Las Dunas estudia poner un vallado para impedir el acceso a jóvenes de botellón en Cabo de Palos
Los comerciantes denuncian que encuentran las puertas de sus establecimientos llenas de suciedad e incluso algún destrozo
El problema de los botellones en Cabo de Palos, lejos de solucionarse, continúa generando molestias entre los vecinos y también entre los comerciantes. En el ... centro comercial Las Dunas se confiesan ya hartos de los jóvenes que invaden los espacios comunes y los usan como punto de quedada en el que acopiar las bolsas cargadas de alcohol. Una imagen que, tras la noche, deja paso al amanecer a la de unos suelos plagados de bolsas, cristales y vomitonas.
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Así lo aseguran a LA VERDAD desde la dirección de Las Dunas, que piden más presencia policial para disuadir a los chavales de plantarse en las inmediaciones del centro, en las adyacentes obras del Mercadona y en el solar donde se ubica habitualmente el mercadillo semanal. Un espacio que, lejos de las discotecas, ofrece entretenimiento a los más jóvenes, en su mayoría menores de edad, que no tienen dinero para permitirse pagar copas.
Ante este panorama, en Las Dunas manifiestan que ya están barajando tomar medidas, entre ellas la de establecer un vallado perimetral que garantice que, al término del horario comercial, no quede nadie dentro del recinto y, durante la noche, no puedan tampoco acceder. «Es algo que estamos hablando. También se barajó poner seguridad privada, pero eso elevaría demasiado las cuotas de la comunidad. Ahora tenemos también Mercadona, pero ellos pagan una cuota reducida porque no usan tantos servicios comunes», explica el presidente del centro comercial, José García.
La Policía Local afirma que el número de incidencias «ha disminuido significativamente» respecto a otros veranos
Así lo ve también la vicepresidenta del complejo y presidenta también de la Asociación de Mujeres Virgen del Mar de Cabo de Palos, Isabel Belmonte. «Nos estamos encontrando la puerta de nuestra sede llena de suciedad y hemos tenido que pedir a la empresa que tenemos contratada un refuerzo de la limpieza, con el coste que nos conlleva», denuncia.
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Belmonte asegura que, si fuera solo la suciedad, la situación sería todavía algo más sufrible, pero los ruidos tienen ya en vilo a los vecinos de los adosados más cercanos y que, además, se están dando puntualmente peleas y vandalismo. «El Ayuntamiento colocó unos aseos para el mercado y ya están pintados. También hemos visto papeleras nuestras rotas», asegura disgustada.
«Hay mucha permisividad de la Policía. Se presentan allí para que los chavales se disuelvan, pero no se detienen a pedirles la documentación, ni les multan, ni les quitan el alcohol. Cuando se va la Policía, vuelven otra vez», relata por su parte a este periódico una de las hosteleras que trabaja en Las Dunas.
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La presencia de estos chavales, según denuncia esta trabajadora, ya está teniendo efecto en sus negocios. «Hay clientes que, con esa fiesta y esos gritos, prefieren no entrar a nuestros locales. Nos parece muy injusto que tengamos que pagar nosotros el pato. Pagamos un montón de impuestos y cumplimos con la normativa, pero luego vienen vecinos a denunciarnos cuando el ruido lo genera gente que no está consumiendo en nuestros locales y solo vienen a mancharme los cuartos de baño y la terraza».
Un verano «tranquilo»
Desde Policía Local, afirman a preguntas de este diario que este verano está siendo «tranquilo» en cuanto a incidencias relacionadas con el botellón en Cabo de Palos y que las concentraciones de jóvenes para hacer botellón «han disminuido significativamente». «No obstante, se sigue realizando un despliegue preventivo importante, aunque apenas hay notificaciones de este tipo ni en Las Dunas, ni en otras zonas que históricamente presentaban este problema», afirman.
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Señalan que, de lunes a jueves, hay dos patrullas de la Policía Local y del Grupo Operativo Especial de Seguridad Ciudadana, y los viernes, sábados y domingos, cuando hay mayor afluencia, se refuerza la presencia con tres patrullas que se distribuyen entre Marina Center y Las Dunas, para controlar estos espacios donde, en años anteriores, se producían concentraciones masivas, «que este verano, gracias a la presencia disuasoria, se han logrado controlar».
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