Decenas de vecinos de Santa Cruz protestan ante el complejo para los 'menas': «Nos han engañado»

«Graba, graba las litronas que se dejan los 'moricos'», pedía una vecina al fotógrafo mientras señalaba varias botellas vacías de cerveza acumuladas junto a una cuneta frente al centro de menores extranjeros no acompañados ('menas') de la pedanía murciana de Santa Cruz. Las litronas, que forman parte de los 'microbasureros' en los que se han convertido los carriles de huerta de un tiempo a esta parte, eran un motivo de denuncia más entre las decenas de vecinos de la localidad que se acercaron ayer por la mañana a manifestar su desacuerdo con las «irregularidades» del centro, donde la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBi, Familias y Política Social ha realojado en los últimos días a quince 'menas' llegados en patera a las costas de la Región desde la semana pasada.

Los vecinos, algo más de medio centenar, señalaban con nombres y apellidos a los culpables de su enfado. Aseguraban sentirse «engañados y estafados» por el alcalde de Murcia, José Ballesta, y por el presidente de la Comunidad Autónoma, Fernando López Miras. Así lo trasladó un portavoz de la plataforma vecinal de Santa Cruz, Antonio Martínez. «Se pactó en el acuerdo de investidura del presidente del Gobierno regional que este centro se iba a cerrar, y de repente meten a otros quince niños a las cuatro de la mañana», denunció. Según Martínez, la sensación de los residentes en Santa Cruz es de una «inseguridad creciente» a raíz de la puesta en marcha del centro, que «empezó a funcionar sin tener la licencia de apertura». Para este portavoz vecinal, el centro está afectando negativamente a la convivencia entre los vecinos, y señala dos hechos violentos sufridos en las carnes de dos habitantes de la pedanía que «aparentemente» tendrían relación con la presencia en la localidad de los menores. Martínez denunció que Santa Cruz «ni siquiera tiene centro de salud, nos derivan a otros pueblos, y no entendemos por qué ha tenido que instalarse este centro aquí».

José Manuel y Paco, otros dos vecinos que presenciaban la protesta a unos metros de distancia, coincidían con los argumentos del portavoz vecinal. «Sí, completamente engañados. Y nos sentimos muy inseguros, quiero recalcarlo», subraya José Manuel. «Aquí -los 'menas'- están vigilados y reciben una educación. Pero si estos críos salen sin un trabajo, ni nada que hacer, lo que está claro es que sufriremos más robos».