El vandalismo y el botelleo desatan las quejas de vecinos y empresarios en Cabo de Palos
Residentes y turistas piden más vigilancia los fines de semana para evitar el consumo de alcohol al aire libre, las peleas y los altercados de madrugada
Hartos, enfadados e inseguros. Así es como se sienten los vecinos, comerciantes y empresarios de Cabo de Palos, sobre todo los de las inmediaciones del ... centro comercial Las Dunas, por los botelleos, las peleas y el vandalismo de los últimos fines de semana. Varios centenares de jóvenes se reúnen los viernes y sábados por la noche hasta bien entrada la madrugada, en la calle de acceso a la explanada donde se celebra cada domingo el mercadillo ambulante y en la primera planta de la galería comercial. A la mañana siguiente, la imagen en ambas zonas es «inconcebible» e «impropia» de una de las zonas más turísticas del municipio.
Ni la presencia policial, ni las restricciones impuestas por la pandemia, ni las reiteradas advertencias de los hosteleros de la zona, ni las continuas quejas de los vecinos al Ayuntamiento ahuyentan a los chavales, que desde hace tres fines de semana copan esas zonas. Lo peor es que los empresarios auguran que el número de chicos, muchos de ellos menores, y las trifulcas aumentarán conforme avance el verano.
«El pasado sábado, desesperado, tuve que recoger la terraza a la una de la mañana, porque se sentaba sin consumir. Esto hay que atajarlo de alguna forma», criticó uno de los hosteleros de la plaza central, que prefirió mantener el anonimato por temor a represalias. El alboroto y los altercados son frecuentes. Además, cuentan los empresarios de la zona, en la madrugada del pasado domingo cuatro jóvenes apalearon a un chaval menor de edad, al que provocaron heridas leves en la nariz y en un brazo. Esa noche, los vecinos también se encontraron varios coches con los retrovisores rotos y arrancados.
El dueño del local Lemon, Álvaro Cárceles, quiere unirse con los otros dos dueños de locales ubicados en la planta alta de Las Dunas. Busca acotar con seguridad privada el paso a la zona donde se encuentran sus negocios «de todos aquellos que no vayan a consumir, porque al final, los perjudicados somos nosotros».
Enfrentamientos
Este empresario es de los más molestos, porque todos los fines de semana tiene que vérselas cara a cara con los chavales que intentan ocupar la terraza de uno de sus locales sin consumir. Enfadado también se muestra el presidente de la comunidad de propietarios del citado centro comercial, José García. «Nos cuesta muchos euros a la semana limpiar lo que ensucian los chavales. Además, se dedican a romper los tabiques de los locales vacíos, que llenan de basura. Necesitamos una solución ya», pidió a LA VERDAD.
Los jóvenes son atraídos a esta zona por la media decena de locales dedicados al ocio nocturno que ha abierto en los últimos años. «Algunos propietarios de bajos han decidido alquilarlos y ahora están montando bares de copas», añadió García.
Un vecino de la zona, Juan José Laurín, ha denunciado en el Ayuntamiento en varias ocasiones «el escándalo» hasta altas horas de la noche «que nos impide dormir, por no contar la peleas a las que nos tienen acostumbrados cada fin de semana», indicó.
Otro residente de la calle Subida al Faro, Diego de Haro, criticó que esta situación «repetitiva perjudica seriamente al turismo de la zona», por lo que exige medidas contundentes por parte del Gobierno local.
Desde la Asociación de Vecinos de este pueblo han solicitado al Consistorio más presencia policial. «Esta semana nos han comunicado que habrá más agentes los fines de semana, algo que se agradece», indicó la presidenta, María Jesús Esteban.
Excepto el pasado verano, cuando había más restricciones a la movilidad, cada año, los vecinos de Cabo de Palos deben soportar los continuos botelleos de los jóvenes. En otras ocasiones, se concentraban en la zonas aledañas a un supermercado y otra de discotecas y bares de copas.
Refuerzo en la vigilancia
Agentes de la Policía Local reforzarán la vigilancia en pueblos costeros, como Cabo de Palos y La Manga, donde el número de vecinos va en aumento ante la llegada de la época estival, y en Cala Cortina, para evitar los botelleos. En esta última zona, incluso, ha sido precintado el aparcamiento, para evitar que los jóvenes aparquen allí para beber, como ocurrió en los últimos fines de semana.
En concreto, desde ayer y hasta el domingo, 87 agentes municipales velarán por la seguridad en el litoral cartagenero. El servicio ordinario ha sido reforzado con 26 policías. «Normalmente, el dispositivo de verano entra en funcionamiento el 1 de julio, pero este año hemos optado por adelantarlo, debido a la derogación de la norma que obliga a llevar mascarillas al aire libre», explicó el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Pedro Torralba.
«Solo está permitido ir sin mascarilla cuando se garantice la distancia de seguridad y no haya aglomeraciones de personas», añadió Torralba. Hizo especial hincapié en que «siempre, debemos llevarla encima por si fuera necesaria».
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