, vicepresidente de la Región o presidente del Consejo Jurídico de la Comunidad. Otro murciano que pasará, Dios quiera que dentro de muchos años, a la historia.
Debajo del sepulcro de Somalo está el nicho que acoge a la gran científica Piedad de la Cierva, quien se codeó con los padres de la energía nuclear, recibió premios por sus descubrimientos del vidrio óptico y la fabricación de ladrillos refractarios, de gran utilidad luego en calderas de barcos y otros hornos. Aún Murcia le debe un homenaje a su altura. El mismo que llevo pidiendo desde hace muchos años, cuando nadie la recordaba.
Patrimonio funerario
Muchos son los tesoros arquitectónicos que, en forma de panteones, se conservan en el cementerio. Algunos de ellos, hasta ocho, tienen la firma del gran arquitecto Pedro Celdrán. Entre los más monumentales destacan el de la familia Guirao-Almansa o el de la familia Peña Baquero, el dueño de una afamada fundición que ordenó realizar en hierro su mausoleo.
Otro destacado arquitecto, Justo Millán, sería el encargado de imaginar tres panteones y tres mausoleos entre 1886 y 1894. Visita obligada son los de Joaquín García y el de la familia Clemades. Víctor Beltrí levantaría el de Pablo Martínez. Más impresionante es el baldaquino de la familia Erades erigido en 1909. Espléndido patrimonio que bien merece ser conservado.
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