El centro urbano de Cartagena vuelve a perder población

El casco histórico es la zona que en mayor medida acusa la despoblación, con 536 inquilinos menos que en 2020. El descenso es continuado desde 2008, cuando vivían en él 63.598 personas. Ahora son 42.327, con lo que han desaparecido 15.272, aproximadamente una cuarta parte.

El proceso de despoblación es la consecuencia de que decenas de edificios se han vaciado en ese tiempo. Los que no han sido derribados o se han venido abajo, para engordar el censo de 300 solares que el Ayuntamiento tiene contabilizados, están en un avanzado estado de ruina, lo cual descarta una repoblación de estas zonas a corto plazo.

«Las únicas personas dispuestas a entrar a vivir en ellos son los okupas. Su presencia en un número creciente de edificios extiende todavía más la sensación de degradación y de que la marcha de vecinos continuará», explicó el presidente de la asociación de vecinos del Casco Antiguo-San Diego, Tomás Sánchez.

Tampoco ayuda, a su juicio, «la aparente falta de una planificación de las obras de mejora de las calles y las plazas de esta zona. Las que se han hecho, no han contribuido a mejorar su aspecto y en algunos casos incluso lo han afeado», indicó.

El Ensanche Almarjal se ha estabilizado en torno a los 6.000 habitantes en los últimos cuatro años (6.003 en 2021), tras perder alrededor de 800 en los anteriores. También se mantiene estable, en 5.000, el número de personas de la barriada de San Ginés, sin variaciones apreciables desde 2016. Por último, en Virgen de la Caridad, el censo establece que hay algo menos de 3.000 vecinos, también sin cambios estimables desde hace una década. En estos barrios no ha habido un proceso de envejecimiento y deterioro de los edificios tan acusado y traumático como el del casco histórico, pero tampoco han surgido promociones inmobiliarias o urbanizaciones nuevas que permitan un crecimiento del número de habitantes. Los pocos intentos que surgieron como el proyecto 'Puerta de Cartagena', con 370 pisos en un solar entre el Instituto Politécnico y el puente de Torreciega, no fructificaron. Tampoco el sector. C. C. 1, situado detrás del Centro Comercial Mandarache, y donde estaba previsto el ensanche norte. Fue diseñado hace diez años para albergar más de 4.000 viviendas, pero la urbanización se paró poco después y gran parte de los terrenos siguen bloqueados por las deudas bancarias.

Los barrios periféricos incluidos en la demarcación de San Antón sufren una repunte a la baja, tras varios años de crecimiento. En 2021 perdieron 375 habitantes, de los que 146 se marcharon de Barrio Peral, mientras que la Urbanización Mediterráneo y la Urbanización Nueva Cartagena suman 150, entre ambos.

Las zonas residenciales pegadas al centro urbano se completan con Santa Lucía, Lo Campano, Los Mateos y la Barriada Santiago. En la primera de ellas, el aumento de población es más lento del que se preveía hace unos años, porque tampoco aquí se ha concretado el proyecto de Villa París, junto a la carretera de La Unión, ni el de un nuevo complejo de viviendas junto a la CT-32 y la Avenida Sánchez Meca, ambos de promotoras de Mariano Roca. Lo Campano pierde población y Los Mateos se mantiene, mientras que la Barriada Santiago sube algo. La suma también se encuentra estabilizada desde hace unos años en torno a los 7.000 residentes.

La Palma, con 5.921 habitantes; Pozo Estrecho, con 5.273, La Aljorra, con 5.059 y El Albujón, con 3.020, experimentan leves ascensos. Igual que Alumbres, con 3.467.

Pero el crecimiento de población que compensa con creces la bajada del casco urbano y, en especial la del casco histórico, se da en la franja litoral del Mar Menor, desde la zona del Carmolí (distrito del Lentiscar), pasando por El Algar hasta el Rincón de San Ginés, que incluye La Manga. En ésta última demarcación el censo se disparó en 2021 hasta los 11.498 habitantes, 808 más que el recuento de un año antes. El aumento es continuado desde hace años. La población superó los 10.000 habitantes en 2018 y sigue imparable. También aumenta en habitantes El Algar, con 115 personas más y El Lentiscar, con 106, la mayor parte en las zonas de El Carmolí y aledañas.

Los habitantes en Los Nietos, crecen en 147 más, en Playa Honda, 111, y en La Manga, con 105. Todo ello en unos últimos dos años en los que se ha librado el pulso entre la mala imagen que ha dado la contaminación del Mar Menor y las restricciones por la pandemia. Además, hay muchos cartageneros con una casa en el centro que disponen de una segunda residencia en esas zonas, que por la crisis sanitaria pasan cada vez más tiempo en la segunda, aunque siguen censados en la primera. Algo parecido sucede en Isla Plana y La Azohía, que contribuyen al incremento de población en la zona oeste en las diputaciones de Perín, 134 más, Los Puertos, otros 134, y La Magdalena, 53.