Colegios e institutos de Cartagena tiran de sus ahorros para pagar obras dependientes de la Comunidad
El San Cristóbal monta un comedor, el Ben Arabí y el Mediterráneo instalan paneles solares y el IES Las Salinas del Mar Menor crea nuevas aulas
Cati García y Maite Martínez, que son la directora del colegio San Cristóbal de El Bohío y la presidenta del Ampa, respectivamente, lo tienen ya ... todo preparado para abrir hoy el comedor escolar del centro. Sin ayuda de la Comunidad Autónoma e invirtiendo los pocos ahorros que tenían tanto el centro como la asociación de madres y padres de alumnos, han conseguido este servicio, para compaginar la vida familiar y laboral y evitar que siga la fuga de alumnos de los últimos años. «Llevamos casi una década pidiéndoselo a la Consejería de Educación, pero siempre nos lo había denegado. Fue el pasado año cuando le propusimos montarlo nosotros y sufragarlo con nuestros dinero, por necesidad. Fue entonces solo cuando accedió», explicó Martínez.
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Como ellos, otros tantos colegios e institutos se han visto obligados a tirar de sus ahorros para sufragar obras necesarias para los alumnos y profesores, denegadas por la Consejería de Educación. En el San Cristóbal han adaptado un aula y han comprado un frigorífico, un microondas, mesas y sillas, entre otras piezas de mobiliario, para dar de comer de lunes a viernes a casi medio centenar de alumnos. Las escuela ha puesto 500 euros para la fontanería y el Ampa, otros 1.400 euros para sufragar el resto de gastos y «cumplir con la normativa que regula este tipo de servicios», indicó Martínez, quien aprovechó para criticar la «nula ayuda recibida por parte del Ayuntamiento».
Un buen número de centros educativos del municipio han desembolsado todo o parte de sus ahorros, como el instituto Ben Arabí, en la calle Antonio Lauret Navarro. El director, Manuel Díaz, destinó este verano 40.000 euros de los fondos que tenía guardados para poner placas solares en las cubiertas, para ahorrar energía. Es un proyecto que había solicitado a la Comunidad Autónoma hace años, pero que hasta el pasado curso no se le fue autorizado.
En el Carlos III han dividido dos espacios con paneles retráctiles para ganar sitio, ante las estrecheces del centro
Ahorro energético
«La factura de la luz ocupa casi el 70% del presupuesto que teníamos para nuestros gastos corrientes. Para reducirla, hace años comenzamos a ahorrar y ha sido ahora cuando lo hemos podido invertir en esta tecnología, que supondrá ahorrarse una fracción considerable del recibo, porque ahora generaremos parte de nuestra electricidad», explicó el director del centro a LA VERDAD. Concretamente, 30.000 euros salieron de las arcas del instituto y el resto los puso el Ampa. Díaz cree que la Consejería de Educación debería hacer un esfuerzo e invertir en realizar instalaciones de estas características en el resto de edificios educativos públicos de la Región, «porque, a la larga, supondría un ahorro energético para todos». En estas mismas instalaciones, el pasado curso también arreglaron parte de una pista polideportiva con el dinero que reciben de la administración regional cada mes.
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En el IES Mediterráneo, ubicado en la urbanización que lleva el mismo nombre, la dirección hizo algo parecido al Ben Arabí. Gastó el pasado verano una cantidad similar de sus ahorros para poner paneles fotovoltaicos en su tejado, con los que ya ha empezado a notar una rebaja en el recibo de la luz.
La falta de espacio en los instituto del municipio es una de las principales preocupaciones de profesores y padres. Y como el dinero público no termina de llegar para ampliarlos o, al menos, habilitar nuevos espacios, algunos centros se han decidido a sacarlos de donde apenas lo había. Es el caso del instituto Las Salinas del Mar Menor, en La Manga, donde han tenido que juntar dos aseos inutilizados y que estaban siendo usados como almacén desde hace años, para habilitar, con sus propios recursos, un aula para una quincena de alumnos.
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Más ingenio han sacado en el Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP) Carlos III, ubicado en la calle del mismo nombre. En este caso, entre finales del curso 2020-2021 y el pasado, el centro realizó un importante desembolso en tres zonas del edificio. En la planta baja, la sala de multiusos fue dividida a través de paneles móviles para ganar espacio. De esta forma, indicó el director, Francisco Hernández, «creamos tres aulas, y cuando necesitamos una más amplia, quitamos los tabiques retráctiles que necesitamos en función del número de alumnos».
Sin cantina, pero con taller
Algo similar hicieron en la primera planta. Tiraron la pared que dividía dos aulas y también instalaron paneles para conseguir tres clases. Así, ahora tienen espacio para su sala de Tecnología Aplicada, para la que también cambiaron el techo y las luminarias. Solo en tabiques invirtieron 18.000 euros. Además, para crear un taller de comercio, ya que es uno de los grados más importantes que son impartidos en este centro, decidieron prescindir de la cantina y el espacio que ocupaba lo transformaron en una sala.
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Las inversiones realizadas por el equipo directivo del CIFP Politécnico, en la barriada San Ginés, y que deberían haber sido sufragadas por la Consejería de Educación, se han centrado en el repintado de aulas y equipos y en la sustitución de la bombillas por otras de bajo consumo. Eso sí, «lo único que sí han hecho este año ha sido arreglar las goteras que teníamos en unas naves de prácticas», señaló la directora, Rosa Laborda.
Fuentes de la Consejería de Educación explicaron que los centros educativos reciben de manera mensual un dinero que pueden destinar a gastos corrientes e inversiones necesarias para alumnos y profesores, tanto en nuevos servicios como en la mejora de las instalaciones. La cuantía depende del número de alumnos y del tamaño del centro.
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El problema de los colegios e institutos es que la mayoría del presupuesto que reciben se les va ahora en pagar la electricidad que consumen y más este año, en el que a algunos se les ha multiplicado el recibo hasta por cuatro.
El presidente de la Fampa denuncia el escaso gasto en infraestructuras educativas
El presidente de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Fampa) de Cartagena, José Luis Navarro, denunció el escaso gasto que realiza la Consejería de Educación en las infraestructuras educativas del municipio. Ve importantes las reparaciones de urgencia que precisan los centros educativos San Isidoro, en Los Dolores, y Las Salinas del Mar Menor, en La Manga, donde cada vez que llueve los profesores tienen que poner cubos para recoger el agua que cae del techo.
Critica que entre las prioridades de la Consejería de Educación no están aún la ampliación de los institutos Los Molinos de Barrio Peral, y El Bohío, en el barrio del mismo nombre.
Además, fuera de las próximas inversiones se ha quedado la ampliación del colegio San Cristóbal, de El Bohío, donde hay tres aulas prefabricadas. En una situación similar se encuentran las escuelas públicas Puig Campillo, ubicada en Isla Plana, y la de San Isidoro, en El Algar.
Para todos ellos no existen planes algunos para hacer mejoras o construir nuevas aulas. Los padres también exigen una reforma en el San Isidoro y Santa Florentina, concretamente en sus instalaciones de Educación Infantil ubicadas en un ala de la Casa del Niño.
Pero si algo le parece indignante es la falta de previsión que ha tenido la Comunidad Autónoma en las obras de sustitución de las cubiertas de amianto, en el instituto Juan Sebastián Elcano. En este centro, los más de 700 alumnos aún no han podido comenzar las clases presenciales, porque los trabajos continúan y debido a la lluvia se inundaron varias clases, ya que parte del tejado estaba levantado. La previsión es que puedan volver a sus aulas a lo largo de la semana que viene.
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