Kateryna Pasternak, en uno de los talleres de la UPCT. LV

La UPCT arropa a sus alumnos ucranianos

Dos estudiantes becados en la Politécnica y que sufren la guerra en la distancia cuentan sus experiencias: «La vida está llena de dificultades»

C. R.

Cartagena

Martes, 20 de junio 2023, 00:33

Vivir y estudiar en un país en guerra es complicado. «Suena la sirena a las 4 de la madrugada. Te tienes que ir al búnker. A las 6 de la mañana vuelves de nuevo a casa, intentar dormir en la cama un par de horas y a las 8 te vas a la Universidad. Además, te puedes quedar sin internet o sin electricidad en cualquier momento». A pesar de esto, que ha vivido en primera persona Kateryna Pasternak, jóvenes como ella o como Maksym Kriuchkov han decidido seguir adelante con sus estudios universitarios. Ambos se han visto obligados a abandonar o estar alejados de su país a causa del conflicto. Sus historias describen dos vidas de refugiados que han comenzado de nuevo. Viven como desplazados para poder estudiar.

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Kateryna y Maksym son dos de los cuatro estudiantes matriculados este año en la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) gracias a una beca de matrícula concedida a refugiados y desplazados. Son alumnos de las escuelas de Ingeniería Industrial y de Telecomunicación. El Vicerrectorado de Estudiantes lanzó la convocatoria para ayudar a los jóvenes con talento desplazados o afectados por la guerra.

Kateryna llegó a la UPCT un mes después del inicio de la invasión. Tiene 19 años. Sus padres y hermana están en su país. La enviaron aquí para que siga sus estudios. Continúa cursando su grado en Ciencias de la Computación en Ucrania, en la Ivan Franko National University of Lviv, en modalidad 'online'. Compagina con el primer curso del grado en Ciencia e Ingeniería de Datos, que realiza en la Escuela de Telecomunicación de la UPCT.

Cuenta la estudiante que llegó sin saber ni una sola palabra de español y empezó a acudir a las clases que imparte la Fundación Juan Carrión en la UPCT.

Afirma Kateryna que la guerra ha cambiado su vida. «Todo es diferente. La vida es más oscura ahora. Es difícil para mi. Tengo estrés, ansiedad y, sobre todo, siento mucho dolor y mucha impotencia por mi gente», dice.

Los primeros meses de guerra, Kateryna estaba «preparada para luchar y pelear con mis propias manos pero mis padres me pidieron que viniera a España. Mis compatriotas están allí. Ellos nos protegen todo el tiempo con su propia vida. Algunos están muriendo para que otros vivamos bien», añade. Su objetivo ahora es terminar sus estudios y poder trabajar en España «para devolver a este país lo que está haciendo por mi. Después, quiero volver a Ucrania para ayudar a levantar mi patria».

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Maksym Kriuchkov, de 21 años, estudia segundo curso de Ingeniería Mecánica. Le duele no poder ver a su familia y no poder ir a su país. Pero aún le aflige más haber perdido a su amigo de 22 años, «Artem estaba combatiendo en el frente cuando una bala le atravesó el corazón», lamenta emocionado. El joven afirma que el sufrimiento «se siente aquí, en España. Mi familia está en Ucrania. No puedo visitarles. No puedo ver a mis abuelos mayores, a mi familia, a mis amigos. La vida es difícil. Aquí tenemos que enfrentarnos también a dificultades y no solo económicas».

Maksym agradece la oportunidad que le ha brindado la UPCT, las instituciones españolas y los ciudadanos y haber obtenido la condición de refugiado y, gracias a eso, poder estudiar en la Universidad o poder sacarse el carnet de conducir.

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