Diego Balanza, pop rock en Cartagena

Diego Balanza Mateo (Cartagena, 1960) es un cantante y guitarrista que con doce años se juntó con otros dos vecinos de la calle Príncipe de Asturias para formar un conjunto musical, presentándose a un concurso que convocaban en la Milagrosa los Padres Franciscanos de su colegio. Dieron la sorpresa al ser los benjamines del certamen, lo que les supuso una mención especial por el arrojo mostrado, máxime cuando apenas sabían manejar la guitarra española, demostrando así «muy poca vergüenza».

Concurrieron con '¡Oh Pecador!' (espiritual negro) y 'El Condor pasa' (folklore hispanoamericano). Me comenta Diego que predominaban por doquier los repertorios de folk. Se animaron a presentarse al festival Pedro Pop de Las Palas, sería el verano de 1977, compitiendo con grupos de altura como eran los cartageneros Nuevo Sonido y Nebulosa, ya rockeros.

Él siguió en el ámbito musical mientras que su primo Andrés López y Lalico Gómez Vizcaíno se despidieron de una posible carrera musical. Formó otro grupo, contactando con el representante Pepe Sevilla, y posteriormente cantó con Cristal, cobrando por fin las actuaciones que realizaban por el término municipal, caso de la sala El Búho de Molinos Marfagones o por La Manga. Era un rock potente, teniendo como referentes a Queen - entonces poco conocidos - o los Rolling.

En aquellos años pegaban fuerte también en Cartagena el grupo Arena, quienes ganaron el Bocata Rock patrocinado por Bimbo, saliendo de gira nacional con el Gran Musical, acompañando a Greta y Alaska y los Pegamoides. Para Diego estos cuatro grupos mencionados vinieron a ser pioneros del rock en la ciudad frente a otros más comerciales como Parábola, Los Cuervos, Los Rockers, Los Brujos y los Rumisant, uno de los integrantes del último conjunto era su vecino Rufino, el primer profe de guitarra que tuvo Diego. Más tarde, con José Bacorelle forman el Dúo D-DOS, grabando un disco de cinco temas propios y 1.000 copias, actuando como coproductor Pedro Trillo-Figueroa, hermano del exministro. Lo promocionaron por Madrid, Galicia, Murcia y Cartagena, siendo entrevistados aquí por Salvador Escolar en Radio Juventud. Me indica que aún les quedan 500, a los que quieren dar salida quizá como regalo con la compra de una revista o un periódico. Actuaron en una sala famosa de la época como era el Polideportivo de Islas Menores.

El dúo se separa y Diego entra en la orquesta Balandro y su cantante María, realizando 135 actuaciones en un año, saliendo a todas las provincias limítrofes, aunque el sueldo no rentaba en aquella temporada de 1985-86: 10.000 pesetas al mes, elevándose en diciembre y agosto a 20.000. María cantaba temas de Rocío Jurado, mientras que Diego cantaba cosas de Tino Casal, Azul y Negro y canciones propias.

Dejó la música una temporada larga ante las requisitorias paternas: «¡Estudia!» Estuvo en el trío la Orquesta Miramar actuando en bailes de hogares de personas mayores y casinos de barrio.

Había que comer tras la crisis industrial, que en 1991 le llevó al paro como programador informático. Luego vino su paso por Nueva Estrella, de Cash y Parábola, en los últimos cuatro años de esta última banda, simultaneado con José Luis Valverde Cano, Pepe 'El Botas' (1951-2024), quien paraba a repostar en la gasolinera en la que trabajaba nuestro entrevistado. Pepe estaba de vuelta en Cartagena tras su estancia en Madrid actuando con Raphael, Rocío Dúrcal, El Fary, Luz Casal, María Jiménez, Mecano o Tino Casal. Con estos artistas estuvo en escenarios de Nueva York, Chicago, Los Ángeles o el Perú. Pepe, uno de los músicos más reconocidos y admirados del panorama local, había comenzado su andadura con Los Cuervos, Parábola y Los Cartagos. Con Jorge González formó el dúo El Botas y Gonsales.

Diego, nuestro entrevistado estuvo 25 años junto a Botas, gran admirador de Eric Clapton. Buena parte del público con que contaba el dúo era extranjero y el hecho de cantar en inglés temas de Los Rolling y The Mamas & The Papas era muy valorado por ellos.

Diego simultáneo este dúo con su pertenencia al grupo Guateque. De Pepe aprendió la seriedad radical en la tarea de dignificar el oficio de músico buscando las mejores condiciones posibles y, eso sí, evitando a toda costa la subida al escenario de espontáneos que berreaban delante del micro, sin hablarlo previamente con los músicos. Pepe, con su humor inteligente, llamaba gambas a estos lanzados irrespetuosos. Diego sentencia: «Era un leo de manual. Y ya sabes, son los reyes de la selva. Sin duda era el mejor guitarrista de Cartagena».

Algo tendrá la música cuando suena en todo gimnasio e incluso en centros de trabajo. Eso es porque incide en nuestro nivel de energía, aumentando el rendimiento y la motivación. Si piensan que he escrito el presente con música, han acertado.