Imagen del interior del bar Las Acelgas II, en Espinardo, tomada este jueves, día de su apertura. Martínez Bueso

Abre el bar Las Acelgas II en Murcia: «Hemos vuelto y es una locura; como si no nos hubiéramos ido»

El mítico local de Espinardo reabre sus puertas con Liliana y Vivian, las antiguas cocineras, como nuevas dueñas. «Queremos que los clientes salgan igual de contentos que en el anterior establecimiento», afirman

Viernes, 18 de noviembre 2022, 12:19

Solo lleva unas horas abierto, pero el olor a nuevo ya casi ni se nota y el aroma a acelgas, bacalao y cocina de toda la vida llega directo a tu nariz. Acaban de dar las 12 del mediodía, y en el suelo descansan algunos palillos y servilletas, sinónimo de que estás en el sitio correcto. El grifo de cerveza no descansa; y las trabajadoras, menos aún. Han pasado tres meses, aunque para algunos han sido como tres años. El mítico bar Las Acelgas, de Espinardo, en Murcia, ha salido de su escondite. Y volvió a nacer este jueves 17 de noviembre. «Las acelgas con el bacalao y las patatas a lo pobre con la magra con tomate. Como me lo ponías en la calle de al lado», se escucha.

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Murcia está de enhorabuena, y Espinardo ya ha descorchado el champán. Las Acelgas es un sueño para muchos desde que hace tres meses cerrara el viejo local, y Liliana Medina y Vivian Paz son quienes lo han hecho realidad. Como cuando le quitas la etiqueta a una prenda de ropa o desenvuelves el papel de un regalo, así se sentían las nuevas dueñas del local en el día de la apertura y en el primer servicio que llevaban a cabo. «Había mucha ilusión y se ha notado. Nos tocaban el cristal todos los días para preguntar cuándo abríamos. Ya estamos aquí, y está siendo una auténtica locura, como si no nos hubiéramos ido», decían las jefas mientras no daban a basto en el corazón del local, la cocina.

La puerta del bar aún la decoran los globos con los que se engalanó el establecimiento en la inauguración 'familiar' del miércoles. Dentro, el bullicio de clientes contrasta con la soledad que aún se observa en las estanterías, de momento huérfanas de botellas y otros productos. Eso sí, la barra está de todo menos vacía. Acelgas, bacalao rebozado, ensaladilla, ensalada murciana, tortilla y patatas a lo pobre se presentan como las primeras opciones a probar en un almuerzo que hoy se toma antes y con más ilusión en Espinardo. «No dejaremos de venir. Como se almuerza aquí, en ningún lado», reconoce José, que espera a ser atendido. Dentro, Liliana y Vivian trabajan a destajo para tener la carta completa lo antes posible. «Son las 12.15 y lo tenemos casi todo hecho, solo nos falta el rabo, los callos, la ternera en salsa y la lengua, que son de las cosas que más piden», relata.

Liliana y Vivian, dueñas del local; el interior de Las Acelgas II, y la entrada al bar. Martínez Bueso

La esencia también se muda

Y es que, además de las nuevas dueñas, Liliana y Vivian son las cocineras, las encargadas de mantener la esencia del local como en los últimos 16 años, el alma de un restaurante que antes llevaba Carmelo y Piedad y que ahora ya tiene nuevas capitanas. La jubilación del jefe de toda la vida de Las Acelgas hizo que el mítico bar cerrara la persiana, pero la insistencia de los clientes y la valentía de Liliana y Vivian han hecho que se vuelvan a encender los fuegos, esta vez ubicados en plena calle Mayor de Espinardo, abandonado así su escondite anterior y mostrándose más si cabe, por si aún queda alguien que no conozca este lugar de peregrinación gastronómica obligada.

Los nervios, la alegría y la tensión se unen en los rostros de las dos jefas en el primer día de Las Acelgas II. «Pasar de un local a otro ha sido un proceso difícil, sobre todo porque tenemos que estar a la altura. No te imaginas la locura que llevamos para que la gente salga igual de contenta que antes. Nosotras llegamos a España y entramos directas a trabajar aquí. Solo sabemos hacer lo que hacía nuestra jefa y queremos que nos salga igual», aseguran mientras elaboran una ensaladilla que apetece nada más ver el empeño que le ponen.

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Vídeo. Inauguración del bar Las Acelgas II en Murcia. V.P.

Viejos conocidos

Han cogido el testigo que soltaron en agosto Carmelo y Piedad, exhaustos de tantos años al pie del cañón. Pero parece que estas 'vacaciones' entre el cierre del viejo local y la apertura del nuevo le han venido de maravilla a los antiguos dueños, tanto que parecen haber recuperado las fuerzas. «Es como si no se hubiesen ido. En la inauguración, Carmelo no paró de tirar las cañas y hoy [por el jueves] también ha estado aquí», cuenta entre risas Liliana. Pero es que la antigua jefa parece no hacer honor a su nombre y también es una más en el nuevo local. «Piedad está ayudándonos a limpiar, a cocinar... es una máquina. Hace un rato se ha ido diciendo: 'Os voy a hacer una compra y vengo'. Están muy vinculados a esto. Es su vida. Y es su bar», añaden.

Mientras relatan cómo van los primeros pasos de Las Acelgas II, las dos camareras con las que cuentan apenas tienen tiempo de darle un trago a una Coca-cola, más por el hecho de tomarse un respiro que por sed, que también. Es mediodía y está a punto de acabarse el primer barril de Estrella Levante. Además, un cubo de basura pide auxilio porque en él yacen abatidos numerosos litros de cerveza. Y todavía quedan por salir las tapas más consistentes. Liliana y Vivian no paran, pero están como en casa, aunque aún no la sienten suya: «No nos creemos que esto sea nuestro. Seguimos sintiéndonos unas empleadas. La ilusión tan grande de la gente nos ha llegado a lo más profundo. Y nuestras familias, que nos apoyan y han puesto su granito de arena para que esto siga vivo».

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Aunque el local ha ganado en modernidad, la esencia sigue. Tan solo han hecho faltan unos pequeños retoques, porque el mobiliario también se ha mudado de una calle a otra. Sigue siendo el mismo, igual que el sabor, que no se ha perdido. «Solo nos ha faltado traernos a Carmelo, y porque está jubilado, sino también estaría de camarero», cuentan entre risas Liliana y Vivian. En la barra, siguen los incondicionales degustando las acelgas y el bacalao mientras esperan los platos que les hagan empalmar el almuerzo con la comida (ternera en salsa, michirones, caldo con pelotas...). Continúan entrando peregrinos. Desde este jueves hay una nueva parada: Las Acelgas II abre sus puertas para recibir a los de siempre. Pero también a los de nunca.

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