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Chabolas en el barrio de Ilanivato (Madagascar). Acción Baobad

Baobab obra en Madagascar una casa con ordenadores y comedor

La ONG cartagenera construyó en 2010 el centro de día donde imparte talleres de costura e informática a más de cien niños

R. S.

CARTAGENA

Lunes, 22 de enero 2018, 09:03

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Los niños del barrio de Ilanivato (Madagascar) reciben con «un amor tremendo» a María Amparo Álvarez. Esta cartagenera de 67 años constituyó en 2010 la ONG Acción Baobab, que en el último lustro ha recibido 22.900 euros en aportaciones municipales. Gracias a esta ayuda, los voluntarios de la asociación construyeron ese mismo año la Casa de los Niños, un centro de día que atiende a 114 pequeños malgaches, de 2 a 14 años. Ahí reciben la formación básica antes de ser escolarizados, y diariamente se sirven desayunos y comidas. «Los niños proceden de familias con un nivel económico muy bajo», explica Álvarez.

Ella impulsó este proyecto a raíz de un viaje que hizo con su marido, en 2009. «Vi una situación que no estaba dispuesta a permitir. Los niños estaban en la calle, hambrientos y medio desnudos. Solo tienen para comer una vez al día, y viven en chabolas». La presidenta y fundadora traspasó la inmobiliaria en la que trabajaba y se puso en contacto con el misionero Julián Cadenas, residente en Madagascar desde hace 20 años y presidente del colectivo FAMI, con experiencia en el campo de la cooperación internacional. Entre ambas entidades rehabilitaron un local de Ilanivato, lo equiparon e hicieron «casa por casa», recuerda Álvarez, una selección entre los niños más necesitados.

En la Casa de los Niños se sirven actualmente desayunos y comidas para 114 pequeños, hay siete empleados a tiempo completo, tres voluntarios y un médico a media jornada. Además, en 2014 se habilitó un espacio para impartir talleres de costura, peluquería e informática, con los cuatro ordenadores que dio la Universidad Politécnica de Cartagena y las herramientas que subvencionaron el centenar de socios de Acción Baobad.

El último paso que han dado en la organización ha sido encontrar a diez familias, que se encargan de apadrinar a los niños malgaches. Con esa ayuda, sumada a la venta de lotería y calendarios solidarios, Acción Baobab da becas a los jóvenes del barrio para que puedan continuar sus estudios.

La cartagenera estuvo afincada en Madagascar durante cuatro años, hasta que sufrió un ictus y regresó a España. Ahora, con secuelas, mide más los viajes antes de subirse en un avión. «Espero regresar en unos meses y ver a Celine», una niña de 15 años a la que ayudó cuando tenía 7. «Pesaba 9 kilos y sufría malformaciones. Ahora ya está mucho mejor. Gracias a las subvenciones vamos avanzando», sonríe mientras muestra las fotografías que tiene con los niños.

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