Cansados de luchar para nada
Los ridículos precios que percibe el agricultor de fruta de hueso Pablo Rodríguez le han empujado a saltar al asfalto para protestar
Pablo Rodríguez es uno de los más de 500 agricultores que ayer apoyaron las movilizaciones en la Vega Alta. Junto a sus hermanos, regenta ... una finca familiar situada en el paraje ciezano de Agua Amarga, cerca del límite con la vecina localidad de Calasparra. Se dedica al cultivo de fruta de hueso, especialmente melocotón, nectarina y paraguayo, empleando a más de cien personas en los momentos álgidos de la campaña de recolección. En el transcurso de la manifestación de este miércoles, recibió en su tractor a un equipo de LA VERDAD durante una parte del trayecto que le condujo desde la Venta del Olivo, donde comenzó la marcha, hasta la ciudad de Cieza.
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En ese rato de conversación, Pablo dejó fluir sus sentimientos más profundos y confesó, a pesar de su juventud, estar cansado. «Cansado de luchar, porque hacemos las cosas de maravilla, cultivamos genial, la floración es preciosa y fuimos prácticamente unos héroes durante la pandemia. Sin embargo nuestros productos nos los pagan a una octava parte de lo que valen, nos quieren dejar sin agua, se consiente la competencia desleal por parte de terceros países y nos criminalizan constantemente desde ciertos colectivos e incluso instituciones, diciéndonos que contaminamos y que maltratamos el medio ambiente».
Especialmente disgustado se mostró el joven cosechero en lo relacionado con los productos que llegan desde fuera de la Unión Europea. «Es deprimente que veas en grandes supermercados y cadenas de distribución frutas y hortalizas sin ningún control sanitario y que proceden de continentes que mantienen en condiciones de semiesclavitud a sus trabajadores». Por el contrario, «los Gobiernos, sobre todo el europeo, deciden mirar hacia otro lado mientras a nosotros nos exigen cada vez más para hacer cumplir sus condiciones medioambientales». Son cuestiones que «nos están conduciendo al abismo y a la desesperación, que nos están llevando a endeudarnos hasta los ojos y que, si nadie con fuerza lo remedia pronto, nos va a llevar a la desaparición», añade.
Y si hablamos de agua, la indignación de Pablo González es aún mayor. Porque, como a la mayoría del común de los mortales, el joven agricultor tampoco entiende que «se desaprovechen las aguas de una riada dejando verter al mar y que, luego, se construyan complejos mecanismos [en referencia a las plantas desaladoras] para extraerla de nuevo». «Más que de sentido común, lo que estamos viviendo es el sentido de lo absurdo», enfatizó mientras hacía sonar el claxon de su tractor una y otra vez.
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Seis horas de marcha
Las organizaciones agrarias COAG y UPA cifraron la participación en Cieza y otros municipios de la Vega Alta del Segura ayer en unos 450 vehículos, entre tractores, camiones y furgonetas. Partieron de la Venta del Olivo poco después de las 9 de la mañana y llegaron a la ciudad de Cieza pasadas las tres de la tarde. La tractorada llegó a tener una longitud de cuatro kilómetros durante su paso por la autovía A-30, según confirmaron fuentes de la Guardia Civil.
Los manifestantes solo invadieron el carril derecho de la vía en sentido a Murcia, por lo que en ningún momento llegó a estar cortada al tráfico dicho vial. La marcha concluyó en el cruce de las avenidas Gran Vía y Camino de la estación de Cieza, junto a Mercadona, donde los convocantes leyeron un manifiesto en presencia de numerosos vecinos que acudieron a expresar su apoyo a los agricultores y ganaderos que participaron en la marcha reivindicativa.
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