Fernando empuja la silla de ruedas de su hijo por una vía reservada a los coches en el barrio del Infante Juan Manuel. Javier Carrión/ AGM

Carrera de obstáculos en Murcia por las obras del plan de movilidad

Así se enfrentan a pasarelas y zanjas las personas que van en silla de ruedas

Juana Martínez

Murcia

Lunes, 1 de mayo 2023, 01:58

«Esto es un campo de minas». Fernando Abad no se refiere a una zona en guerra, sino a la ciudad de Murcia. Para él, ... acudir con su hijo Álvaro a las sesiones de terapia y al centro de voluntariado es hoy un «infierno». Las obras de movilidad han supuesto un cambio en los desplazamientos en el centro de la ciudad, pero hay un grupo especialmente vulnerable que lo sufre aún más: las personas con movilidad reducida. Para ellos un bordillo o una acera levantada, que el resto de peatones solventan con un salto, es un obstáculo insalvable que les lleva a tener que adentrarse incluso en la carretera para poder evitarlo.

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Lugares tan prioritarios como un centro de salud se convierten en inalcanzables. LA VERDAD se encuentra con ellos en el del Infante, donde han instalado una rampa estrecha para poder cruzar desde el paso de peatones. «Aunque justa y rozando, mi silla entra porque es de 45 centímetros, pero para las de 60 centímetros es imposible», relata el joven de 26 años.

Un simple paseo por la calle es un peligro para él en la actualidad. Fernando le acompaña a todos los lugares porque «pensar que vaya solo por aquí me da pánico, no nos atrevemos a hacerlo, es impensable». Han decidido descartar la idea de que salga solo por la zona «por lo menos hasta que terminen y veamos en qué condiciones queda todo». Hace unos meses se cayó de su silla eléctrica intentando pasar por una zona demasiado ajustada. Como resultado se hizo una brecha en la frente y se magulló varias partes del cuerpo en las que todavía le quedan cicatrices. Sucedió en la calle Mateos, donde está situado el centro de voluntarios al que acude Álvaro para hacer actividades. «Un sitio al que asisten más de 50 personas con discapacidad solo tiene una plaza reservada para ellos. Formamos unas colas enormes intentando acceder», comenta el padre.

«No me siento seguro, las bajadas de las aceras son muy inestables», se queja el joven

Frente a ese lugar, los bolardos para impedir a los coches estacionar les obligan a hacer un zig zag bajando a la calzada porque hay tramos demasiado cerrados. En calles como Pintor Almela Costa sucede lo mismo: al haberse eliminado el paso peatonal, debido a las obras, deben desplazarse por la vía con los coches pasando a su lado.

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Otro de los tramos con la acera reducida y bolardos obstaculizando el paso. Javier Carrión/ AGM

En una parada de autobús de esa calle coinciden con Ana María Espadas, una mujer que circula también en una silla de ruedas pero, en su caso, eléctrica. «Para esperar el autobús tengo que desplazarme dos paradas más lejos de mi casa o bajarme antes de que llegue a mi zona», se desespera. No es la única dificultad para subir al transporte público. «Ha pasado ya un autobús, pero no me he podido montar porque decía que ya iba una silleta», afirma. Hace referencia a la zonas de los vehículos destinada a las personas con problemas de movilidad.

Plazas de aparcamiento

Las plazas de aparcamiento son otro problema. «Con las obras las han eliminado y no sabemos dónde las pondrán. Si las instalan a 300 metros del edificio público al que tienen que acudir, de poco sirven», explica Manuel García, arquitecto de la Federación de Asociaciones Murcianas de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Famdif). Incluso hay algunas ocupadas por los sacos de arena y los bloques de cemento, impidiendo que puedan ser utilizadas por las personas que lo necesitan.

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La concejala anuncia una reunión con los técnicos para diseñar recorridos «más seguros y accesibles»

Álvaro tiene suerte de poder contar con un padre fuerte que lo lleve por la ciudad. «Tienes que meter músculo, no es solo agarrar la silla. Mi mujer no puede hacerlo porque hay que llevarlo a él más los 15 kilos de la silla», detalla. La senda de dificultades continúa refutando sus palabras, y para girar en una calle debe hacer una maniobra propia del motociclismo y tumbar la silla con cuidado de no perder el equilibrio. «Otras personas van solas y no pueden hacer tantas operaciones, con la silla eléctrica es muy difícil controlar las distancias, y con la manual necesitan tener mucha fuerza», lamenta Abad padre.

Tras casi una hora de paseo por los barrios de El Carmen y el Infante, Fernando muestra sus manos rojas y la frente llena de gotas de sudor. «Es del esfuerzo, también con los años desarrollamos artritis y artrosis en los huesos», aventura Fernando con pesar. Su vida cambió cuando Álvaro fue arrollado por un coche con 11 años y pasó de practicar 'parkour' a tener una discapacidad del 81%. A día de hoy práctica fútbol sala con un andador y está estudiando un curso de auxiliar administrativo. También asiste a sesiones de fisioterapia para mantener la forma física. Su padre celebra que sea tan activo, aunque se le presenten limitaciones como viajar en tren porque «no todos están adaptados y es un problema para nosotros».

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Padre e hijo cruzan por la pasarela al centro de salud del Infante. Javier Carrión/ AGM

Fernando aclara que «las obras son necesarias, pero hay que hacerlas con cabeza, con rutas alternativas o no todas a la misma vez». Al final encuentras «pasarelas inestables o la falta de zonas de aparcamiento o huecos estrechos para pasar». Recuerda que «estos chicos tienen derecho a moverse con seguridad y tranquilidad, y tener independencia, no tener que ir siempre acompañados, algo que no tienen a día de hoy». Manifiesta que «hay que tener un poco más de sensibilidad, todos somos personas».

«No me siento seguro, las bajadas de las aceras son muy inestables», se queja Álvaro con su sempiterna sonrisa y decidido a no rendirse, al igual que su familia. Varios representantes de la Federación de Asociaciones Murcianas de Personas con Discapacidad Física y Orgánica mantuvieron una reunión con la concejala de Movilidad Sostenible y Limpieza Viaria, Carmen Fructuoso. Le plantearon que para la realización de los trabajos de movilidad no había previstos recorridos alternativos, seguros y accesibles a las obras como establece la normativa estatal. La edil les emplazó a un nuevo encuentro, esta vez con los técnicos de Urbamusa, que todavía no ha tenido lugar.

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Fuentes municipales señalan que están «arreglando la accesibilidad», porque «es uno de los objetivos de las obras que estamos llevando a cabo». Desde el Consistorio destacan que ya hay «aceras más anchas y más cómodas». Mientras que acusa al Partido Popular de «querer que sigan las barreras arquitectónicas» y que la ciudad «siga siendo para los coches». Aunque no hay un censo específico para conocer cuántos ciudadanos tienen movilidad reducida en la Región, según el Instituto Nacional de Estadística en 2020 vivían 65.200 personas con discapacidad en la Región de Murcia.

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