Los comerciantes de Verónicas se enrocan y no avalarán la reforma propuesta para el Mercado
Rechazan un proyecto que recogía sus sugerencias de diseño; el PSOE apuesta por seguir con él y el PP aboga por el consenso con los placeros, sin aclarar si aprovecharía las ayudas
«No se puede discutir que el edificio necesita una intervención urgente. Los derrumbes y tareas de conservación en la fachada, dadas las humedades existentes, ... se comen prácticamente el presupuesto anual para el mantenimiento del inmueble». El todavía concejal de Empleo, Comercio y Mercados, Juan Vicente Larrosa, se lamenta así al ser preguntado sobre el proyecto de reforma elaborado por su departamento para el Mercado de Verónicas, que no ha podido consumar durante este mandato. «El problema ha sido que se han querido conciliar los intereses de todas las partes implicadas y contentar a todo el mundo es difícil; creo que deberíamos haber tomado una decisión al coste que fuese», señalaba el propio alcalde, José Antonio Serrano, en una entrevista a LA VERDAD.
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Cierto es que uno de los mayores problemas que ha encontrado el actual equipo de gobierno a la hora de abordar su propuesta, que llega acompañada por tres millones de fondos europeos Next Generation, ha sido la dificultad para lograr un acuerdo con los 'inquilinos' del edificio, los placeros, que facilitara el desarrollo del proceso. De hecho, incluso con unos comicios encima, y teniendo en cuenta que deberá ser un nuevo ejecutivo el que aborde el proyecto, la Asociación de Comerciantes del Mercado ha querido dejar claro a LA VERDAD que no avalarán los planteamientos del Consistorio. Rechazan así el último paso dado en este sentido por La Glorieta, que aprobó el pasado viernes en junta de gobierno el encargo a Urbamusa del proyecto de la edificación anexa al inmueble, la cual debería albergar provisionalmente los distintos puestos hasta la finalización de los 18 meses de obras previstos en la plaza de abastos.
Los comerciantes consideran que este no es más que un paso dentro de un proyecto que creen condenado al fracaso por varias cuestiones. La primera es la conclusión del actual mandato sin que se haya contratado la ejecución de ninguna de las obras previstas para su desarrollo, empezando por las de la estructura provisional, que pueden precisar de hasta tres meses de trabajo. A ello se suman, por otra parte, unos plazos impuestos para el aprovechamiento de los fondos europeos con los que consideran que no se puede cumplir, pese a plantearse la solicitud de una prórroga de nueve meses que mandaría la fecha límite de finalización de los trabajos a junio de 2025. Indican así que, además de la duración de todas las obras, es necesario computar cinco meses para su contratación y el periodo preciso para modificar la calificación de zona verde que recoge el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para el suelo donde se quieren colocar las dependencias temporales de los placeros. También se debe pedir a la Comunidad Autónoma el permiso para actuar en un entorno BIC.
Los tenderos dicen ahora que la configuración en una planta no incluye todos los puestos e insisten en que las obras se hagan con ellos dentro
Acaban estos asegurando que «no existe ninguna partida presupuestaria municipal para un proyecto «que no está consensuado ni elaborado definitivamente y que se ha desarrollado con opacidad, generando incertidumbre y desasosiego en los comerciantes». Llama la atención la falta de consenso esgrimida por la presidenta de los placeros, Remedios Sogorb, para atacar la propuesta actual, ya que esta responde, según remarca el edil Larrosa, a la alternativa formulada por los propios tenderos. «Pidieron que todos los puestos fueran en una planta y lo asumimos; no querían trasladarse lejos y les propusimos mudarse a apenas unos metros; más allá de eso y de la posibilidad de recibir alguna indemnización, no nos han comunicado nada más», destaca este.
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«Error de cálculo»
Alega ahora Sogorb, por un lado, que el diseño propuesto –y que ellos mismos sugirieron–, no incluye los 175 puestos existentes, aunque reconoce que sí se da espacio a los 60 propietarios y las seis cantinas. «Ya les dijimos nosotros que la distribución en una sola planta llevaría a esta situación y estuvieron de acuerdo», explica Larrosa. «Tuvimos un error de cálculo», replica Sogorb.
El concejal del ramo no entiende esta oposición y sospecha de una «mano negra» que ha tratado de frenar la intervención
Por otro lado, insiste la presidenta de los comerciantes en la necesidad de que la rehabilitación se haga «con todos dentro», algo que considera viable, pese a la insistencia de Larrosa en que la presencia de amianto en el techo impide esta posibilidad por cuestiones de seguridad. «Es que, además, una reforma adecuada, que busque sacar el potencial del edificio, exige demoler todos los puestos para reubicarlos; si no, apenas puedes intervenir en los aseos y pasillos», destaca Larrosa, asegurando que hay ya fondos disponibles para contratar la intervención de manera plurianual y que la modificación urbanística «puede ser simultánea a la construcción de la estructura sobre el parking de Plano de San Francisco, por la naturaleza provisional de esta».
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«Como se peatonaliza el vial adyacente, se pueden acabar trasladando ahí los metros de zona verde, si el nuevo edificio se queda de forma definitiva y, si no, ganamos una pérgola desmontando el cerramiento», puntualiza, que no sabe si ver una cierta «mano negra» en todo este proceso, que solo buscaba «demorar las actuaciones para que no se acometieran».
La necesidad de emprender una reforma en esta importante porción del patrimonio público municipal ya fue abordada incluso por el PP en los dos primeros años de legislatura, sondeando una posible financiación privada a través de Mercasa. Señalan ahora los populares que, si recuperan La Glorieta, se reunirán con los comerciantes para «conocer de primera mano sus propuestas y solucionar las carencias» del emblemático edificio, con una actuación que tenga «viabilidad técnica». No aclaran, sin embargo, si esta aprovecharía los fondos europeos y si tendrá un carácter integral. Verónicas sigue esperando mientras una intervención a la altura de su importancia y que le permita no solo sobrevivir, sino también, crecer.
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