El barrio cartagenero de San Antón pierde la receta del pulpo

El deterioro urbanístico de años, la escasa integración cultural, el abandono y la falta de limpieza sumergen en el olvido al castizo barrio de San Antón. Una decadencia que también acusan sus fiestas patronales, que conocieron el esplendor, ya solo presente en el recuerdo de cientos de nostálgicos sanantoneros que aprovechan su día grande para reclamar más inversiones y cuidados.

San Antón celebra este martes el día de su patrón en una intensa jornada que ha comenzado sobre las ocho de la mañana con la tradicional diana floreada. A las once ha tenido lugar la misa oficiada por el párroco Saúl Sánchez, quien ha contado con el respaldo de Ramón Galuz, misionero sanantonero en Brasil que cada año vuelve a su tierra por estas fechas para presenciar la bendición de animales.

En esta ocasión, la plaza de la Iglesia ha contado con la presencia de una decena de caballos, entre los que se encontraba Ángel Solano, cuarta generación de la familia que con tan solo un año vestía traje corto azul, a lomos de su yegua Shakira. El saber estar y alegría del pequeño han conquistado al público y el jurado le ha otorgado un premio de manos de la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo.

Tan solo se han presentado dos carruajes engalanados, a los que ha seguido la bendición de animales. En su mayoría, perros de todas las razas y tamaños. A sus seis meses, Tere, un cruce entre pincher y chihuahua, ha hecho las delicias de los más pequeños que aguardaban en las escaleras de la Iglesia la bendición con agua bendita de las mascotas. Su dueño, Mariano Carrión, ha venido desde El Albujón y no pensaba irse sin comer el popular pulpo a la cartagenera. Muchas opciones no tiene. En la plaza de la Iglesia solo queda el Bar Casablanca, que este año no ha sacado barras a la calle porque no han encontrado personal, y La despensa de María, en la calle Recoletos. Según el presidente de la Asociación de Vecinos, Fernando Gallego, los bares han esgrimido el encarecimiento del molusco para no apuntarse a esta tradición, que antaño llenaba las calles aledañas a la Iglesia de ambiente.

Algunos clientes se han quejado de la subida de los precios. «Por una tapa de pulpo y cinco cañas nos querían cobrar veinte euros. Nos ha parecido muy caro, y nos han rebajado cinco euros», dijo Fina García.

Las hermanas Claudia y Jimena Carrión se han quedado con las ganas de ver especies exóticas como años atrás. Más allá de los caballos y perros, un conejillo de indias y un canario.

Entre el público, han destacado las seis romeras de San Antón, ataviadas con el traje típico del Campo de Cartagena confeccionado por ellas. Este año, se han incorporado dos niñas, pero aún así la asociación con más de dos décadas de historia teme que la tradición se pierda.

María Iniesta es una de las vecinas de San Antón que ha insistido en la necesidad de invertir en el barrio. «Se viene abajo. Mira qué concurrencia de fiestas. Y eso que es el día grande».

Este domingo, día 22, a las 12.30 horas habrá una nueva bendición de los animales para todos aquellos que, por ser día laboral, no hayan podido asistir al día grande de San Antón. La asociación vecinal ha preparado, además, un concurso de paellas.

Tras la bendición de los animales, las autoridades municipales han asistido al vermú en el Casino de San Antón. Ya por la tarde, a partir de las seis horas, el patrón saldrá en procesión por la calles del barrio acompañado de sus fieles, que no pierden la esperanza de recuperar el esplendor de hace años.

Temas

• Mascotas
• Cartagena
• Fiestas populares
• Día de San Antón