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Barriomar desaloja las casas para las obras del AVE mientras otros vecinos se quedan aislados
Los más rezagados recogieron ayer sus últimos enseres en la Orilla de la Vía, pero decenas de viviendas en calles aledañas sufrirán la falta de accesos
Puertas y ventanas cerradas a cal y canto. Placas con avisos de alarmas en algunas de las viviendas. Un vehículo con dos vigilantes de ... seguridad contratados por Adif recorriendo el barrio las 24 horas del día. Obreros colocando los postes que deben sostener las vallas que impidan el paso a las casas y calles de detrás de la Orilla de la Vía de Barriomar. Y algunos vecinos, los más rezagados, recogiendo los últimos enseres de lo que ha sido su hogar durante décadas; la fecha límite fue el día 14.
Ese era ayer el aspecto de la zona de Barriomar afectada por las obras del soterramiento de las vías del tren para el paso del AVE, cuyo desalojo se ha firmado para los próximos dos años. Las emociones contenidas entre los que han esperado hasta el último momento posible para dejar su hogar se mezclaban con el temor y queja de quienes, por vivir cerca, se van a quedar sin el acceso directo que tenían a la calle Orilla de la Vía y su comunicación con el resto de la ciudad.
Estos son los habitantes de alrededor de medio centenar de viviendas de las calles Manzanera, Campoamor y Campoverde. Su única alternativa: que les adecuen el camino, ahora intransitable, que les conecte con el camino de la Herrera y de ahí con Ronda Sur.
Carmelo acudió con su mujer y no pudo evitar que se le encogiera el corazón al recorrer las habitaciones vacías; la mirada lo decía todo. Pero quien no tuvo problemas de expresar lo que había vivido en el último año y medio de negociaciones con Adif antes de recoger la última caja de enseres fue José María: «Estamos indignados, con mayúsculas, por el trato que hemos recibido de Adif; nunca se han reunido directamente con nosotros, siempre ha habido intermediarios. Nos hemos sentido tratados no como personas, sino como borregos».
Aun hoy tiene dos grandes dudas sin responder. «Nadie nos dice si tenemos que tributar por lo que hemos recibido como indemnización; ni si debemos seguir abonando las tasas de basura y saneamiento, dado que no vamos a vivir aquí», dijo.
De media, los afectados por las obras de soterramiento han recibido, por viviendas de 100 metros cuadrados, 1.000 euros al mes de compensación.
«Un daño colateral»
Pero si afectados estaban los vecinos que se han ido del barrio no lo estaban menos los que se quedan en las calles cercanas, como las de Manzanera, Campoamor y Campoverde, que en conjunto, ocupan el medio centenar de viviendas. Se definieron como «un daño colateral» de las obras y se quejaron de que se van a convertir en «una isla».
«¿Cómo es posible que nadie se haya dado cuenta de que nos dejan incomunicados?», se preguntó Encarna, quien lamentó que les fueran a cortar el acceso «y encima sin avisar». Y Carmen insistió, «¿por dónde vamos a salir? Es más grave de lo que parece». Para María, de 88 años, que vive con una hija que tiene Síndrome de Down, la preocupación raya con la angustia. «Pero si cierran este camino, ¿por dónde va a entrar la ambulancia que viene a tratarme? El hijo que más cerca vive está en San Ginés».
José Miguel y Patricio son doblemente damnificados. El primero va en silla de ruedas, el segundo es invidente. «A ver cómo nos las apañamos ahora para ir a la compra o, simplemente, salir de aquí», apuntó José Miguel.
El pedáneo de Barriomar, Juan José García, explicó que los vecinos no paran de llamarle o de pararle por la calle. «La única alternativa que le veo es que acondicionen la vía que va desde la calle Campoamor hasta el camino de la Herrera que son unos 200 metros», explicó García.
Para ello, se tendría que acondicionar el solar que hay en el lateral, propiedad de la Sareb, limpiándolo y cogiendo apenas un par de metros para ampliar el vial. «El resto del terreno podría convertirse en un aparcamiento disuasorio, porque los vecinos no van a poder aparcar por ningún lado», añadió. Por ahora, pidió ayer a la Policía Local que pusieran carteles de prohibido aparcar en las calles afectadas.
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