El 'Airbnb para perros' cala en Murcia

Cada dos o tres viernes, Laura Serrano baja a su portal a primera hora de la mañana para recoger a Pumba, una perrita de raza Teckel de tan sólo cinco meses. Su dueña, Beatriz Zudaire, una jugadora de baloncesto en silla de ruedas del UCAM, se marcha a Bilbao este fin de semana para disputar un partido de liga de la máxima competición nacional. Desde diciembre, Pumba se ha acostumbrado a su cuidadora particular, una asturiana que se mudó a Murcia en octubre. Se la lleva de paseo por la Avenida Juan de Borbón, juega con ella en los centros habilitados para canes de la zona e, incluso, echa alguna vez una cabezada junto a la 'pequeñaja', tal como le gusta nombrarla. Suele quedarse solo con un animal para prestarle toda la atención posible.

«Cuando los perros están en mi casa, están a capricho, como si fueran mis mascotas», relata Serrano, que conoció a Pumba tras ofrecer sus servicios a través de Gudog, una plataforma con muchas similitudes a Airbnb, y que se ha convertido en una de los principales soportes de contacto a cuidadores caninos y dueños de perros. «Tengo mis clientes fijos; deportistas que viajan cada dos fin de semanas o personas que se marchan por placer», prosigue la estudiante de Veterinaria, de 28 años. «Los amos quieren adaptarse a ellos, no a la inversa, buscan un poco la manera de que no se queden tanto tiempo solos», confiesa la joven, que reconoce que así se gana un dinero extra que le permite pagarse los gastos mensuales.

«Sus dueños buscan que los animales estén como si estuvieran en su casa y en la mía están mimados; si un dueño me dice que lo puedo subir al sofá, se lo permito o si no quiere que esté en la cama, se lo prohíbo», puntualiza Serrano, que recibe peticiones de usuarios casi todos los días. En el municipio, más de 3.000 perros están registrados en Gudog y más de 50 cuidadores se ofrecen, una cifra que va en aumento tras la pandemia. Entre las opciones más requeridas figuran los paseos, la guardería de día y la estancia de varias noches. El primer servicio ronda los 8 euros por hora en Murcia, mientras que el resto puede oscilar entre los 18 y 25 euros, dependiendo del tiempo y tamaño del perro.

«En Murcia, hay menos paseos porque la gente le dedica tiempo a sus mascotas. Prima la guardería de día o alojamiento», expresa la aspirante a veterinaria, que revela que le demanda incluso hasta pernoctar en otros domicilios: «En semana Santa me han pedido que me quede en una casa que tiene un trozo de terreno, ya que quieren que sus perros duerman con alguien». Antes de subirse al coche para dirigirse al punto de concentración con sus compañeras, Zudaire aseguró que necesitaba a alguien que tuviera conocimientos sobre animales, porque su perra, recién nacida, debía tomar una medicación. Serrano, que tiene excelentes reseñas en su perfil, «nos envía fotos y nos cuenta lo que ha hecho durante el día», declara la deportista profesional de Pamplona, que descubrió la plataforma también a través del boca a boca.

Juan Alberto González se descargó hace tres años la aplicación Rover, otra plataforma que conecta a dueños de mascotas con quienes las hospedan de manera temporal, para obtener unos ingresos extra mientras estudia Ciencias Ambientales en la Universidad de Murcia, pero se convirtió en una pasión. «Atiendo incluso a perros con problemas físicos entre semana», afirma el estudiante, de 26 años, que desvela que ha llegado a desarrollar un vínculo con ellos. Para Elena Romero, también una estudiante, en este caso de Diseño Industrial, no le supone ningún esfuerzo: «Me encanta conocer sus comportamientos y jugar con ellos, al tiempo que me saco un dinero adicional».

Loly Garrido, cofundadora de Gudog, se enfrentaba a un dilema en 2012. ¿Dónde podía dejar a su perra a buen recaudo? Tras horas de búsqueda comprobó que no había ninguna aplicación que satisficiera sus necesidad cotidianas, así que se decidió ella misma a encontrar una solución. «Buscaba dejar a mi perra, pero no encontraba nada que no fuesen residencias caninas o en casa de algún familiar o amigo», cuenta Garrido, que ha visto cómo ha aumentado el uso de su aplicación de hasta un 30% por la pandemia.

Se inspiró en el modelo Airbnb, que nació cuatro años antes, para trasladar su idea basada en perros a una plataforma que cuenta en la actualidad con un millón de usuarios a nivel europeo, el doble de lo que tenía el pasado verano. De esta cifra, un 40% está en España.

«Nosotros mismos validamos el directorio de cuidadores que deben cumplir con una serie de requisitos que mimen a los perros y transmitan tranquilidad a sus dueños», explica Garrido, actual directora de producto de Gudog. Descartan servicios profesionalizados como guarderías o residencias caninas, así como cuidadores profesionales, puesto que pretenden ofrecer un servicio más personalizado. La mayoría de los inscritos suelen ser personas que buscan uno ingresos complementarios.

La plataforma ofrece un servicio de cobertura veterinaria en caso de que suceda algún accidente. «Todo puede suceder en un servicio, desde que se pueda fracturar algún hueso hasta sentirse indispuesto; el cuidador lo llevará al veterinario y nosotros nos haremos cargo de la factura», prosigue la joven emprendedora. El modelo negocio se nutre de la comisión del 15% que cobran por cada operación. Los cuidadores determinan la tarifa, pero siempre a partir de unos límites que establece la propia empresa. «La idea está en que el perro se sienta como si estuviera en su casa, lo que realmente desea el propietario», asevera Garrido.

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