Experiencia en la Finca Moncada
Muy merecido fue el reconocimiento que se le otorgó al maestro y artesano cartagenero Francisco García Romero, Paco el de la Mufla, fallecido en julio de 2023. El acto se celebró en el Museo del Vidrio de Santa Lucía y fue presidido por nuestra alcaldesa, Noelia Arroyo. Su impulso, tesón y trabajo, junto a su amigo y compañero Manuel Gil, fueron claves para la difusión de la tradición vidriera cartagenera y la creación del Museo del Vidrio. Fue allí donde se colocó la placa de reconocimiento acordada unánimemente por el Pleno de nuestro Ayuntamiento cumpliéndose, de este modo, un compromiso adquirido con él antes de que nos dejara.
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Paco, junto con el apoyo de su mujer Josefina, tenía «el vidrio en la sangre». Era heredero de una estirpe de vidrieros que se remonta a sus abuelos y supo mantener viva la llama del oficio junto a su mujer, dando a la emblemática La Mufla un carácter único donde tradición y creatividad se fundían como el vidrio en el horno. Cuando su padre, Ginés, se jubiló, Paco se puso al frente de La Mufla como profesional del tallado de cristal y de la decoración de porcelana, implementando nuevas iniciativas y tecnologías. Impartió cursos de grabación y decoración y fundó la asociación de vidrieros de Santa Lucía, integrando a artesanos del cristal de toda la Región para dignificar el oficio y fortalecer los lazos entre los maestros vidrieros.
En la Villa y Condado de Santa Lucía me encontré con Manolo 'El Rápido'. A él le encanta contar historias y me preguntó si conocía la de 'La piedra y el hombre'. Le dije que no, por lo que procedió a contármela junto a Agustín 'El Bicicleta' mientras tomábamos unas cañas. Empezó así: «El distraído tropezó con ella; el violento la utilizó como proyectil; el emprendedor construyó con ella; el campesino, cansado, la utilizó de asiento; Drummond la poetizo; David la utilizó para derrotar a Goliat y Michelangelo le sacó la más bella de las esculturas». En todos los casos la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre...
Después de asistir al reconocimiento a mi amigo Paco visité el corazón de nuestro campo en la zona del Monasterio Cisterciense de Nuestra Señora de la Paz (La Palma). En Los Vidales estaba la Bodega Los Piteros, de Pencho Bernal, donde elaboraba el vino dorado de nuestro campo 'Ara Pacis' hasta que cerró a finales del año pasado. Y muy cerca del secadero antiguo del imperio atunero Fuentes se puede ver, destacando junto a la carretera, la silueta de la Finca Moncada con sus edificaciones recientemente rehabilitadas, una jardinería exquisita, su elegante pino centenario y las típicas palmeras de nuestro campo que te dan la bienvenida a un espacio gastronómico muy especial.
Propiedad de 1936
Esta señorial finca se remonta al año 1936 cuando el bisabuelo de los actuales propietarios, la familia Hernández, adquirió la propiedad con la intención de resguardar a su familia durante la Guerra Civil Española. En su origen fue empleada para la producción de vinos, como muchas otras fincas del entorno. De hecho, su nombre se debe a una variedad de cepas cultivadas en sus tierras. Con el paso del tiempo la propiedad quedó en desuso hasta la rehabilitación actual por parte de los hermanos Álvaro y Fátima. Han convertido el viejo cortijo en un espacio que combina una extraordinaria cocina con una mejor tradición culinaria. Tanto el continente como el contenido son muy confortables y gozan de un selecto diseño que lo convierten en un lugar excelente para llevar a cabo celebraciones y comidas de familiares y de amigos. Álvaro, Fátima y el chef Pablo –experto en cocina vegana, tendencia en aumento día a día– forman una combinación perfecta en Finca Moncada donde la gastronomía se vive como una experiencia completa, en un entorno histórico y con una atención personalizada, consiguiendo posicionarla como un destino culinario muy singular y de referencia.
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A Álvaro, el líder de esta sociedad gastronómica, desde bien pequeño le gustaba organizar eventos y guateques. Con 16 años su amor a la cocina le llevó a empezar fregando platos en La Manga, siempre en restaurantes para sacarse su dinero mientras estudiaba Derecho y Protocolo en Valencia. Con 20 años comenzó su carrera profesional en grandes hoteles de Portugal, Bristol y, también, de España. Primero en Mojácar, luego en Jaén hasta pasar a Gasma Castellón donde realizó su primer Máster en Gastronomía. Posteriormente ejerció en Etxanobe, restaurante con una estrella Michelin. Ha sido profesor de cocina y cuenta con su 'food truck' La Guindilla Taquería, enfocado en la gastronomía mexicana mezclada con productos regionales y en la que se come de lujo.
El chef que le acompaña en cocina, Pablo Rodríguez, trabaja lo vegetal dándole el máximo protagonismo a las verduras y hortalizas de nuestro campo. Algunas de ellas las cultivan en la propia finca, al igual que brotes y plantas aromáticas. El equipo ha dado como resultado un lugar con una singularidad especial desde la recepción, pasando por los espacios para el aperitivo hasta llegar a los rincones donde deleitarse con los extraordinarios platos.
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Nuestro encuentro lo realizamos de la mano de Mariano Hernández, donde disfrutamos de tan especial anfitrión y de un invitado muy estimado que nos puso al día de cómo anda Europa. Me refiero a Olivier Steimer, alto ejecutivo suizo enamorado de la Trimilenaria y que veranea en La Manga cuando sus negocios se lo permiten.
Dominio vegetal
Y llegó el momento de disfrutar de la exquisita cocina mientras se comentaban los temas habituales de la situación de nuestro país, nuestra Región y nuestra ciudad. Empezamos con una copa de cava de bienvenida y un aperitivo de longaniza seca de parmesano y trufa, espectacular, en los agradables patios de la finca. Una vez en mesa, continuamos con una ensalada de tartar de tomates con salmorejo de manzana, queso fresco y alcaparras. Álvaro nos sorprendió con un bollo preñado frito de yuca y chorizo, una grata novedad por su melosidad en boca. Posteriormente nos sirvió un escabeche de una suavidad excelente de setas, shitakes y puerros; un plato muy Umami con gran colorido y sabor. A continuación Pablo nos presentó un tartar de atún rojo de almadraba con aguacate.
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Los siguientes platos tuvieron una presentación de diez: carpaccio de Angus madurado en especias mexicanas, chimichurri y parmesano; un crespillo cartagenero con queso crema, plantas aromáticas de la finca y boquerón en vinagre; y unas gyozas de cocido con pelotas que dieron paso al plato final consistente en Angus con salsa perigourdine con parmentier a la mostaza antigua y tofu frito, soberbio este plato. Todo regado con un Ribera de Finca El Quiñón y un Brut de Ferret Guasch. La nota dulce fue una tarta de queso al horno con fresa natural y crema. Los asiáticos y la valoración de tan exquisito menú dieron paso al mundo del hielo en los jardines de la Finca Moncada.
Termino con una reflexión que aconsejo aplicar: «Desde que no creo en todo lo que dicen ya no me indigno con todo lo que escucho». Tan real como la vida misma. Feliz domingo.
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