Unos encapuchados asaltan el restaurante Airemar de Murcia
Una empleada del local sorprende a los ladrones llevándose la máquina del tabaco: «Me persiguieron y me tiraron piedras y una azada contra el coche»
El restaurante Airemar acababa de echar la persiana tras una jornada de domingo repartiendo platos. Pasaban varios minutos de la medianoche del domingo al lunes ... y una trabajadora del local, situado junto a la autovía Murcia-San Javier, a la altura de Baños y Mendigo, se dirigía a su casa tras el cierre. Pero en el trayecto, al pasar por delante del restaurante, vio algo que no cuadraba. Había dos coches parados frente a la puerta, uno gris y otro amarillo, con las puertas de los maleteros abiertos y varias personas alrededor.
«Pensé que era un trapicheo de drogas o algo raro, porque había mucha gente vestida de negro y con capuchas», cuenta la empleada. «Al dar la vuelta por la autovía y acercarme al aparcamiento, me di cuenta de que un cristal estaba roto. Cuando me vieron, se tiraron hacia mí. Me empezaron a lanzar piedras y salieron corriendo detrás del coche».
La mujer, asustada, salió de allí derrapando el coche. Con las manos temblorosas, trató de marcar el 112 mientras los encapuchados -entre seis y ocho personas- corrían detrás de su vehículo. «Me lanzaron piedras, me rompieron las lunas y me tiraron una azada que se quedó clavada en el cristal. Iba mirando por el retrovisor y veía que me seguían. Corrían mucho. Del miedo que pasé, no atinaba a llamar al teléfono de Emergencias».
La mujer los vio y, asustada, salió de allí derrapando el coche. Con las manos temblorosas, trató de marcar el 112
Según su testimonio, los asaltantes hablaban entre ellos en árabe y ya tenían parte del botín preparado para cargarlo. «El cristal estaba roto y ya habían sacado la máquina del tabaco. Lo que no esperaban era que yo llegara», explica. Su aparición, cree, frustró el robo. Los ladrones, encapuchados y vestidos de negro, ante el imprevisto, reaccionaron con violencia.
La Guardia Civil llegó poco después y encontró uno de los cristales del restaurante fracturado. Los agentes del equipo de Policía Judicial analizan las imágenes de las cámaras de seguridad del local, que habrían captado el asalto y parte de la persecución.
Se sospecha que el grupo podría estar relacionado con otros robos cometidos esa misma noche en la zona. Una gasolinera de un pueblo cercano había sido asaltada poco antes del intento de robo en el restaurante y uno de los coches -el amarillo- había sido sustraído ese mismo día.
El restaurante Airemar, un clásico punto de parada en la autovía, amaneció con los cristales rotos y las piedras lanzadas en la persecución esparcidas por la carretera. Dentro de local, los ladrones no llegaron a hacerse con el dinero ni con la máquina del tabaco, que habían intentado sacar a la carrera.
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