La basílica de Caravaca reducirá la zona de aparcamiento para proteger el pavimento
Los vehículos podrán estacionar en un ámbito habilitado junto al punto de atención al peregrino; los trabajos finalizarán a finales de verano
El estacionamiento de los vehículos estará restringido a una zona de la explanada de la basílica de la Vera Cruz, en Caravaca. Hasta este ámbito, ubicado justo enfrente del acceso al interior del recinto amurallado, junto al punto de atención al peregrino, tendrá acceso el tráfico rodado. El resto de la explanada, frente al templo de la Vera Cruz, quedará exclusivamente para uso peatonal de los peregrinos que lleguen hasta la basílica. Así lo destacó ayer el alcalde caravaqueño, José Francisco García, durante la visita que realizó a las obras de pavimentación que se están llevando a cabo en la explanada.
La zona para estacionamiento será la situada en la parte izquierda de la explanada, que se revestirá con pavimento terrizo tipo Aripaq, manteniendo la integración con el paisaje natural. La limitación de la zona para aparcar a una área concreta busca, según apuntan desde el Ayuntamiento, preservar el nuevo pavimento que se está colocando en la explanada. El proyecto de pavimentación abarca una superficie total de 3.000 metros cuadrados. Para la mayor parte de la explanada se contempla el uso de tres tipos de piedra natural procedentes del entorno: piedra caliza caramiel, de canteras cercanas a Cañada de la Cruz (en el término de Nerpio), adoquines de piedra beige de Levante y pavimento empedrado de boliches.
Todas las superficies recibirán un tratamiento hidrófugo protector. El diseño presenta una disposición radial, con caminos que confluyen hacia la fachada de la basílica, facilitando el tránsito peatonal y mejorando la accesibilidad para todos los visitantes.
El Consistorio está avanzando en la ejecución de estos trabajos, una actuación integral que se espera que esté concluida para finales de verano y en la que se emplean exclusivamente materiales naturales de proximidad, colocados según la técnica tradicional manual. Los objetivos pasan por mejorar la accesibilidad, funcionalidad y estética del espacio, al tiempo que se pone una solución definitiva a los problemas de humedad, por filtración de agua, que durante años han afectado al conjunto monumental.