El enigmático cierre de la cafetería del Casino de Cartagena

O más bien en su última arrendataria, quien, aparentemente, decidió bajar la persiana sin informar a la junta directiva del Casino, a quienes desde entonces no ha dado una explicación ni ha entregado las llaves del local. Tampoco ha abonado el alquiler desde hace tres meses.

En este tiempo, la junta directiva solo ha conseguido a través de un mensaje telefónico que adquiriera el compromiso de hablar para solucionar el entresijo y, sobre todo, resolver el contrato. Sin fecha prevista ni más detalle, aún están esperando que dé la cara. Este diario también ha intentado ponerse en contacto con la empresaria para conocer su versión de lo ocurrido, pero no contesta ni a las llamadas ni a los mensajes telefónicos.

La arrendataria de la cafetería desde el pasado noviembre bautizó al nuevo restaurante como Anyo, Sabores del Mediterráneo, que ella misma define en redes sociales como «sabor y elegancia en el corazón de Cartagena». La exitosa inauguración y los variados eventos gastronómicos, como fiestas temáticas, maridajes y catas, para distinguir su oferta del resto y alcanzar la excelencia no convencieron al entorno del Casino que presagiaron que el final del camino llegaría pronto. Aunque nunca de esta manera.

Según socios consultados por este periódico, el negocio no disponía de personal suficiente, ni en la sala ni en la cocina, y que los horarios eran «anárquicos». Sostienen, además, que el público no estaba satisfecho ni con el servicio ni con el producto.

La junta directiva, con el abogado Joaquín Ortega en la presidencia desde hace dieciocho años, se ha visto obligada a interponer una demanda de desahucio en solicitud de resolución del contrato y de las rentas impagadas.

La cafetería del Casino es la fuente de ingresos más conflictiva de la institución. Este es el noveno intento en los últimos dieciocho años por sacarla adelante y disponer de un recurso fijo con el que sufragar los gastos del inmueble.

Pero la inestabilidad de este negocio es mucho más antigua. El periódico 'El eco de Cartagena' ya anunció en 1869 el arrendamiento del local. Desde entonces, ha sido una constante en las apariciones en prensa recogidas en una exposición permanente en el Casino.

La cafetería tiene una zona trasera que da a la calle Bodegones y una planta superior, además de un pequeño reservado con vistas a la calle Mayor para los más de 250 socios de esta institución.

Pese a todo, Ortega y su equipo directivo no han sucumbido a la tentación de tomar las riendas del negocio porque consideran que deben encargarse profesionales de la hostelería.

Este escollo aleja un poco más la reforma integral del edificio proyectada hace un año por el arquitecto José Antonio Rodríguez Martín y valorada en 2,5 millones de euros. Dicha rehabilitación fue estructurada en 22 fases para poder captar la financiación necesaria.

La finalidad es recuperar la esencia modernista del inmueble y reactivar su vida social y cultural. Entre las mejoras propuestas destacan la mejora de la accesibilidad con un nuevo núcleo de escaleras y un ascensor en la fachada trasera, que da a la calle Bodegones, y que presenta mayor deterioro. Para la planta de arriba se ha ideado una terraza con pérgolas y zona de usos múltiples con una parte cubierta. Pero todo depende de la viabilidad económica de la institución, poco boyante desde hace bastantes décadas.

De momento, resolver el enigma de la cafetería y darle un nuevo uso es lo prioritario.