«San Antón ya es mi país»

Cuando Alí Bekkaoui Boukhari llegó a San Antón, hace más de 20 años, «los vecinos de su calle le miraron con desconfianza, «pero a las dos semanas de levantarme pronto para ir a trabajar y tener una rutina normal sin molestar a nadie, fueron ellos los que vinieron a presentarse y ofrecerme su ayuda». Este marroquí de origen, ya nacionalizado español, fue la punta de lanza de una colonia extranjera que ha impulsado el barrio como el de más crecimiento en el padrón municipal en los últimos dos años. Casi cuatro de cada cinco nuevos vecinos (572 de 742, un 77%) tienen otras nacionalidades. Gracias a eso, el barrio tiene un 1,6% de habitantes más, según los datos oficiales de 2020.

La asociación de vecinos, en la que Bekkaoui Boukhari es vocal, trabaja codo con codo con Servicios Sociales del Ayuntamiento y con organizaciones como Cruz Roja y Cepaim. Su objetivo es reducir la barrera que el idioma y las costumbres diferentes supone para estas personas cuando llegan. «En su inmensa mayoría, vienen buscando trabajo y necesitan ayuda, porque la cosa está muy mal. Nosotros hacemos lo que podemos para buscarles comida, un alojamiento y que tengan más fácil conseguir un empleo, pero no es fácil», explicó, quien es padre de cinco hijos e intenta servir de ejemplo a quienes llegan como él lo hizo en el año 2000. «Cada vez hay más como yo, que tienen su negocio, su familia y su vida. San Antón ya es como si fuera mi país. Somos los principales interesados en que el barrio progrese», explicó.

Para Asensio Albaladejo, presidente de la Asociación de Vecinos «la llegada de los extranjeros es beneficiosa si trabajamos en su integración». «Es más, las bolsas de marginación que indudablemente tiene el barrio, vienen en muchos casos más de españoles que se resisten a socializarse que de los ciudadanos procedentes de otros países», añadió.

El aumento de la colonia de norteafricanos comenzó cuando el Ayuntamiento inició las demoliciones de casas en riesgo de ruina e infraviviendas en el Monte Sacro. También los desalojos en el entorno de la Plaza de la Merced hacia el Campus de la Muralla, ahora convertido en el Barrio Universitario. «Muchos de ellos buscaron refugio aquí», explicó Bekkaoui Boukhari. Pero no se pusieron los medios suficientes para incentivar su integración y «hubo también algunas ovejas negras, que de todo hay en estos casos» que, según el directivo de la asociación vecinal, hicieron que San Antón se ganara mala fama.

En los últimos años, el Ayuntamiento, las asociaciones de atención a inmigrantes y el colectivo vecinal lucha para revertir esa situación. «Y creo que poco a poco lo iremos consiguiendo, aunque la llegada de la pandemia lo ha parado todo», explicó Albaladejo.

Para ello, ha sido importante mantener un contacto estrecho en la mezquita que funciona legalmente en el barrio. «No hay por qué esconder el lugar de culto de los musulmanes; hay que normalizarlo», indicó Bekkaoui Boukhari, que ha creado además la Asociación Islámica de San Antón.

El impulso de la llegada de inmigrantes al crecimiento de la población censada también se nota en El Plan, con un elemento añadido. Esta demarcación, que incluye Los Dolores y la Barriada Hispanoamérica, tiene ahora 144 habitantes más que en 2018. Pero el aumento del número de extranjeros fue de 266. Es decir, su llegada evitó un descenso de la población, porque el número de españoles bajó en 122 personas.