El rector de la basílica, Emilio Sánchez, postrado de rodillas en la capilla de la Vera Cruz. JUAN F. ROBLES.
FIESTAS DE LA CRUZ 20

De la tristeza a la esperanza

Los Caballos del Vino no han corrido en la Cuesta del Castillo, pero el dolor por la suspensión de las fiestas se ha transformado en consuelo en el ritual de la ofrenda de la Bandeja de Flores a la Vera Cruz

juan f. robles.

CARAVACA DE LA CRUZ

Sábado, 2 de mayo 2020

Tristeza, por la suspensión, y alegría por cumplir 'a pies juntillas' las normas por el confinamiento. Ayer se vivió una jornada histórica en la Ciudad de la Cruz, no hubo carreras junto a la muralla del castillo, no hubo pasacalles de moros y cristianos, ni acompañamiento en las celebraciones de la Misa de Aparición ni para acompañar a la comitiva en el acto de entrega de la Bandeja de Flores. El festejo de los Caballos del Vino tuvo que vivirse en lo más íntimo de los corazones, en la soledad de unas calles vacías y con el llanto de los que no pudieron regresar a su tierra natal a participar de las fiestas junto a sus familias y a sus paisanos.

Publicidad

La Misa de Aparición se celebró en el interior de la parroquia de La Concepción, junto a la Capilla del Baño, donde tiene lugar desde hace años. El párroco, Juan Alfonso Breis, presidió la eucaristía que fue concelebrada por Alfonso Ortíz, que fuera vicario episcopal de la zona Caravaca – Mula. En el momento de proclamar el 'Gloria', el sacerdote se aproximó al altar para retirar el paño que cubría la réplica de la Cruz de Caravaca, en un gesto que recuerda el momento en el que la Sagrada Reliquia bajó de los cielos en manos de dos ángeles para que se pudiera celebrar la misa.

Al finalizar la eucaristía, en un coche policial, la Bandeja de Flores fue trasladada a la basílica de la Vera Cruz donde quedó depositada en el altar de la capilla donde se custodia y venera la Sagrada Reliquia. Los símbolos del alcalde, el bastón de mando y el collar con la insignia del Ayuntamiento, cubrían las flores. No hubo acompañamiento físico pero tanto el alcalde, José Francisco García, como la hermana mayor de la Cofradía de la Vera Cruz, Mari Carmen López, estuvieron más presentes que nunca. La oración del primer regidor caravaqueño no se proclamó por la megafonía pero su plegaria fue escuchada en los corazones de un pueblo que ansía y espera poder celebrar el próximo año la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y ¡las mejores fiestas de la Cruz de toda la historia!

El alcalde, José Francisco García, a través de un mensaje en redes sociales puso de manifiesto que «sabemos que el día más gozoso del año suena a repiques de campanas, estallidos de cohetes, pasodobles y alegre cascabeleo», añadiendo en este sentido que «en la plenitud de la primavera, surge un milagro llamado Dos de mayo». García incidió en las «emociones que están recogidas en la Bandeja de Flores, que desde hace siglos ofrece el alcalde a la Vera Cruz en representación de todo el pueblo». Sobre la situación actual, explicó que «esta bandeja en una silenciosa capilla de la Vera Cruz es hoy nuestro corazón encogido por la nostalgia y recoge las lágrimas que se vierten desde las casas de tantos caravaqueños, vivan donde vivan».

Este año la petición fue de manera muy especial por la salud de todos y por un futuro mejor, «teniendo presentes a quienes nos dejaron, pidiendo a la Santísima y Vera Cruz que siga protegiendo a todos sus hijos», concluyó el alcalde García.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad