Los jabalíes que están entrando en los barrios al oeste de Cartagena serán capturados y abatidos
El Ayuntamiento está estudiando la ubicación más idónea y segura para colocar unas jaulas y atajar la entrada de estos animales en zona urbana
En las últimas semanas pasear a altas horas de la noche por los barrios del oeste de la ciudad se ha convertido en sinónimo de ... sustos. Y no porque algún delincuente ande suelto, sino porque hay un animal salvaje que, hambriento, está tratando de buscar alimento durante esos momentos en los que la gente duerme y los vehículos reposan en sus garajes. La falta de comida en los montes del entorno de la ciudad está llevando a grupos de jabalíes a tratar de buscarse el pan entre las calles, las mismas que, de día, lucen atestadas de coches, viandantes y mascotas, con el riesgo que eso conlleva de posibles accidentes de tráfico por atropello de fauna o de ataques a algún vecino despistado.
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Desde el pasado mes de agosto, asociaciones de vecinos como la de Nueva Cartagena ya han advertido de dos avistamientos de estas piaras correteando libres por zonas netamente urbanas, lo que ha elevado la alerta entre el vecindario. A través de dos vídeos, la entidad vecinal dirigida por Antonio Molina ha avisado a sus seguidores del riesgo de acercarse en exceso a estos animales. El último de ellos se publicó el pasado 29 de agosto. «Esta última vez se marcharon en dirección a San José Obrero y hacia el monte», señaló Molina. Más recientemente, otro vídeo grabado el martes y en el que se veía otra de estas manadas cruzando la avenida del Cantón –a la altura del Cartagonova– se viralizaba al difundirlo LA VERDAD.
Según ha podido saber este periódico, el Ayuntamiento se ha puesto ya manos a la obra para tratar de atajar el problema. Fuentes municipales indicaron que «se está en conversación con la Dirección General de Medio Natural para tomar decisiones, quizás las mismas que en ocasiones anteriores».
Antes de capturar a los animales, se estudia con cebos su comportamiento y sus hábitos durante unos diez días
Por su parte, portavoces oficiales de la Consejería de Medio Ambiente señalaron que el Consistorio ha sido informado de que la única solución posible pasa por la instalación de jaulas para su captura.
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El protocolo que sigue la Consejería consta de varios pasos. El primero es la colocación de cebos, con los cuales los agentes observan primero el número de ejemplares y si se muestran receptivos al alimento que se les ofrece. Esta fase puede dilatarse en torno a 10 días. Una vez hechas todas las comprobaciones, se colocan las jaulas. Según señalan desde el Ejecutivo regional, lo que indica la vigente normativa europea es que los animales deben ser abatidos una vez están ya enjaulados por que la legislación no permite su traslado. Una vez muertos, los cadáveres son trasladados a un gestor autorizado de residuos con el que trabaja la Consejería.
Así todo, indican otras fuentes a este diario, en estos momentos, el Ayuntamiento se halla buscando los sitios idóneos para la puesta de estos elementos, tratando de dar con aquellos rincones que se estimen más seguros. Una operación, señalan los mismos medios, que está siendo guiada, entre otros, por el concejal de Seguridad, José Ramón Llorca.
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Lugares con antecedentes
La presencia de jabalíes en Cartagena sí es común en lugares como Calblanque, Lo Poyo, El Carmolí y Escombreras. Sin ir más lejos, en febrero del año pasado, la Comunidad organizó a petición del Ayuntamiento una batida con la colaboración de la Federación de Caza de la Región de Murcia y COAG Murcia en la que se dio muerte a 83 ejemplares, la mayoría hembras.
Este tipo de actuaciones suelen ser requeridas sobre todo por los agricultores, que padecen los destrozos que estos animales causan en sus cultivos. Sin embargo, la proliferación de este animal en entornos urbanos no deja de crecer a nivel nacional ante la falta de alimento en su medio natural y la ausencia de depredadores. En este sentido, aprovechan la noche para moverse con libertad y se sienten atraídos por restos de basura, parques con césped y zonas de riego.
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El jabalí no suele atacar al ser humano de manera espontánea, pero puede ser peligroso si se siente acorralado o si alguien se acerca demasiado a una hembra con crías. En este sentido, se recomienda no acercarse a ellos –menos aún si se va con un perro–, alimentarlos y llamar a emergencias en caso de avistamiento.
Avistamientos en la Concepción, La Vaguada y San José Obrero
No son pocos los rincones de Cartagena que aseguran haber visto a los jabalíes campar cerca de sus casas. Uno de ellos es el barrio de la Concepción. La presidenta vecinal, María José Dato, indica a este periódico que, durante la pandemia, las visitas de estos animales fueron muy frecuentes. «Pero ahora la gente no suele darse cuenta porque suelen venir a altas horas de la noche. Además, son muy miedosos. Salen corriendo».
Uno de los puntos de visita frecuente, indica Dato, es la calle Subida a la Mina, detrás de la iglesia. «Allí hay un parque y suelen rebuscar comida entre los contenedores. Hay vecinos que dejan allí comida para los gatos y los propios jabalíes van y se la comen. Esto ya se lo hemos avisado alguna vez al servicio municipal de plagas», cuenta.
Otro punto donde también aseguran estar acostumbrados es en La Vaguada. El presidente vecinal, Félix López, señala que las piaras se suelen dejar ver por la avenida Descubrimiento de América. «Aparecen sobre todo al final de verano. Los machos suelen ir solos y las hembras acompañadas de sus jabatos. Hace unos días me encontré a un par de ellos, pero no suelen acercarse a las personas», ratifica.
Lo que, sin embargo, reconoce que no ha impedido que se produzca algún percance. «Hace cuatro años se metió uno en el centro de Astus. También hubo otro que persiguió a un vecino hasta la puerta de su casa. Hay que llevar cuidado. Son animales que pueden matar a una persona».
Fuentes militares por su parte resaltan que, en sus ejercicios diarios, tanto estudiantes de la Escuela de Infantería como residentes en el cercano Poblado de Marina, los han visto deambular.
Asimismo, en la barriada San José Obrero, también certifican su presencia. «De vez en cuando pasan, aunque es verdad que últimamente no se les ha visto. Sabemos que se mueven por toda nuestra zona. Recuerdo que hace dos o tres años vi a unos en la puerta de mi casa. Ellos bajan por la rambla de Benipila y van detrás de la basura y de comida», comenta Ginés, de la asociación de vecinos.
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