Banderillas taurinas en la recámara
NEGOCIOS EN CUARENTENA ·
La suspensión del festival de la AECC y otros eventos en la plaza de toros obliga a parar al murciano José RíosEl obligado parón al que la expansión del coronavirus ha sometido al país ha dejados atrás numerosos espectáculos y eventos que con dificultad para aplazarse han tenido que suspender su celebración, entre ellos una cita especial en Murcia, como el festival taurino a beneficio de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), que el próximo domingo 29 tenía previsto reunir sobre el ruedo de La Condomina a toreros destacados como Ponce, El Fandi y Cayetano, además del murciano Pepín Liria, el rejoneador Diego Ventura y el alumno de la Escuela de Tauromaquia de la Región Borja de Noé.
Pero la cancelación no solo ha privado de paseíllo a los toreros y de una importante partida económica a la AECC, también ha parado en seco la actividad de quienes, tras los focos, contribuyen con diversos cometidos a que el evento se desarrolle. Es el caso de José Ríos (Monteagudo, 1969). Asiduo a la plaza de toros desde niño -por entonces, cuenta, se colaba en el coso para ver los toros- Ríos, más conocido por 'El Molejo', amontona en su casa más de un centenar de banderillas taurinas, una veintena las había preparado para esta edición del festival contra el cáncer, y ahora, dice, tendrá que guardarlas «para la feria de septiembre». El número de palitroques cuya venta ha perdido no es significativo -por ellos habría ingresado unos 80 euros, calcula-, pero el hecho de que no haya dado comienzo la temporada taurina y que la plaza haya suspendido toda su actividad, sí que le afecta.
Dedicado a la elaboración de banderillas desde hace 15 años, tarea que aprendió de un amigo al que acompañaba siempre a la plaza, Ríos distribuye sus palitroques fundamentalmente entre particulares y varias tiendas, una de ellas en Madrid; así como entre algunos toreros de la Región, que recurren a él para adquirir sus garapullos, como también se conoce a estos útiles taurinos.
«De momento voy a darme de baja como autónomo, a la espera de que esto pase rápido y pueda trabajar»
Reconoce Ríos que apenas tarda «unos cinco minutos» en hacer un par de banderillas. El arpón lo adquiere en tiendas especializadas y él se encarga únicamente del revestimiento. Antes lo hacía a mano: «Compraba el papel de seda e iba cortando tiras de colores que luego pegaba. Ahora adquiero el papel ya cortado en boas y solo tengo que montarlo. Es mucho más rápido».
La venta de banderillas es «un complemento» a su actividad principal. Ríos es el responsable de la colocar la publicidad de la plaza de toros. Y por esta tarea, que ya no puede realizar, sí ha visto mermada su cuenta de ingresos. Solo para el festival del cáncer, afirma, ya había repartido «300 carteles de los grandes, unos 400 de un metros y 3.500 de escaparates en las tiendas». También había distribuido ya, añade, «30.000 folletos de mano que aproveché para repartir cuando bajaron a la Virgen [de la Fuensanta, en Murcia, a principios de este mes]». Toda esta publicidad, señala, «la he tenido que quitar», y por ella solo cobrará «los gastos», unos 1.500 euros, estima Ríos, frente a los «entre 3.000 o 4.000» que se habría podido embolsar, dice.
«Ahora ya no sé cuándo volverá todo a la normalidad, porque creo que esto va para largo. No solo se han suspendido los eventos taurinos, también los musicales. Chayanne ya ha dicho que no va a venir [su actuación estaba prevista para el 24 de abril] y los conciertos programados para mayo habrá que ver si se celebran», opina Ríos, encargado igualmente de la publicidad de estas citas. «De momento &ndashdice&ndash voy a darme de baja como autónomo, a la espera de que esto pase rápido y pueda volver a trabajar, que creo que no, porque 15 días no van a ser».
Otra infección
Casado, y con una niña de once años. Ríos sigue, no obstante, haciendo banderillas. «Me entretiene», afirma. Hace poco más de un mes y medio la salud le dio un vuelco. Se infectó por neumococo «y estuve al borde de la muerte. No daban un duro por mí, por eso este nuevo virus no me asusta. Me produce respeto, porque aún estoy convaleciente, pero el que yo he pasado es mucho más duro», reseña Ríos, que no sabe cómo pudo infectarse entonces: «Llevaba unos días raro, pero fue de repente. Estaba en mi casa y me empecé a encontrar mal, me puse el termómetro y tenía 39 y pico de fiebre. Me duché y me bajó un poco, pero unas horas después comencé a sentirme peor y llamé a la ambulancia. Tardó 45 minutos en venir y creo que si llega a tardar cinco minutos más no lo cuento. Me estabilizaron y estuve ingresado en el hospital cerca de veinte días». Ahora pasa este periodo de cuarentena en familia, aunque, dice risueño, «cada uno en una habitación viendo la tele, así no nos peleamos».