La llegada de más inmigrantes desborda la capacidad del campamento del antiguo hospital Naval de Cartagena

La superación del número pactado ya fue advertida el pasado fin de semana por la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, en un comunicado. Alertó de que el Ministerio está incumpliendo el compromiso de no alojar a más de seiscientas personas en el campamento. «Esa cifra ya se ha superado y no existe ninguna clase de seguimiento de quienes abandonan la instalación. Accem no tiene recursos para ayudarles fuera del campamento ni nuestros Servicios Sociales tienen ninguna información sobre su situación o sus necesidades», aseguró.

La regidora insistió otra vez en que teme que el departamento ministerial también incumpla su compromiso de desmantelar el campamento este mes. Por ello, el PP presentará iniciativas en el Parlamento para exigir al Gobierno de la Nación que cumpla su obligación y cierre el campamento provisional.

Con tal cantidad de personas, la ONG encargada de atender a los 'sin papeles' continúa trabajando con los medios que tiene. Desde este colectivo aseguran que está todo controlado y que atiende a todos los que llegan. El Ministerio no contestó a la petición de información realizada por LA VERDAD.

Mientras, los inmigrantes continúan haciendo su vida en el interior del campamento, también en el exterior del mismo. Desde este pueden salir cuando quieran, siempre y cuando no tengan que participar en las actividades, cursos y talleres que son impartidos. Estos son obligatorios. Se les puede ver por las inmediaciones del antiguo hospital solos o en grupos, sentados en la pinada o de paseo. Incluso se les puede ver por el centro de Cartagena, acompañados por algún miembro de la ONG o sin ellos.

Ese aumento de personas ha sido percibido, desde principios de este año, por los vecinos de la zona. Dicen que hay «muchos más que al principio», según una residente que prefirió mantener su anonimato. Pese a ello, afirmó, no está habiendo ningún problema de convivencia, aunque sí más suciedad de lo normal, sobre todo en los alrededores de los contenedores de ropa, porque la sacan y la dejan tirada.

La Federación de Asociaciones de Vecinos de Cartagena ha solicitado en varias ocasiones conocer el campamento, y cómo son atendidas las personas que viven en él «pero nunca contestaron. También hemos solicitado otra para que nos digan si van a desalojar a finales de este mes o qué otros planes tienen», señaló el presidente de este colectivo, Tomás Sánchez.

La estancia media en este tipo de campamentos es de un mes. Muchos, enseguida de llegar, ya piden su salida para encontrarse con familiares en España o en otros países de la Unión Europea, de ahí que el número en las instalaciones del Naval sea muy cambiante. También se han dado casos en Cartagena de familiares de los refugiados que han llegado para llevárselos, porque tienen libertad de movimiento.

En las instalaciones del antiguo Naval tienen todo tipo de servicios, además de contenedores con habitaciones habilitadas con camas y armarios, un comedor y clases para los cursos y talleres. Y hay una enfermería con personal para atenderlos en cualquier emergencia. Según Accem, los que allí llegan se encuentran bien de salud y lo que más precisan, en la mayoría de los casos, es la ayuda de un profesional que les ayude a superarlo.

El dispositivo especial que atiende y vigila a estas personas está formado por un centenar de policías, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, abogados y traductores, que trabaja junto a Accem. El personal de la ONG ha detectado numerosos casos de estrés postraumático y lesiones musculares a consecuencia de la travesía en cayuco desde Senegal, país en grave crisis política, hasta Canarias.

El responsable territorial de Accem en la Región de Murcia, Mohamed Kebaili, aseguró ayer a LA VERDAD que pese al aumento del número de personas en el campamento para inmigrantes del antiguo hospital Naval, la atención está asegurada. «Está todo controlado; no hemos tenido ningún problema para atender a la gente que nos llega», se limitó a decir.

El número de personas acogidas en las instalaciones de Tentegorra es cambiante, ya que el flujo de entradas desde Canarias, principalmente, es constante. También lo son las salidas, ya que las personas que llegan al recinto lo pueden abandonar cuando quieran, siempre y cuando tengan donde residir en España o en cualquier otro país de la Unión Europea.

La ONG Accem es la encargada de gestionar el complejo para inmigrantes gracias a los recursos económicos que recibe por parte del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, que fue quien eligió Cartagena para dar acogida a los 'sin papeles'. La cantidad que cuesta el mantenimiento de todos ellos ha sido solicitada en varias ocasiones por Vox, aunque nunca ha sido facilitada.

La cuantía que recibe sirve para cubrir las necesidades de alojamiento, desayuno, comida y cena durante el tiempo de estancia de los extranjeros, aunque también está dirigida a impartir actividades, cursos y talleres. Entre ellos destaca el de aprender español o las costumbres de la ciudad en la que residen. La participación es obligatoria. La división para participar en ellos se hace por grupos atendiendo a los idiomas de cada uno. Además, los refugiados tienen a su disposición otras actividades de asesoramiento jurídico, para conocer sus derechos y deberes en suelo europeo. Algunos de ellos solicitan protección internacional en nuestro país u otros comunitarios.