Así afrontan la nueva PAU los alumnos: «Tenemos la vida en pausa hasta que acabemos»
Más de 7.700 estudiantes estrenan desde el martes el formato de las Pruebas de Acceso a la Universidad. Seis alumnos murcianos cuentan cómo viven las últimas horas antes de enfrentar la Selectividad, que este año cumple medio siglo como filtro a la educación superior
No ha pasado un solo día del curso sin que en el instituto, en casa, con los amigos... alguien les recordara que en junio tendrían ... que enfrentarse a la Prueba de Acceso a la Universidad. El día ha llegado. Los 7.774 bachilleres murcianos que desde el próximo martes se medirán en los exámenes de acceso a la Universidad estrenan nuevo formato de pruebas, y lo encaran con la misma inquietud y expectación que ha acompañado en ese rito iniciático hacia la madurez a cincuenta generaciones de españoles.
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Desde que se implantó en 1975 con el objetivo de medir en condiciones de igualdad los conocimientos todos los estudiantes, independientemente de su centro de procedencia, la Selectividad ha experimentado múltiples reformas y cambios de nombre, pero su función esencial se ha mantenido: ordenar el acceso a las titulaciones universitarias con límite de plazas en función del mérito académico. «Tenemos un sistema mixto que ha funcionado bastante bien; que trata de corregir las desviaciones que puedan registrarse en los centros de procedencia», explica Sonia Madrid, vicerrectora de Estudios de la UMU y presidenta de la comisión organizadora de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) en la Región, quien está convencida de que los cambios que se aplican este curso no supondrán grandes alteraciones.
Los nuevos formatos, sin caer en el dramatismo ni sobredimensionar los ajustes, introducen en cualquier caso una vuelta de tuerca de dificultad. Los estudiantes tienen que estudiar todo el temario, después de cinco convocatorias con una opcionalidad elevada que les permitía dejarse casi la mitad. Los ejercicios reducen este año drásticamente el elevado índice de optatividad que se implantó con la pandemia, y que en los últimos cursos ha permitido a los estudiantes sacar la nota máxima sin necesidad de estudiar buena parte del temario. Ese mayor nivel de opcionalidad se ha aplicado desde 2020, en principio para compensar a los estudiantes de las dificultades sobrevenidas por las restricciones sanitarias.
Cargada de novedades, la nueva PAU planteará desde el martes un único modelo de examen en cada asignatura, en lugar de dos como hasta ahora, y la prueba incluirá entre un 20% y un 25% de preguntas de carácter competencial, formuladas con el objetivo de que el alumno aplique la aprendido. En el camino hacia unas pruebas de acceso cada vez más homogéneas en toda España que se alcanzará el próximo curso, se aplican medidas unitarias como el tratamiento de faltas de ortografía, que descontará hasta un 10%; así como otras cuestiones formales susceptibles de penalización. Además, también se homogeneiza la posibilidad de examinarse de cualquier idioma extranjero cursado en la fase general.
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Con la aplicación de la versión modificada de los exámenes, que los estudiantes y sus docentes no conocieron hasta bien entrado octubre, es previsible que las notas de corte que se requieren para entrar en los grados más demandados empiecen, después de varios años al alza, a bajar. La 'inflación' de calificaciones arrastra desde 2017, pero fue con la pandemia, en 2020, cuando se desbocó. La escalada se mantuvo en la última convocatoria, la de 2024, con subidas destacadas en algunas materias clave, como Inglés y Matemáticas aplicadas. El ascenso artificial de las calificaciones, general en toda España, se ha mantenido más allá de los repuntes puntuales de la pandemia, cuando se relajaron las exigencias para compensar las dificultades por la suspensión de las clases presenciales.
Las calificaciones
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Fase General. Obligatoria para obtener el acceso a la Universidad. Consta de cuatro exámenes que se corresponden con tres de las cuatro materias comunes de 2º de Bachillerato (dentro de ellas se elige una de las lenguas extranjeras), y se ha de optar además entre Historia de España e Historia de la Filosofía) y la específica escogida para la prueba de la modalidad cursada. La nota de la Fase General (NFG) es la media de las calificaciones obtenidas en las cuatro materias de las que se haya examinado, expresada con tres decimales (no se exige un mínimo en ninguna materia). Si la NFG alcanza los 4 puntos se calculará la nota de acceso a la universidad (NAcceso) ponderando un 40% la nota de la FG y un 60% la Nota Media de Bachillerato (NMB). Se superará la Fase General de la PAU (y se obtendrá por tanto el requisito de acceso) cuando el resultado de esta ponderación sea de al menos 5 puntos.
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Fase voluntaria Permite mejorar la calificación (desde el 10 hasta el 14 como máximo) de los bachilleres y de los Técnico Superior de FP realizando hasta tres exámenes de las materias específicas de modalidad y optativas de segundo curso, además de un segundo idioma. Cada examen se califica entre 0 y 10 puntos. La nota solo se tiene en cuenta para la admisión a un grado si es de 5 o más puntos y si la materia está ponderada en ese grado y universidad. Cuando se dan estas condiciones, las notas se multiplican por el factor de ponderación establecido en cada universidad para cada grado, resultando la nota de admisión (NAdmisión) que puede incrementar hasta en 4 puntos la de acceso.
La corrección a la baja esperable para este año no supondrá en realidad un quebranto para la mayoría de los estudiantes: si descienden todas las notas medias, bajan a la par las notas de corte, que se establecen con la calificación del último estudiante que accedió a cada grado el curso anterior. «Al final el efecto, si lo hay, será marginal», defiende Sonia Madrid. Sin embargo, en ese escenario hay que contar con la competencia que pueden ejercer los estudiantes que realizaron los exámenes el pasado año, con el modelo pandemia, no lograron plaza en el grado que querían, y quieren intentarlo de nuevo este curso. Quienes se presentaron a la Selectividad en los años 2023 y 2024, cuando el formato era mucho más sencillo, pueden pedir este año plaza en los grados con las notas que obtuvieron entonces sin realizar ningún examen más.
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«Juegan con cierta ventaja, y puede suponer una ventaja competitiva en grados muy disputados, como los sanitarios», comenta la presidenta de la Asociación de Directivos de Educación Secundaria (Ades), Isabel Saturno.
El foco se centra en la PAU, pero en realidad la calificación de los estudiantes llega más determinada por la nota media de Bachillerato, que pesa un 60% en la final. Esa variable de la ecuación ha experimentado una clara tendencia al alza en la Región, con la tasa de alumnos que lograron entre 9 y 10 de media en 2023 (el último año que se calibró) más alta de toda España, un 28,2% al que solo se acercan las comunidades de Canarias y Extremadura.
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El Observatorio del Sistema Universitario, que elaboró un análisis sobre las notas de acceso a los campus españoles, destacó entre sus conclusiones que las calificaciones medias son además más altas en los colegios concertados. Según las cifras del estudio, en la Región, esa diferencia es muy notable: los alumnos de los centros públicos que llegan al 9 y al 10 son el 25%, mientras que los de los concertados que alcanzan esas calificaciones son más de un tercio, el 34,7%. Y ahí es donde las pruebas de acceso ejercen ese efecto corrector: los estudiantes de la concertada que sacaron sobresaliente en Selectividad no pasaron del 5,4%; los de la pública con sobresaliente en las pruebas de acceso fueron el 5,3%, similar porcentaje que los llegados de la concertada, quienes, sin embargo, les sacaron seis puntos durante el curso.
Los alumnos que se enfrentan a la PAU
Khadija Kamrach Bencharki quiere estudiar Medicina / IES Príncipe de Asturias, Lorca
«Me centro en mi esfuerzo y no pienso en factores negativos»
Khadija Kamrach Bencharkieget se ha esforzado muchísimo en Bachillerato hasta alcanzar la Mención de Honor en todas las materias. En la PAU va a por nota, quiere estudiar Medicina en la Universidad de Murcia, y aunque sabe que la competencia es dura -el corte está en un 13,227 sobre 14- centra su esfuerzo en actuar sobre los elementos a su alcance: «Esfuerzo y organización. Yo intento no pensar en los factores negativos y centrarme en mi trabajo», cuenta tranquila después de muchos meses de preparación. En el IES Príncipe de Asturias de Lorca, a donde sigue acudiendo estos días para practicar con modelos de exámenes, ha encontrado todo el estímulo para armar sus objetivo, que ha reforzado con clases de apoyo en la academia Media Luna. Y en casa, donde sus padres, trabajador agrícola y ama de casa, la animan en el esfuerzo.
Leonardo González quiere estudiar Ingeniería Industrial / Colegio Maristas, Murcia
«Nos toca estrenar modelo de exámenes; eso lo hace más difícil»
Llevan todo el curso recordándole que este año se examina de las Pruebas de Acceso a la Universidad, pero ha conseguido mantener la calma y centrarse en el estudio. «Llevamos todo el curso oyéndolo, y ya llega». Leonardo González, futuro estudiante de Ingeniería Industrial, ha sorteado bien la presión, y se acerca al día de las pruebas relativamente tranquilo y sin demasiado estrés. «Nos toca estrenar modelo, y eso lo hace un poco más difícil porque hay que estudiar todo el temario, pero estamos mentalizados desde principio de curso», dice tranquilo en un descanso en la Academia Alba, donde asiste a un curso intensivo para preparar los exámenes que le ayuda a organizar su tiempo con más eficacia.
Ángela Ruiz quiere estudiar el Grado en Educación Primaria / IES Jiménez de la Espada, Cartagena
«Estamos presionados, pero llevamos buen nivel»
Como sus compañeros del Jiménez de la Espada de Cartagena, Ángela Ruiz ya ha probado las aplicaciones que calculan la media que tienes que sacar en cada examen para entrar en el grado escogido, en su caso, Educación Primaria. «Estamos muy presionados con esas cosas, pero creo que llevamos buen nivel. No tengo claro si me dará la media para entrar en la pública, sigo estudiando», cuenta Ángela, quien se ha organizado un horario de estudio por materias.
Laura Marín Rubio quiere estudiar Odontología en la Complutense de Madrid / IES Alfonso X El Sabio, Murcia
«El formato es nuevo, pero al final es lo mismo»
A Laura Marín Rubio el cambio de formato en los modelos de examen de la PAU le inquieta lo justo. «Cambia, pero en el fondo es lo mismo. Si bajan las notas, bajarán también las de corte», calcula. Llega a las pruebas de acceso con los deberes hechos: un 9,9 de media en Bachillerato que le facilita la entrada en el Grado en Odontología, que quiere estudiar en la Universidad Complutense de Madrid.
Javier Requena quiere estudiar Ingeniería Mecánica / Colegio Jesús María, Murcia
«Tenemos la vida en pausa hasta que acabemos»
«Relajado, en principio sin mucha presión», Javier Requena ha optado por apuntarse a una academia para preparar las pruebas de acceso con un poco más de método y orden. «Te ayudan a organizarte y a planificar, me viene bien», admite el alumno del colegio Jesús María, quien confía en lograr la media necesaria para matricularse en el grado de Ingeniería Mecánica. A la vuelta de la esquina, las vacaciones: «Ahora tenemos la vida detenida hasta que acabemos».
Sofía Nicolás quiere estudiar Enfermería / Colegio Maristas, Murcia
«Nos jugamos mucho en un solo día»
Está haciendo un esfuerzo extra estos días para subir su media y lograr una plaza en Enfermería, con una nota de corte en la Universidad de Murcia superior al 12 sobre 14. «En principio no me da, pero estoy estudiando mucho para aumentar las opciones». Si Sofía Nicolás no alcanza la nota de corte, baraja estudiar en otra comunidad o universidad. Inquieta con el hecho de que «nos juguemos tanto en un solo día», confía en que las últimas jornadas de esfuerzo den fruto.
Las diferencias entre comunidades son también acusadas, una heterogeneidad que despierta suspicacias entre las autonomías que puntúan más bajo, ya que los estudiantes compiten con sus medias en el distrito único que componen todas las universidades españolas. El pasado curso, la calificación media en la Región quedó en un 7,43, entre las más altas de España, con un 7,03 de promedio, según los datos del Ministerio. La tasa de aprobados fue del 96,2% en la Comunidad, unas centésimas por debajo de la nacional.
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La PAU del próximo año -la de este 2025 es de transición- tratará de minimizar esas diferencias, con estructura y criterios de corrección casi idénticos para todo el país, según la propuesta de las universidades, que ahora deben valorar las comunidades.
En la Academia Alba, donde 750 estudiantes han realizado en las últimas semanas cursos intensivos de preparación para la PAU, asisten a diario a la «tensión» con la que viven los adolescentes la prueba. «Tenemos hasta talleres de relajación. Hay muchos nervios, y es normal, las notas de corte están altísimas», apunta Arturo Bullejos, director del centro, que lleva más de dos décadas preparando las pruebas.
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