Marina y Andrés Marchán, con un dibujo de la torre parroquial de La Aljorra al fondo. LV
El Tío del Saco

Andrés Marchán y Marina. El trovo en La Aljorra

José Sánchez Conesa

Domingo, 7 de diciembre 2025, 22:48

Nos reunimos en una sala del centro cívico de La Aljorra, justamente en el lugar donde todos los lunes se juntan los componentes de la ... asociación trovera Ángel Roca para sacar brillo al ingenio. Ellos son el presidente Parra, El Baranda, Fernando Buendía, de Cuevas de Reyllo, El Alcazareño, el guitarrista Juan Ros y el propio Marchán. En corro, platico con los troveros aljorreños Andrés Marchán Rosillo, de 72 años, y Marina Madrid García, de 14. Con nosotros Santi y Maribel, los padres de esta prometedora repentista.

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La muchacha frecuenta el grupo por invitación de Andrés, aprendiendo de todos ellos pero especialmente de El Baranda, el único con el que ha desarrollado controversias en los escenarios de Miranda, Balsapintada, Fuente Álamo y la barriada de Hispanoamérica. Fuera del escenario ha intercambiado versos con otros muchos. La localidad de Barranda también conoce sus coplas cantadas, repentizadas al momento por malagueñas y parrandas junto a las cuadrillas de El Calar de la Santa y Campo de San Juan (Moratalla). Cantando por murcianas pidió un refresco en un bar y se lo dieron gratis. El trovo abre puertas y le llegan ofertas, como la de la cuadrilla de Isla Plana, para cantar esta Navidad junto al guión titular que es El Baranda. Me cuentan que, contando Marina unos seis años, recibió el piropo trovero de Andrés en el escenario donde se encontraba como dama infantil de las fiestas. Una modalidad ideada por Ángel Roca consistente en subir a las tablas a las distintas cortes de honor, de todas las edades, para que los trovadores actuantes dediquen sus versos galantes a las bellas.

Andrés nació en el caserío de Los Nicolases, siendo su padre uno de aquellos segadores que marchaban a La Mancha con el fin de ganarse el sustento por dos meses. Su abuelo era un minero afectado por la silicosis, regentando la abuela una casa de comidas y alojamiento en las inmediaciones del Mercado Público de La Unión, hoy Catedral del Cante. Allí dormían en sus catres media docena de mineros y, en ese ambiente, leyó por primera vez un libro de trovos escrito por el mentado Ángel Roca.

Toda la vida le gustó este arte popular, aunque nunca tuvo tiempo de practicarlo por su dedicación profesional como conductor de pala excavadora, orientado a tareas diversas como la construcción de carreteras o labores en el puerto de Cartagena, primero trabajando para otros y luego con empresa propia. Se conformaba con asistir a sesiones versoras en las que brillaban con luz propia Roca y Repuntín. Su momento llegó cuando en la playa competía a versos durante horas con un trovero consolidado como era Antonio Sánchez Marín. En aquella primera escuela les dieron en alguna ocasión las cuatro de la madrugada. Fue El Palmesano quien lo invitó a pasarse por la sede de la asociación trovera José María Marín, practicando desde ese momento con el propio Palmesano, Sánchez Marín, Taxista y Baranda. Otra manifestación de la cultura tradicional que le reporta grandes satisfacciones es el mundo cuadrillero, tal y como pude constatar en un vídeo de YouTube correspondiente a la Navidad de 1993, en la que un feliz Andrés canta la Pascua con la agrupación aguilandera por los hogares del pueblo. Él conoció esa costumbre desde niño, justamente como le ocurrió a Marina, contando ésta solamente con dos años. Sus padres son su pilar. Santi con la bandurria y Maribel con las castañuelas. A Maribel se debe la enseñanza de los bailes regionales entre la juventud. Ese es otro rasgo que caracteriza al grupo aljorreño, el repertorio de baile, que no es frecuente en las cuadrillas del campo de Cartagena.

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Un grupo de gente muy joven

También han sido pioneros en la organización de encuentros de cuadrillas. Otra singularidad es una media de edad muy joven, tal y como han venido manteniendo en su última etapa de esplendor, entre los años 2000 y 2015, lo que les llevó a ganar el premio a la recuperación de tradiciones que les otorgó la asociación cultural Liga Rural del Campo de Cartagena. Así lo reflejé en otro artículo del Tío del Saco titulado 'La Aljorra, centro de tradiciones'.

Las generaciones se suceden y continúan transmitiendo nuestro gran patrimonio inmaterial

Marina memorizó estos versos que su padre compuso para ella mientras iban en coche hasta la plaza San Francisco y que cantó en el encuentro de cuadrillas en Cartagena: 'Soy una niña divina / y la guión más pequeña. / Un saludo de Marina / de la cuadrilla aljorreña'. Causó una oleada de aplausos y asombro, a partes iguales.

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A un ciclo de auge sucede otro decadente ocasionado en este colectivo precisamente por la juventud. Unos tuvieron que dejarlo por causa de sus estudios, búsquedas de empleo, traslados profesionales y la ausencia por este última causa de su trovero y líder, José Manuel Martínez Muñoz, padre de la trovera Isa. La Navidad pasada pusieron el primer peldaño del cambio de ciclo, pues Marina y sus padres, más la mentada Isa salieron cantando el aguilando por supermercados, farmacias y otros establecimientos de la población.

Despedimos la conexión con una quintilla de Andrés: 'Con bellos versos camina / versos que su mente suda / cualquier estrofa domina / por eso no tengo duda / del talento de Marina'. Marina celebra los pies forzados que Andrés le propone para desarrollar sus quintillas o décimas y en ésta nos lo cuenta: 'Mi mente en verso sueña / desde que aprendo de Marchán / que es del verso el Titán / de mi tierra, la aljorreña. / Aprendo desde pequeña / a pasos agigantados, / disfruto por todos lados / cuando Andrés me consiente / porque uno yo en mi mente / sus grandiosos pies forzados'. La vida es camino y la verdadera riqueza está en el viaje mismo, con sus experiencias, conocimiento y disfrute de cada instante. Venturoso camino para ambos.

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